“Mi hermana está en la casa y no se puede parar. Se golpea (con las manos) y el doctor dice que no tienen nada”. Alba, una mujer bajita y morena, describe así los síntomas que aún padece su hermana, luego de que hace una semana ella y otras decenas de estudiantes de la secundaria Juana de Asbaje, en Bochil, Chiapas, resultaran intoxicados.
Pese al tiempo transcurrido y a las pruebas practicadas hasta ahora, las autoridades locales aún no brindan respuestas claras sobre lo sucedido, mientras las familias de los jóvenes afectados exigen explicaciones y expresan preocupación.
Acerca de su hermana, Alba detalla: “Tiene dolor, le ponen diazepam por vía intravenosa, es lo único que la calma”.
Pero la joven no es la única que aún sufre malestares a una semana de la intoxicación. Lourdes, la madre de otro de los estudiantes afectados, cuenta que su hijo “sigue con taquicardia, dolor de cabeza, agitación, malestar estomacal, vómito y en dos ocasiones le sangró la nariz”.
Otra madre de familia cuenta a Animal Político que su hija “se torció” y se empezó a arañar, por lo que la familia la trasladó a un hospital del IMSS, donde únicamente le dieron un tranquilizante.
“Ya salió del hospital, pero ahorita que llegó la señora (una mujer cuya hija dio positivo a cocaína) me está diciendo que tienen los mismos síntomas”, señala.
El primer caso de intoxicación se dio a conocer el pasado viernes 7 de octubre. El IMSS reportó entonces que 57 adolescentes se habían visto afectados. Días después, se informó que tres de ellos se intoxicaron con cocaína y que las autoridades realizaban pruebas al resto.
Olaf Gómez Hernández, fiscal general de Chiapas, informó este jueves que en total hay 116 alumnos intoxicados en diferentes escuelas de los municipios de Bochil y Tapachula. El funcionario reconoció que aún no se sabe qué causó el problema y no hay línea de investigación.
Otro de los habitantes consultados cuenta que, a pesar que su sobrino está en casa y no en un hospital, no se la pasa bien. “Él dice que ahorita le duele mucho la cabeza, la espalda, el estómago y todavía tiembla como cuando tienes esa enfermedad de tic”, dice.
“Si no es cocaína, ¿entonces qué es?”
Liliana, una joven bajita, delgada y de cabello negro, señala que una psicóloga del hospital del IMSS dijo que su hermana que también resultó intoxicada padece una crisis de ansiedad. “Ella quedó con traumas, por eso no puede escuchar nada porque nuevamente su cuerpo empieza a alterarse”, expone.
“Cuando mi hermana recuerda ese día, dice que siente que su cabeza le da vueltas y vueltas, hay cosas que no se acuerda muy bien; por eso, la psicóloga dijo que no podía dar declaración porque no está en buen estado”.
En este contexto, los familiares de los menores denuncian que las autoridades no les dan explicación sobre por qué continúan estos síntomas y tampoco de qué fue lo que pasó.
En su búsqueda de respuestas, tres de las familias afectadas pudieron costear un examen toxicológico en un laboratorio particular y los resultados fueron positivos a cocaína.
A raíz de esto, la Fiscalía General de Chiapas realizó pruebas a dos de estos jóvenes y aseguró que sus resultados eran negativos. También hizo otras 54 pruebas, de las cuales 48 salieron negativas y seis positivas a benzodiacepina. El fiscal Gómez Hernández dijo que esto fue “posiblemente por los tratamientos que han recibido los adolescentes en los hospitales que los han atendido”.
Los padres de familia dudan de esa información, pues denuncian que las autoridades nunca les entregaron alguna evidencia de las pruebas.
Ante la incógnita que azota a Bochil, un municipio de más 37 mil habitantes ubicado al norte de Chiapas, dos madres propusieron solicitar pruebas sanguíneas a los jóvenes, pero en laboratorios privados ubicados fuera de la localidad.
Aseguran que los establecimientos clínicos de Bochil se han negado a atender sus casos. “Quizás los han intimidado”, dice una de ellas.
“Ni en el hospital saben qué hacer; si no es cocaína, ¿entonces qué es? Lo que queremos es un pueblo sin drogas”, afirma Lucía, otra mujer, quien lamenta que su hijo sigue muy débil y triste.
Autoridades realizan pruebas sin mostrar los resultados
La hermana de Liliana ha sido internada tres veces en el hospital del IMSS. Se le han hecho dos pruebas, una sanguínea y otra de orina. La primera fue un día después de haber ingresado al lugar, la siguiente fue al cuarto día de los hechos. Pero en ambos casos, afirma que no tiene evidencia del resultado.
El señor Luis dice que a su nieto las autoridades le hicieron por separado dos pruebas de orina tras ingresar al hospital, pero de ninguna le mostraron si dio positivo o negativo a drogas. A decir de los doctores, salió negativo.
A una semana de los hechos, Alicia, otra madre de familia, asegura que después de cinco días de la intoxicación llevó a su hijo a que le practicaran una prueba de detección de drogas en un laboratorio particular de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado. Ahí, el resultado fue positivo.
“Mientras —dice el señor Luis—, a mi nietecito que está en casa le damos dos veces al día jugo de limón y una Coca-Cola para que se vaya recuperando de las ganas de vomitar, que por ratos le dan, pues las autoridades no nos han dicho qué fue lo que pasó”.
Como él, decenas de madres, padres y familiares todavía esperan respuestas y sienten angustia por los malestares que aún padecen sus adolescentes.
El presidente Andrés Manuel López Obrador informó, este viernes, que mandó hacer una investigación “a fondo”, a cargo de la secretaría de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, sobre la intoxicación de estudiantes en Chiapas y que también se reunirá hoy con el gobernador del estado, Rutilio Escandón, porque aún no se tiene un diagnóstico de lo que sucedió.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MARIANA MORALES, SIBONEY FLORES.
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