jueves, 19 de mayo de 2022

Hasta 7 jaguares mueren atropellados cada año en Calakmul; obras y deforestación amenazan a esta especie

La deforestación impulsada por las obras de diversa índole, a la que próximamente se sumarán también los trabajos del Tren Maya, han afectado la seguridad de esta especie en peligro de extinción.

Cada año, hasta siete jaguares pierden la vida atropellados en la Reserva de la Biósfera Calakmul.

La deforestación impulsada por las obras de diversa índole en los últimos años en la zona, a la que próximamente se sumarán también los trabajos del Tren Maya, han afectado la seguridad de esta especie en peligro de extinción.

Así lo revelan datos y estimaciones de activistas, expertos en ecología de carreteras y representantes de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), quienes advierten que el balance de felinos fallecidos es conservador debido a la cifra negra de jaguares atropellados y que no son reportados.

Además reiteraron que hay carencia de registros oficiales puntuales.

En la Península de Yucatán habitan al menos 2 mil 800 jaguares, de acuerdo con el último censo de 2018; sin embargo, el jaguar y otras especies vieron afectados sus corredores biológicos por la deforestación que se hizo para la construcción de la carretera federal 186 —que va de Escárcega, Campeche, a Chetumal, Quintana Roo—, así como el desarrollo de infraestructura eléctrica y la producción agropecuaria, explicaron las fuentes consultadas. 

Tan solo en la Reserva de la Biósfera de Calakmul, estos proyectos han provocado el desmonte de mil hectáreas cada año, según datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

Este medio buscó un posicionamiento oficial de la Profepa y de las oficinas centrales de la CONANP sobre el atropellamiento de jaguares y los responsables, pero hasta ahora no ha habido respuesta.

“Llevo trabajando en la Península de Yucatán desde el 2000, antes había reportes de tres jaguares atropellados al año, pero ahora tenemos más reportes, por ejemplo, en la carretera de Calakmul tenemos al menos cinco reportes al año, incluso hasta siete”, dijo Heliot Zarza Villanueva, integrante de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, y uno de los autores del Censo Nacional sobre el Jaguar (Cenjaguar). 

Carlos Coutiño Cal y Mayor, subdirector de la Reserva de la Biósfera Calakmul de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, explicó que no tienen una estadística concreta de jaguares atropellados, pero que esta situación es muy recurrente.

Animal Político realizó una revisión de los reportes de atropellamientos de jaguares en la zona de Calakmul por parte de la Profepa, CONANP, activistas, estudios científicos, la plataforma Registro de Fauna atropellada en carreteras Mexicanas y reportes periodísticos, pero cada fuente maneja datos distintos, entre dos y siete incidentes promedio al año, desde 2016 a la fecha.

La variación de estas cifras tiene una explicación: que no todos los atropellamientos de jaguares son denunciados o atendidos, pese a que es un delito con una pena que va de uno a nueve años de prisión, según el artículo 420 del Código Penal Federal.

Expertos consultados por este medio coincidieron que los pobladores son quienes principalmente reportan los cadáveres —normalmente abandonados en las cunetas de las carreteras—, pero a veces no lo hacen o solo se quedan en reportes de redes sociales.

A esto se suma que los representantes de autoridades ambientales o de la reserva están rebasados, al tener poco personal para las 723 mil hectáreas de la Reserva de la Biósfera de Calakmul. 

“No tienen la capacidad, no tienen el tiempo, no tienen recursos ni para gasolina”, dijo en entrevista Mirna Manteca, bióloga y experta en ecología de carreteras.

“Para hacer estos registros, el conductor se tiene que bajar, ponerse en riesgo y pues avisar que atropelló a un animal y no lo va hacer. Por otra parte, la ciudadanía a veces no lo reporta porque hay un desconocimiento”.

Heliot Zarza Villanueva, experto en conservación de mamíferos silvestres, explicó que es común que los pobladores de la zona solo hagan el reporte por WhatsApp, pero finalmente quien debe confirmar y realizar un expediente es el personal de la Profepa, algún guardaparques, representantes de la reserva o funcionarios de la CONANP, pero, al final, todo dependerá si hay personal disponible para atender el reporte. 

Estos atropellamientos y la falta de información surgen a pesar de que existen diversos proyectos para la conservación y monitoreo del jaguar en la Península de Yucatán, realizados por el gobierno local y federal, así como organizaciones civiles y otros países.

La bióloga Mirna Manteca explicó que la mayoría de estos crímenes en contra del jaguar quedan en impunidad. 

“A veces no hay reportes, no hay investigación, pasa lo mismo con la  cacería ilegal de jaguar. Sabemos qué pasó, sabemos quién lo hizo, pero hay impunidad y no pasa nada en ningún momento. Y tenemos a los conductores que en carretera matan un jaguar, pero no lo va a reportar, a lo mejor no sabe que es un delito, pero aunque supiera, no lo va a hacer. Y esto habla de una falta de información por parte de la población y los tomadores de decisiones”, dijo la experta.

En la casa del jaguar… carreteras y Tren Maya

De acuerdo con datos de Fonatur, se está trabajando sobre el impacto ambiental y los pasos de fauna del tramo 7 del Tren Maya, por esa razón aún no está listo el trazo. Lo que se sabe es que tendrá una extensión de 287 kilómetros e irá de Bacalar, en el estado de Quintana Roo, a Escárcega, en Campeche.

