Para evitar dar vueltas de un hospital a otro buscando lugar o tener una ambulancia estacionada horas en una institución de salud esperando la recepción de un paciente grave, servicios de emergencias han optado por no sacar a las personas afectadas por COVID-19 de su domicilio si un centro hospitalario no les asegura que tiene espacio para recibirlo.
En los primeros días de diciembre, cuando empezó el pico de la segunda ola de contagios de COVID-19 en varios estados del país, entre ellos la Zona Metropolitana del Valle de México, los paramédicos de la Cruz Roja iban de un hospital a otro buscando lugar para los pacientes o estaban detenidos durante horas afuera de uno con el paciente grave que requería soporte de oxígeno y podía caer en shock en cualquier momento.