Durante la protesta, los periodistas locales portaron listones negros en el puño izquierdo «como símbolo de la ausencia de las vidas de aquellas personas defensoras de derechos humanos y periodistas asesinadas, aquellas que los gobiernos municipales, estatales y federales no han podido sostener ni proteger», explicaron.
Señalaron que desde el inicio del sexenio hasta la fecha, al menos 33 periodistas y más de 94 activistas han sido asesinados en México, y que tan sólo en los tres primeros meses del 2022 ocho comunicadores perdieron la vida por ejercer su profesión.
«Sostenemos que estas estadísticas que van al alza son el resultado de la impunidad que prevalece en cada uno de estos homicidios, alentados por la criminalización, denostación y discursos de odio que frecuentemente y a la ligera el presidente pronuncia en la conferencia matutina, conocida como “La Mañanera”, en contra de los, les y las periodistas, discurso que lamentablemente se replica por parte de diversas autoridades municipales y estatales», señalaron en un pronunciamiento.
Con sus puños en alto, los periodistas nombraron a sus colegas asesinados en Morelos y exigieron un alto a la simulación de las autoridades para atender la problemática de inseguridad y violencia contra la prensa.
Finalmente, ante el posible cambio de la ley federal a «Ley General de Prevención y Protección ante Agravios a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas», los comunicadores exigieron que no se delegue la mayor responsabilidad a las autoridades estatales ni a los mecanismos locales, ya que, explicaron, «en la mayoría de los casos significaría poner nuestra seguridad en manos de nuestros violentadores».
Comunicado:
Estamos aquí hoy 24 de marzo de 2022, sosteniendo listones negros en el puño izquierdo, como símbolo de la ausencia de las vidas de aquellas personas defensoras de derechos humanos y periodistas asesinadas, aquellas que los gobiernos municipales, estatales y federales no han podido sostener ni proteger.
Estamos a poco más de la mitad de un sexenio que inició con una esperanza generalizada de transformar la terrible realidad sangrienta que llevábamos años viviendo, pero no ha cambiado. De acuerdo a las estadísticas, el sexenio encabezado por Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en uno de los más violentos para quienes ejercemos la defensa de los derechos humanos y el periodismo en México.
Del inicio de la Administración actual y hasta octubre de 2021, según cifras documentadas por el Comité Cerezo México, se han asesinado en diferentes estados de nuestro país a 94 activistas.
Sabemos que en los meses posteriores se han sumado más, como en el caso de nuestra Entidad en la que Rodrigo Morales, activista ambientalista y Alejandro García Zagal “El Chepe”, activista social, fueron asesinados, a finales del año pasado, en Cuernavaca.
En enero del presente año, la defensora de víctimas Ana Luisa Garduño quien inició su activismo hace 9 años a raíz del feminicidio de su joven hija Ana Karen asesinada en Temixco, fue asesinada en el mismo municipio.
En este sexenio en Morelos, también se ha incrementado significativamente la violencia. Recientemente circuló en redes sociales una publicación que señalaba que, si la violencia continuaba así, se debería de cambiar el slogan de “Morelos, Anfitrión del Mundo” por “Morelos, anfiteatro del mundo”. Esto da cuenta de la vorágine violenta en la que vivimos.
El más reciente golpe para este sector a nivel nacional, ocurrió el pasado sábado, cuando Rivera Reyes, activista y defensora de los derechos de las comunidades indígenas, fue asesinada en Tijuana.
Para las personas comunicadoras y periodistas, la situación no es muy diferente. De acuerdo a la ONU, ejercer el periodismo en este país, es una profesión de alto riesgo.
Desde que tomó protesta el actual presidente a la fecha, se han perpetrado 33 asesinatos contra personas periodistas, según ha documentado la organización Artículo 19.
En Morelos, son dos comunicadores a quienes les arrebataron la vida: Samir Flores Soberanes, comunicador comunitario y defensor del territorio; y Manuel González Reyes, administrador de un medio digital.
