Tras catear 10 inmuebles, se logró la detención de 10 integrantes de esta célula delictiva, entre ellos, su líder, Mario Francisco “N”, alias “El Diamante Negro”. También fueron asegurados siete inmuebles, droga, armas de fuego cortas y largas, cartuchos, mercancía robada como bloques y bobinas de hilo, fibra de vidrio textil, montacargas, camiones e inhibidores de señales.
Durante el informe mensual de Incidencia Delictiva, el jefe de la policía capitalina agregó que tres de los detenidos tienen una orden de aprehensión por el delito de asociación delictuosa.
La banda está vinculada con al menos tres robos en los últimos meses; entre ellos, el de 25 toneladas de carne en Tlalmanalco, el de mercancía de origen chino valuada en varios millones de pesos en Tepotzotlán y el de tres tráileres con cargamentos de hilos en Cuautitlán.
Los 10 cateos fueron realizados en inmuebles ubicados en las alcaldías Iztapalapa, Azcapotzalco, Gustavo A. Madero y Coyoacán, así como en los municipios Nezahualcóyotl y Jiutepec.
El "modus operandi"
Su "modus operandi" era que sus integrantes entraban a trabajar como empleados de las empresas dos o tres meses antes del robo. Así, les era fácil obtener información de la logística del traslado de la mercancía y la entrada de cargamentos de alto valor monetario. Además, cooptaban al personal de seguridad privada encargado del resguardo, a quienes pagaban para que los dejaran operar.
Los robos los hacían en tramos carreteros despoblados en la Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Querétaro, Puebla e Hidalgo, donde con violencia y armas de fuego de grueso calibre detenían a las unidades de carga y sometían a sus operadores.
La mercancía robada se la llevaban en tractocamiones propiedad de “El Diamante Negro”, mismos que eran de la empresa de logística y maniobra “Vishion”, que funcionaba como fachada de los delincuentes.
Luego, con “inhibidores” electrónicos evitaban el funcionamiento de los GPS y trasladaban la mercancía a bodegas en las alcaldías Iztapalapa y Azcapotzalco, así como en el municipio de Jiutepec, Morelos.
Para vender la mercancía, “El Diamante” ofrecía lo robado en grandes y pequeñas escalas a empresarios de su confianza por un pago muy por debajo de su valor.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: SARA PANTOJA.
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