“Presidente, si me permite una segunda pregunta, en la última semana han ocurrido dos asesinatos de periodistas aquí en México: ocurrió hace días el de José Luis Gamboa, fue apuñalado en Veracruz, y también ayer el de Margarito [Martínez] Esquivel en Tijuana.
“Yo le quiero preguntar, Presidente, por qué considera o cuál es, desde su punto de vista, por qué siguen siendo o seguimos siendo tan vulnerables las y los periodistas aquí en México, qué garantías también va a dar su gobierno para que podamos, todo el gremio, continuar con el ejercicio de la libertad de prensa.
“Y también preguntarle si no considera que las críticas que se hacen desde un foro tan relevante como es la conferencia ‘mañanera’ aumentan los riesgos para el gremio periodístico”.
El cuestionamiento es válido en un clima hostil para el periodismo en México, y apropiado en una conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador, como lo fue la del martes 18 de enero de 2022, justo un día después que en Tijuana asesinaran al fotoperiodista Margarito Martínez Esquivel a balazos.
En medio de un gravemente innegable contexto de inseguridad y violencia que vive el país, con un promedio anual durante los últimos tres años, de más de 30 mil ejecuciones, inmersos en una guerra entre impunes cárteles de la droga, la ciudadania, y por supuesto los periodistas que cubren estos terribles hechos, son cada vez más vulnerables.
Sin embargo, nada de eso es reconocido por el Presidente de la República, quien transitó de ser un señalador de la inseguridad, la violencia y la corrupción, a un Jefe de Estado omiso, indiferente de lo que sucede en México cuando se trata de esos tres fenómenos criminológicos.
Siempre tiene otros datos el Presidente López Obrador, para confrontar con la estadística de la violencia del Inegi, de alguna organización observadora de la inseguridad o de periodistas de investigación.
Las muertes de periodistas en lo que va de su sexenio no se han detenido, contenido ni investigado. Según la Secretaría de Gobernación, son 51 los periodistas a quienes se les han arrebatado la vida en tres años del sexenio lopezobradorista. En 25 de esos casos, por lo menos, la organización Artículo 19 ha documentado que el asesinato está relacionado con la labor periodística. Que fue pues, un ataque a la libertad de expresión. Un acto para, con la muerte, censurar.
La respuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador a la pregunta en su conferencia del martes 18 de enero de 2022, no es motivadora, ni esperanzadora, ni proporciona indicios de que esté comprometido con acabar con este clima de inseguridad y violencia para todos. De entrada, ni siquiera tuvo la cortesía de mencionar a los periodistas asesinados por su nombre, dar las condolencias por la pérdida de la vida, o comprometerse a la búsqueda de la justicia.
Se defendió, que su discurso contra la prensa no vulnera a la misma:
“Ah, no, esto último no, esa es una especulación, yo diría que incorrecta, o sea, no tiene nada que ver. Si analizamos caso por caso, no hay ninguna relación”.
En términos de los asesinatos de periodistas, dos en menos de una semana, relegó el tema a su gabinete de seguridad, a engrosar la estadística de homicidios de personas sin nombre, sin referencias personales; dijo: “Pasado mañana, que es el informe sobre seguridad, se van a hablar sobre estos casos, o sea, sobre los móviles, sobre el por qué estos asesinatos”.
Para después continuar con su ya recurrente discurso de “no ser iguales” a “los de antes”, aunque la situación en México, de inseguridad, violencia, corrupción e impunidad, sí sea la misma a la de antes. Señaló el Presidente para justificarse:
“Ahora, al contrario, hay dos cosas distintas: Una, que no se persigue a nadie desde el Estado, como era antes, y ojalá y eso lo acepten. Y lo otro que nos hace diferentes es que no se permite la impunidad. Pasado mañana vamos a hablar de ese tema”.
Y después, lo increíble: utilizar el asesinato de los periodistas para victimizarse: “Nuestros adversarios pues aprovechan todo para atacarnos, pero en realidad en el fondo no es que sinceramente les preocupe, como nos debe de preocupar a todos, el que pierdan la vida seres humanos, ellos lo que buscan siempre es sacar provecho hasta del dolor humano, siempre y cuando sea para afectarnos, porque son muy deshonestos”.
¿Quién ataca al Presidente López Obrador por el asesinato de periodistas? ¿Quién lo hace víctima de la inseguridad que priva en México? Realmente no se ha visto a ninguno de sus “adversarios” políticos referir que el homicidio de periodistas sea un acto atribuible al Presidente, lo que sí se ha escuchado y leído, son las voces de periodistas que exigen justicia, como en el pasado se le exigió a Ernesto Zedillo, a Vicente Fox, a Felipe Calderón o a Enrique Peña Nieto, por mencionar a algunos de sus antecesores.
Pero así como el Presidente asegura que sus “adversarios” aprovechan para atacarlo, él mismo toma cualquier tema o fenómeno criminológico, como es el caso del asesinato de los periodistas, para hacerse la víctima ideológica. Así continuó en su matutina del 18 de enero:
“Si tenemos diferencias políticas, ideológicas, en ese plano, en ese terreno, tenemos que dirimir nuestras diferencias, no utilizar cosas que tienen que ver con el dolor, con la desdicha de otras personas, no actuar como zopilotes, para decirlo con toda claridad”.
Para después justificar que los ataques en su contra, quién sabe cuáles, son por la “transformación” que encabeza: “Estamos en un proceso de transformación. Están muy molestos algunos, sobre todo los de la élite, los de arriba, no todos, pero la molestia no es de los pobres, no es de la mayoría, la molestia es de la cúpula que vivía colmada de atenciones y de privilegios, y que medraba y que oprimía y que se robaba el dinero del pueblo, ellos son los que están inconformes, porque hacían jugosos negocios al amparo del poder público, sus voceros, los intelectuales alcahuetes y algunos también que, aunque parezca increíble, les gusta la corrupción”.
Increíble la respuesta y la posición de un primer mandatario que siempre encuentra la forma de victimizarse, de decirse agredido por “adversarios” para justificar cualquier problema que afecte a los mexicanos y evitar solucionarlo. Increíble que López Obrador siga en la trinchera de la oposición y no termine de asumir su responsabilidad como Jefe de Estado.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.
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