También lo conminó a fortalecer el marco jurídico en lugar de debilitarlo más.
"Nos preocupa que no exista una Manifestación de Impacto Ambiental lo cual, además de incurrir en un acto ilegal, está dando paso a daños irreversibles en el ecosistema. Esta ruta, tal como está planteada, fragmentará, deforestará, defaunará, contaminará y pondrá en riesgo aún más a la selva, a los ríos y a las comunidades”, alertó.
Y reprochó: “los proyectos de infraestructura, desarrollo económico y turísticos no deben derivar de la destrucción de la naturaleza ni de la violación a los derechos humanos”.
A su vez, Tania Ramírez, de Siempre Unidas, colectivo de mujeres del municipio de Solidaridad, reclamó que “este es un proyecto que se nos ha impuesto y que no pedimos, ya que la consulta pública no cumplió con el proceso de consulta indígena mandatado por leyes internacionales”.
Advirtieron que entre las potenciales afectaciones medioambientales y los daños irreversibles de la obra, la construcción de infraestructura ferroviaria encima de terreno kárstico, poroso y de poco espesor es altamente riesgosa y puede derivar en inminentes colapsos, además de contaminar de manera irremediable el acuífero debido a la perforación para la instalación de pilotes y otras estructuras.
Además, el tramo pasará sobre varios sistemas de cuevas y ríos subterráneos, entre los cuales se encuentra el sistema Dos Ojos-Sac Actun, que es un sistema complejo que pudiera llegar a tener hasta mil km y que aloja restos humanos, faunísticos y cerca de 200 sitios arqueológicos.
“Esta intervención generará un desequilibrio ecológico irreversible que pone en peligro a especies que en ellas habitan, entre las que destacan dos especies de peces ciegos que se encuentran en peligro de extinción de acuerdo a la NOM-0595”, dijeron.
Y, en este contexto, señalaron que el mar Caribe comienza en las cuevas y en sus cuencas de captación, por lo que “todo lo que le suceda a los sistemas subterráneos de Quintana Roo, impactará directamente al mar Caribe”.
Añadieron que el impacto será negativo también en la flora y fauna que habita la selva y que alberga a 114 especies de mamíferos terrestres, algunas con categoría de riesgo, entre ellas el jaguar, y que dependen directamente de las cuevas y cenotes para su refugio y abastecimiento.
De igual manera, la deforestación de decenas de kilómetros y cientos de miles de árboles dificultará la captación de agua hacia el manto freático, será otra de las consecuencias del proyecto.
Destacaron que hay alternativas para el desarrollo “sin destruir el hogar de miles de especies nativas: turismo responsable con el medio ambiente, alternativas de movilidad como un tren ligero en vías existentes y estudios de manifestación de impacto ambiental son necesarios para fortalecer a la región y cuidar la biodiversidad mexicana”.
Recordaron que la biodiversidad y el agua son los recursos más importantes que posee el país, “y por ello, espacios como la Península de Yucatán deben preservarse reconociendo los saberes de los pueblos originarios quienes han sido custodios de los territorios, de la riqueza natural y cultural de México”.
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