Desde 2007, cuando el programa de Escuelas de Tiempo Completo se puso en marcha como prueba piloto en 441 escuelas del país, la primaria Ernesto Corona Amador ubicada en Guadalajara, Jalisco, había sido beneficiada de forma ininterrumpida hasta el año pasado que el Gobierno Federal decidió eliminarlo.
Ante el enojo y frustración de que los alumnos no pudieran seguir con sus clases extendidas y servicio de alimentación, padres de familia se organizaron para asumir el costo y mantener el programa. No todos pueden solventarlo, a veces se retrasan, pero entre toda la comunidad han logrado mantenerlo.
La iniciativa inició en esta escuela a través de un modelo que contempla una cuota fija de 150 pesos semanales por estudiante con lo que se paga el servicio de comedor y se cubre el pago a los docentes que aceptaron participar y dar clases hasta las 16:00 horas. En chats de maestros y padres de familia la voz se corrió y actualmente son nueve escuelas en Jalisco quienes han implementado esta estrategia en beneficio de 2 mil 190 alumnos.
“Me tocaste lo más delicado, no me tocaste el bolsillo, me tocaste a mi niño. Autoridad, usa tu cabeza, no me importa qué nombre le pongas al programa. Si la moda política dice que hoy es ‘Bienestar’, pónle ‘Bienestar de los niños’, pero dame los recursos que ocupo, apóyame con los recursos que ya estaban establecidos porque estás haciendo un daño económico a los padres de estas comunidades fuetísimo”, comentó Sergio Daniel García padre de una alumna que cursa el sexto grado en esta escuela.
En entrevista, el hombre explicó que desde años atrás -y conforme a las reglas de operación del programa- en su plantel, al igual que otros, se hacía una cooperación de 30-50 pesos porque las Escuelas de Tiempo Completo no recibían la totalidad de recursos e insumos que se requerían para preparar los alimentos de los estudiantes ya que esto dependía de la zona en la que se ubicará el plantel y las necesidades que cada uno de ellos tuviera.
Era un apoyo que se daba cuando era necesario y que la comunidad asumió de acuerdo a sus posibilidades, pero tras la desaparición del programa y aunque son nueve las escuelas que mantienen los beneficios, no siempre las familias tienen los recursos necesarios para cada semana solventar el gasto.
“Nosotros siempre hemos participado pero ahorita nos lo hacen ver como ‘si ustedes quieren, pues cooperen’, y sí, lo estamos haciendo pero que no se vaya a malinterpretar que nosotros cooperamos y que digan ‘síganle, ya agarraron el caminito, síganle’, eso sería gravísimo”, agregó el padre de familia.
Anteriormente, por ejemplo, este plantel recibía -como parte del programa Escuelas de Tiempo Completo, una dotación de productos no perecederos y los padres aportaban cantidades mínimas para comprar otros insumos. En el caso de escuelas beneficiadas y ubicadas en comunidades de alta marginación recibían permanentemente productos perecederos y no perecederos para garantizar la alimentación de los estudiantes.
“No es solo voluntad de padres y maestros”
Flavio Mendoza, director de la primaria Ernesto Corona Amador, en Guadalajara, Jalisco, explica que ya desde el 2019 tenía temor de que el programa de Escuelas de Tiempo Completo pudiera desaparecer porque, contrario a lo que mandata la Ley General de Educación de que año con año los planteles beneficiados del programa debían tener un incremento presupuestal, esto no se estaba cumpliendo y al contrario, en 2020 hubo una disminución del 50% al pasar de 10 mil 189 a 5 mil 100 millones de pesos.
Sin embargo, ya en 2021, cuando se decidió que el programa se sumaría a la estrategia La Escuela es Nuestra que tiene como objetivo la intervención física de los planteles escolares, y en 2022 ya no se le asignó ni un peso a las Escuelas de Tiempo Completo, tuvo la certeza de que lo desaparecerían por lo que era necesario actuar y hacerle saber a las autoridades el daño que ocasionarían al eliminar el programa que, asegura, había traído resultados positivos a los estudiantes. “Es uno de los programas de mayor éxito en los últimos 40 años del sistema educativo”, sostuvo.
Unas de sus primeras acciones fue, previo al inicio del ciclo escolar 2021-2022, hacer una manifestación en Casa Jalisco, donde despacha el Gobernador Enrique Alfaro, para exigir respuestas y opciones a fin de que las escuelas continuaran con los beneficios del programa. Resultado de la movilización se instaló una mesa de negociación.
“Comenzamos las gestiones desde la Secretaría de Educación de Jalisco para que no movieran la plantilla docente y después tener la posibilidad desde el día 1 de este ciclo escolar (trabajar) bajo la modalidad de autosuficiencia apegado a la norma todavía existente. Aquí solo nueve escuelas tuvimos esa capacidad, ¿por qué?, porque no es solamente voluntad de los padres y maestros el sostenerlas, sino de la propia condición económica de las comunidades escolares”, subraya el docente con 14 años de experiencia.
Con el apoyo de 150 pesos a la semana se entregan alimentos calientes y balanceados a través de un programa nutricional con el que cuentan los planteles y que son preparados por dos cocineras, miembros de la comunidad y que son mamás o abuelas de niños que estudiaron en esta escuela, y se dan apoyos a los maestros “que hacen un esfuerzo para que la esperanza de tiempo completo siga”, subraya el director.
Todo ello se hace dentro de los planteles escolares que, al ser beneficiados desde años anteriores del extinto programa, cuentan con estufas industriales, bodega de almacenamiento, refrigeradores, congeladores, molinos, cazuelas y material de cocina diverso.