En lo que va del año a nivel nacional, es decir, en menos de tres meses, las voces de siete compañeros y una compañera fueron vilmente silenciadas. Con digna rabia, les mencionamos:
– José Luis Gamboa Arenas 10 de enero Veracruz.
– Margarito Martínez Esquivel 17 de enero Tijuana.
– Lourdes Maldonado López 23 de enero Tijuana.
– Roberto Toledo Barrera 31 de enero Zitácuaro, Michoacán.
– Heber López Vásquez 10 de febrero Salina Cruz, Oaxaca.
-Jorge Camero Zazueta 25 de febrero Empalme, Sonora
-Juan Carlos Muñiz 4 de marzo Fresnillo, Zacatecas.
-Armando Linares 15 de marzo Zitácuaro, Michoacán.
En ninguno de estos casos se ha logrado el esclarecimiento al 100 por 100, así como tampoco en ninguno de los asesinatos que los anteceden.
Sostenemos que estas estadísticas que van al alza, son el resultado de la impunidad que prevalece en cada uno de estos homicidios, alentados por la criminalización, denostación y discursos de odio que frecuentemente y a la ligera, el presidente pronuncia en la conferencia matutina, conocida como “La Mañanera” en contra de los, les y las periodistas, discurso que lamentablemente se replica por parte de diversas autoridades municipales y estatales.
Condenamos, por supuesto los homicidios: máxima expresión de violencia y puntualizamos que éstas también se ejercen de manera sistémica en las narrativas cotidianas, en la invisibilización de los aportes de la sociedad civil organizada y en el uso indiscriminado de los medios públicos y privados para fines propagandísticos.
Por otro lado, ante el posible cambio de la ley federal a “Ley General de Prevención y Protección ante Agravios a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas” exigimos que NO SE DELEGUE la mayor responsabilidad a las autoridades estatales ni a los mecanismos locales, ya que, en la mayoría de los casos significaría poner nuestra seguridad en manos de nuestros violentadores.
Si bien en Morelos ya contamos con el Mecanismo de protección, no debemos olvidar que la Instalación se realizó en un contexto de presión por parte de instancias federales, así como las voces insistentes de activistas y periodistas que habían sido constantemente ignoradas. No es un acto de voluntad política ni por interés genuino para proteger nuestras vidas. Basta de simulación.
Hoy, quienes estamos aquí presentes con estos listones negros en el puño izquierdo unimos nuestras voces que reclaman “Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición” y para decir que no nos cansaremos de gritar:
¡No se mata la verdad, matando periodistas!
¡No se mata la exigencia de justicia, asesinando activistas!
¡Que el Estado garantice el ejercicio de la Libertad de expresión, la seguridad y la justicia para las personas defensoras de derechos humanos y periodistas!
Rodrigo Morales ¡NO DEBIÓ MORIR!
Alejandro García Zagal ¡NO DEBIÓ MORIR!
Ana Luisa Garduño ¡NO DEBIÓ MORIR!
Patricia Rivera Reyes ¡NO DEBIÓ MORIR!
Samir Flores Soberanes ¡NO DEBIÓ MORIR!
Manuel González Reyes ¡NO DEBIÓ MORIR!
José Luis Gamboa Arenas ¡NO DEBIÓ MORIR!
Margarito Martínez Esquivel ¡NO DEBIÓ MORIR!
Lourdes Maldonado López ¡NO DEBIÓ MORIR!
Roberto Toledo Barrera ¡NO DEBIÓ MORIR!
Heber López Vásquez ¡NO DEBIÓ MORIR!
Jorge Camero Zazueta ¡NO DEBIÓ MORIR!
Juan Carlos Muñiz ¡NO DEBIÓ MORIR!
Armando Linares ¡NO DEBIÓ MORIR!
¡NI UNA MÁS NI UNA MÁS, NI UNA PERIODISTA MÁS!!
¡NI UNO MÁS NI UNO MÁS, NI UN PERIODISTA MÁS!!
¡NI UNA MÁS NI UNA MÁS, NI UNA ACTIVISTA MÁS!
¡NI UNO MÁS NI UNO MÁS, NI UN ACTIVISTA MÁS!
AUTOR: REDACCIÓN.
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