Los cangrejos azules viven en madrigueras que excavan en la tierra para protegerse de depredadores, pero cuando en septiembre de 2018 las retroexcavadoras conocidas como mano de chango y los tractores de oruga entraron ilegalmente a su hábitat, una zona de manglar, para desmontar el terreno y construir la refinería Olmeca de Dos Bocas, los cangrejos quedaron sepultados.
“Fue un ecocidio”, dice Santana Osorio Pérez, un ambientalista dedicado a la conservación del cangrejo azul en Paraíso,Tabasco.
Hace 10 años, don Santana y su familia notaron que cada vez eran menos frecuentes las manchas azules de cangrejos que tapizaban las carreteras en sus corridas rumbo al mar. Se dieron cuenta de que estos animales, con los que habían convivido desde que eran niños, estaban amenazados por la captura desmedida para comercialización y consumo los 365 días del año. Y por las construcciones industriales, que están destruyendo su hábitat, la zona de manglar, donde cumplen su ciclo de reproducción.
En una reunión familiar, él y su sobrino Élder Osorio Santos decidieron dedicarse a la conservación de esta especie, constituirse en una sociedad cooperativa llamada “El inicio del triunfo” y crear el Santuario del Cangrejo Azul en 12 hectáreas de terreno en Puerto Ceiba. Hoy tienen 164 mil ejemplares. También se dedican al rescate del manglar.
A estos terrenos llegaron hace 40 años, cuando los indemnizaron porque sus tierras fueron expropiadas para construir el Puerto de Dos Bocas, operado por Pemex, que se encuentra a un lado de los terrenos donde se construye la nueva refinería Olmeca.
El pasado 1 de julio, en el cuarto aniversario de su triunfo electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró la primera fase de la refinería, que está sobre un cementerio de cangrejos. A dos años y 11 meses del inicio de las obras, está listo el complejo de oficinas administrativas, 17 plantas de proceso y 90 tanques de almacenamiento. Comenzó así el periodo de prueba de seis meses. La refinería comenzará a operar en 2023, según el gobierno.
La construcción de la refinería, sobre bosques de manglar, a orillas del Río Seco, cambió la ruta del cangrejo azul para cumplir su ciclo reproductivo, cuenta Élder. “El río los conecta al Golfo de México, cuando el cangrejo hace su migración para desovar en el mar. Ahorita con la refinería se modifica esa área y está teniendo un impacto en la población del cangrejo”.
Muchos cangrejos, igual que otras especies, emigraron hacia las comunidades cercanas y las colonias laterales a Dos Bocas, como la Lázaro Cárdenas, conocida como La Petrolera.
Las y los vecinos encontraron en sus patios todo tipo de animales: tigrillos, mapaches, culebras, tortugas y cangrejos, cuando comenzó la deforestación de la selva y la zona del manglar, un microhábitat de muchas especies, conocidos como pulmones del planeta porque tienen la capacidad de capturar grandes cantidades de dióxido de carbono.
“Había cangrejos aquí en la casa, aparecían cangrejitos. Tenemos unas iguanas que hicieron un nido y ya se reprodujeron aquí. Salen a tomar el sol”, cuenta Agustín López Buendía, vecino de la colonia La Petrolera, quien es delegado local de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2383 de la revista Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: NELDY SAN MARTÍN.
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