En su tercer día en Mexicali, la Brigada Internacional de Búsqueda recorrió sin parar las calles del centro de la ciudad y rastreó bajo el sol ardiente la zona desértica que se extiende desde el cerro Centinela hasta el muro fronterizo con Estados Unidos.
Además de buscar a sus seres queridos, las familias se acuerpan en un esfuerzo colectivo. Unidas en la misma esperanza, escalan dunas en grupo siguiendo las trayectorias de personas migrantes no identificadas y tapizan las paredes de la ciudad con las imágenes de sus desaparecidos. Algunas de las madres ya encontraron a sus hijos, pero no quieren dejar de buscar junto a sus hermanas.
En la mañana, un grupo siguió atentamente la proyección de fotos de las personas reclusas en la cárcel de Mexicali sin derecho a recibir visitas. Aunque se ha hecho repetidas veces la exigencia de ingresar a los centros penitenciarios para poder hablar con la población privada de su libertad, hasta ahora no se les ha permitido el acceso. Sin embargo, las familias reiteraron su inconformidad y la falta de apoyo brindado por las instituciones: «¡No queremos ver sus fotos, no queremos leer sus nombres, queremos verlos cara a cara, hablar con ellos, y que nos digan si saben de nuestros hijos!», comenta una madre, en la noche, frente a la gobernadora de Baja California.
Al llegar al albergue, la gobernadora fue recibida con un mismo grito: «¡¿Dónde están, dónde están?! ¡¿Nuestros hijos, dónde están?!» Y «¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!». Sosteniendo las lonas y carteles con los rostros de sus seres queridos, las familias expusieron una serie de quejas a la gobernadora. Expresaron su dolor, su inconformidad y sus vivencias. Juntas, unidas en un mismo sentimiento, denunciaron las trabas que el Estado les pone en la búsqueda.
Señalaron que al ir a la fiscalía no se les levanta una carpeta de investigación, se les deja solas durante sus búsquedas y se pierden o destruyen las pruebas. Incluso se les ha cobrado por sacar los cuerpos de sus hijos de las fosas comunes, las cuales son generadas por el mismo Estado, aseguraron. Añadieron que, además, el gobierno de Baja California les cobra a los familiares por mover los cuerpos que se han colocado sobre el de su familiar.
«No tenemos que pedir ni dar las gracias, porque es su trabajo», comentan ante la indolencia con que son tratadas las familias: «¡Ustedes deben trabajar para las familias, no nosotros con ustedes!».
Otra madre exige información sobre el paradero de todas las personas en situación de calle que han sido desplazadas con el pretexto de implementar una limpieza social hace unos meses por orden de la misma gobernadora.
Finalmente, ante la violencia ineludible de la frontera, todas juntas exponen su preocupación por las personas extranjeras que se encuentran en tránsito.»¿Qué pasa con todos los migrantes que están terminando en las fosas comunes?», cuestionan.
La Primera Brigada Internacional de Búsqueda inició el pasado 16 de febrero y concluirá este 4 de marzo. Las brigadas son el resultado de la incansable esperanza de las y los familiares, de su trabajo, su unidad y su fuerza, a pesar de las trabas con las que el Estado obstaculiza las búsquedas.
AUTOR: AGUSTINA LIBERA.
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