El domingo 6 de marzo un grupo de medioambientalistas y vecinos de Playa del Carmen, uno de los centros turísticos más importantes de la entidad, se reunió en el tramo deforestado durante la semana pasada -alrededor de doce hectáreas iniciales, de acuerdo a Moce Yax Cuxtla- donde fueron talados miles de árboles para abrir el paso al Tren Maya. La acción se realizó en el contexto de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien sobrevoló la península de Yucatán para supervisar el avance de las obras, asegurando que quedará concluida en diciembre de 2023.
Un enorme SOS fue trazado con piedras y ramas sobre la selva deforestada a la altura del kilómetro cuatro, justo atrás del Hotel Marsella, con el fin de que el presidente lo viera en su paso desde el helicóptero que lo trasportó. Ante las protestas por la tala y la falta del Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), el presidente publicó en sus redes sociales que sus “adversarios, con el apoyo de pseudoambientalistas y sus voceros, han montado una campaña en contra del Tren Maya, pero esta es nuestra versión”.
Con pancartas y cantos, los manifestantes denunciaron el “ecocidio” y llamaron al presidente a detener los daños ambientales y cambiar la ruta del tren. “#noesprogresoesecocidio #NoAlTrenMaya”, fueron algunas de las consignas que se escribieron en pancartas durante la actividad en la que participaron activistas y familias completas, quienes plantearon el inicio de acciones legales para denunciar la tala ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Fiscalía General de la República “en virtud de que se están cometiendo delitos de orden ambiental de competencia federal”.
AUTOR: GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ.
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