Es decir, atravesará 100 kilómetros de la Reserva de la Biósfera de Calakmul. El proyecto ferroviario contempla una franja de 40 metros de espacio alrededor de la vía; e incluso podría llegar a ser una franja perturbada —incluyendo desmonte— de 100 metros a lo ancho, contemplando carreteras y líneas de transmisión eléctricas ya existentes. 

La ficha técnica del Tren Maya refiere que este proyecto podría interrumpir los corredores biológicos naturales de especies que transitan de América Central a la península de Yucatán. Es decir, el hábitat del jaguar. 

Fonatur informó que el corredor mesoamericano del jaguar se ha visto perturbado desde el siglo pasado con la construcción de la carretera federal 186, donde en efecto se han reportado incidentes de atropellamiento. 

Heliot Zarza, de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, detalló que en esa carretera el sistema de fototrampas ha detectado que los jaguares y sus presas llegan ahí sin dificultad. 

“La carretera es ancha, no es una barrera física o infranqueable para los jaguares. Hay muchos estudios de fototrampeo; al sur y al norte de la carretera vemos flujo de jaguares. Sobre todo en la noche, hemos detectado que pasan los automovilistas,  los animales ven las luces y se quedan inmóviles; y ahí es cuando los atropellan; sabemos que es atropellamiento porque quedan en la cuneta de la carretera, el animal está completo, no le quitan su piel o no se trata de cacería”, detalló Zarza.

Carlos Coutiño Cal y Mayor, subdirector de la Reserva de la Biósfera Calakmul, explicó que los jaguares y otras especies migran principalmente cuando existe sequía en la selva. Cuando ya no hay cuerpos de agua disponibles migran hacia el sur, a Guatemala; y es en ese trayecto donde ocurren algunos atropellamientos.

Algunos de los expertos consultados por Animal Político advirtieron que el jaguar podría estar en mayor riesgo con el paso del Tren Maya, sobre todo si los pasos de fauna no se realizan con investigación, pues no es lo mismo un paso de fauna para un jaguar que para un mono, y muchas veces no se contempla los años que puede durar, pues quizá en décadas los corredores biológicos cambien.

“En proyectos grandes como el Tren Maya u otras carreteras, a veces se lanzan al aire cosas como que necesitan 100 pasos de fauna, y los vamos a poner aquí o aquí, porque así nos acomoda, o están los drenajes para el agua y vamos a aprovecharlos. Pero el proceso de identificar el paso de fauna es larguísimo. Se necesitan muchos datos y mucha investigación para saber dónde se tiene que poner, qué tipo de fauna vas a poner. Un paso de fauna para jaguar, no es el mismo para monos o especies más pequeñas. Hay mucha variabilidad en la infraestructura, en el diseño y muchas veces no se contempla tampoco el contexto de alrededor, si hay cercos o hay vías de tren, poblados o agricultura”, detalló la bióloga Mirna Manteca. 

La experta en ecología de carretera agregó que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes tiene manuales sobre cómo realizar un modelo de paso de fauna; sin embargo, criticó que casi no se aplica en ningún proyecto carretero en México. 

“Lamentablemente los proyectos carreteros o de infraestructura quieren que se hagan ya; y diseñar los pasos de fauna requiere mucho tiempo, porque ahora tenemos que sumar el cambio climático, donde nuestros paisajes están cambiando. Entonces no tenemos la seguridad que si yo pongo un paso de fauna en un lugar, en 50 años ya no funcione. Es otro componente que se tiene que analizar, pero es muy complicado. Los pasos de fauna funcionan si se hacen bien, si se planifican y se hacen con tiempo”, detalló Mirna Manteca.

Las otras amenazas

Carlos Coutiño Cal y Mayor, de la CONANP, informó que existen más amenazas para el jaguar, como la cacería ilegal. Por ejemplo, al norte de la Reserva de la Biósfera de Calakmul colindan productores ganaderos que han cazado jaguares porque no están conformes con los subsidios o indemnizaciones que se les otorga luego de que el felino atacó su ganado.

“Muchas veces el jaguar ataca una y otra vez, o hace una matazón (de ganado). En una ocasión hubo 37 borregos muertos, pero solo se comió uno. Entonces hay pérdidas considerables, el productor no ve respuestas por las instancias, entonces toma acciones por sus propias manos en contra de la fauna. Obviamente en las comunidades no van a avisar que ya mataron al jaguar, simplemente lo matan y no dicen nada”, dijo Coutiño.

Heliot Zarza Villanueva, integrante de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, informó que también existen cazadores furtivos, pero son en menor escala; sin embargo, la amenaza que está creciendo y depredando el hábitat del jaguar son traficantes de maderas preciosas, los cuales van armados.

“Tenemos cortadores ilegales y hay una mafia detrás de ellos. Buscan maderas como caoba, cedro y otras maderas tropicales que por su color y la forma son muy codiciadas. A la Reserva de la Biósfera de Calakmul ya entraron, son de la delincuencia organizada y salen con camiones (de madera). Nosotros damos parte a la Guardia Nacional, porque necesitamos a personas que puedan hacerles frente a estos delincuentes, porque van armados, porque saben que lo que están haciendo es muy ilegal”, detalló Zarza Villanueva. 

Hasta el momento tampoco existe una estadística completa de jaguares asesinados por estas actividades cercanas a la Reserva de la Biósfera de Calakmul.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: SERGIO RINCÓN.

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