Indígenas triquis de la comunidad de Tierra Blanca, Copala, en Oaxaca, se encuentran sitiados en su propia comunidad, de la que nadie puede entrar ni salir ante los ataques perpetrados día a día, desde el domingo pasado, por sujetos que portan armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Se vive el mismo miedo y ataque que cuando trató de entrar la caravana humanitaria en 2010, narran.
El 27 de abril de ese año, un grupo de paramilitares emboscaron una caravana de paz que pretendía entrar al municipio autónomo de San Juan Copala. Minutos antes de llegar al lugar, los disparos de AK-47 o cuerno de chivo asesinaron Alberta Cariño Trujillo, directora del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), y Jiry Jaakkola, observador de derechos humanos de origen finlandés, hirieron a más de una decena de personas y dos periodistas de este semanario permanecieron desaparecidos durante 3 días, huyendo de los ataques.
Hoy, en Tierra Blanca hay personas heridas que no pueden salir de la mixteca oaxaqueña y permanecen graves, a punto de la muerte: Pedro Velasco González, Aida Martínez y Janet Cruz. Un hombre en estado de descomposición que no puede ser enterrado. Dos muertos, una de ellas: María Juana Hernández. Miedo, zozobra e incertidumbre entre mujeres, niños y ancianos.