Cuando se enteraron de la desaparición de las Escuelas de Tiempo Completo, comparte la maestra María Eugenia Pérez Díaz, directora de la primaria María C. Reyes y Reyes, los padres de familia reaccionaron con enojo, preocupación y tristeza tanto por la desaparición como por la opción de ellos cooperar para, en la medida de lo posible, continuar con el programa, “porque también tenemos familias que tristemente no pueden solventar el gasto, sin embargo, de alguna manera los estamos apoyando. Yo no me quedé con los brazos cruzados”, dijo la docente.
“Para los padres de familia es una garantía que sus hijos estén resguardados, estén haciendo actividades que van a fortalecer ahora sí que todas sus áreas académicas y sobre todo que lleven una alimentación balanceada”, explica.
A fin de reducir los gastos y hacer rendir de la mejor manera el dinero que aportan los padres de familia, el director Flavio Mendoza, por ejemplo, se ofreció para todos los domingos acudir al mercado de abasto de Guadalajara que, aunque está un poco más retirado de la escuela, ofrece mejores precios, además de que algunos de los proveedores que se han enterado de la labor que hacen para brindar alimentos a los estudiantes, les ofrecen buenos descuentos.
“Al desaparecer el programa nos quitan ese sustento, pero nosotros ya estábamos disciplinados a la participación semanal de 50 pesos, aunque ahorita subsistimos con 150 pesos semanales por cada niño y eso los aportamos los papás. Como en todo, hay quienes se retrasan tantito y pagan dos semanas juntas, y nosotros cooperamos”, explica Sergio Daniel, padre de familia.
“El director, muy amablemente, se va a buscar los mejores precios al mercado de abastos porque tenemos que dar el ejemplo de que no solo es ‘échame la lana y yo me la gasto’, no, también cuidamos la economía paterna porque la mayoría de los papás que estamos ahí somos papás trabajadores”.
Las nueve escuelas que, con apoyo de padres de familia y docentes, intentan mantener el mayor tiempo posible el tiempo completo se ubican: 4 en Zapopan, 4 en Guadalajara y 1 en Tonalá.
“Son las que sobreviven ofreciendo este servicio principalmente por la decisión firme de los directores de enfrentar al Estado, y no me refiero solo al gobierno de Jalisco, sino a la Federación al fundamentarnos en la ley”, sostiene Mendoza.
¿Entrega directa de apoyos?
El 23 de marzo, y luego del rechazo generado tras la decisión del Gobierno Federal de desaparecer el programa de las Escuelas de Tiempo Completo que beneficiaba a 3.6 millones de estudiantes de 27 mil escuelas públicas en todo el país, la SEP informó que por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, los beneficios del programa se mantendrían y que “los apoyos de alimentación y horario ampliado se entregarán de manera directa a las madres, padres de familia, alumnas y alumnos de centros de educación básica para evitar la participación de intermediarios y/o prácticas irregulares”.
A la fecha no se han dado a conocer las reglas de operación para la entrega de los apoyos, sin embargo, docentes y padres de familia coincidieron en que este mecanismo no sería el indicado.
Por ejemplo, cuestionaron cómo se pagaría la nómina a los profesores.
“Si a los papás les llega (el recurso) en una tarjeta del bienestar nosotros no tenemos problema porque habrá de poner una parte el gobierno como se estaba haciendo en los años anteriores y la otra parte los padres. Al final de cuentas los padres tendrán esa tarjeta y darán el aporte al comité nuevamente, pero de dónde se va a pagar el sueldo de los maestros. Los papás van a decirle ‘maestro, ¿cuánto me cobra?’, y entonces caeríamos hasta en una contradicción porque este gobierno quitó el outsourcing y ahora resulta que los padres recibirán el dinero para pagarle a los maestros”, opinó el profesor Flavio Mendoza.
Además, explicó, tras la noticia de la desaparición del programa la atención se centró en los beneficios de alimentos y jornada ampliada que tenían los estudiantes, pero recordó que las Escuelas de Tiempo Completo también recibían un apoyo anual de 90 mil pesos con lo que se compraban principalmente los materiales didácticos de los distintos talleres que se implementan anualmente.
“Si te dan el dinero no hay transparencia, eso es clientelismo político. Le están diciendo a la gente lo que quiere oír, no lo que debe ser y la gente lo puede malinterpretar”, opinó el padre de familia, Sergio Daniel García.
Recordó, por ejemplo, la forma en la que se maneja el dinero de los presupuestos participativos para la mejora de las colonias. Es un recurso que ejercen los vecinos quienes deciden en qué se ocupará pero ellos no reciben directamente el dinero, sino que más bien tienen la obligación de conformar una contraloría ciudadana que vigile el correcto ejercicio de los recursos.
“Hay muchas formas, muchos mecanismos para que la escuela siga manejando su modelo de financiamiento para que no le cueste a la comunidad y siga siendo ejemplo de lo que es el aprovechamiento de un programa educativo que está establecido por la SEP”, agregó.
Tanto maestros como padres de familia aseguraron que mientras puedan continuarán apoyando para mantener las Escuelas de Tiempo Completo en beneficio de los estudiantes, pero urgieron al Gobierno Federal, específicamente a la SEP, que se pronuncie y regrese los recursos del programa porque, si bien es cierto los padres han logrado mantenerlo desde el inicio del ciclo escolar 2021-2022 no es su responsabilidad, sino del Estado garantizar la continuidad de esta política pública en beneficio de los estudiantes.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: DALILA SARABIA.
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