La Nueva Escuela Mexicana (NEM), el gran proyecto educativo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador –apuntalado con reformas constitucionales y con la creación de las universidades Benito Juárez, entre otras acciones–, es sólo una “gran simulación” y un “afán de carácter político” que no ha logrado ninguna mejora real en el sistema educativo del país, el cual más bien sufrió un retroceso de dos grados de estudio y una deserción escolar de más de 5 millones de alumnos, debido a la pandemia de covid-19.
Desde el arranque de la administración se anunció que la NEM acabaría por fin con la actual “educación neoliberal y colonialista” para dar paso a un modelo incluyente en el que participarían las “comunidades” del país, pues los “intereses populares” estarían por encima de cualquier otro. Pero todos estos planteamientos, a decir de los expertos, son hasta el momento sólo desplantes discursivos que no han aterrizado en nada concreto.
Gilberto Guevara Niebla, especialista en temas educativos y exsubsecretario de Educación Básica, señala que la NEM “se ha considerado como un afán de carácter político con el que se busca llenar el vacío de acciones propiamente educativas que ha caracterizado al gobierno de López Obrador”.
Gregorio Hernández Zamora, especialista en pedagogía e investigador de la UAM Xochimilco, asegura: “La llamada Nueva Escuela Mexicana es un proyecto que se ha quedado en el puro papel y en el discurso, pues no ha conseguido ningún cambio en el sistema educativo nacional y veo muy difícil que lo logre en lo que resta del sexenio. El fin principal de todo proyecto es mejorar el aprendizaje y la formación de los estudiantes, cosa que no ha ocurrido con este modelo educativo, pese a todo el ruido político y a que se le presente como muy revolucionario. No hay nada de eso. Es pura ficción, una gran simulación”.
–¿Qué condiciones se requieren para empezar a transformar realmente al sistema educativo?
–La condición fundamental es mejorar las condiciones de trabajo y la formación académica de los alrededor de 2 millones de maestros que hay en el país, en los tres niveles educativos. En la educación básica, que es donde principalmente se enfoca la Nueva Escuela Mexicana, hay cerca de millón y medio de maestros. Pero finalmente ningún proyecto dará resultados sin cambios en el magisterio… ¡ninguno!
Pese a la importancia de los maestros, agrega Hernández Zamora, el gobierno no los tomó en cuenta al momento de diseñar el modelo de la NEM y sus programas de estudio. “Esto se debe a que nuestro sistema educativo es profundamente vertical, sometido a los planteamientos que salen de la burocracia central”, afirma.
–¿Cómo surgió este nuevo modelo? ¿quiénes lo idearon?
–Desconozco los entretelones. Supongo que desde la campaña presidencial de López Obrador ya había planteamientos en ese sentido. Se hizo público a principios del sexenio. Ahora lo están impulsando las figuras públicas del sector educativo y cultural.
Guevara Niebla indica que “la Nueva Escuela Mexicana es una denominación incorporada a la Ley General de Educación por los legisladores de Morena en 2019”. Y en enero de este año, dice, la SEP “lanzó una proposición de cambio de planes de estudio bajo el membrete de NEM”.
Agrega: “Evidentemente este proyecto fue elaborado por expertos, académicos, investigadores en educación y es posible que su elaboración haya sido coordinada por el doctor Marx Arriaga, que es el protagonista más visible. Ignoro en qué medida el proyecto recoge las experiencias de las escuelas comunitarias del Consejo Nacional de Fomento Educativo”.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2390 de la revista Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: RODRIGO VERA.
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