En enero pasado, Proceso documentó que este terreno, colindante con el aeropuerto de Cancún, estuvo vinculado en la trama de sociedades offshore que Salinas Pliego utilizó para controlar acciones de Grupo Fertinal, que Pemex compró a sobreprecio durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Este semanario indicó que, en 2009, una empresa llamada Surmaq había comprado 300 hectáreas de estos terrenos por cerca de 20 millones de dólares, un precio promedio de 43 mil 300 dólares por hectárea; el Fonatur compró 189 hectáreas de los mismos terrenos a un precio promedio de 307 mil 772 dólares por hectárea, es decir, siete veces más que el monto original.
Al menos en junio 2018, Surmaq era representada por José Luis Riera Kinkel, director general de finanzas corporativas de Grupo Salinas, y Alejandro Ramírez Sánchez, quien tuvo poderes legales en Fertinal, según un acta del fideicomiso que administraba el terreno vendido a Fonatur, en poder de Proceso.
En una nota publicada hoy, Reforma no solo confirmó que el Fonatur compró el terreno a un precio inflado: también reveló que el 19 de abril de 2021, el arquitecto José Antonio López Aguado Isaías estimó el valor del predio en 407 millones 783 mil pesos.
El Fonatur y Banco Azteca firmaron un contrato promesa el 6 de mayo del mismo año –para construir un centro logístico para el Tren Maya--, y acto seguido el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacional (INDAABIN) realizó su propia valuación del terreno, en mil 150 millones de pesos, es decir, cerca de 57 millones de dólares.
En su nota, Reforma recordó que el pasado 18 de enero, el Fonatur reservó por cinco años toda la información las escrituras de la compra de los terrenos a Banco Azteca.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: MATHIEU TOURLIERE.
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