En Michoacán, la violencia no solo queda documentada en los mil 927 homicidios dolosos registrados entre enero y septiembre —la cuarta cifra más alta entre las 32 entidades del país—, sino también en el hallazgo de fosas clandestinas con decenas de cuerpos.
A lo largo de este año, las autoridades han localizado 31 fosas con un total de 104 cuerpos, de acuerdo con datos de la Fiscalía General de Michoacán.
Del total de cadáveres exhumados, 92 corresponden a hombres, 10 a mujeres y de los otros dos aún no se ha podido determinar el sexo.
Según la fiscalía, 44 cuerpos ya fueron identificados y entregados a los familiares de las víctimas, pero 30 fueron enviados a resguardos temporales y el resto continúa en el área de Servicios Periciales. Es decir, más de la mitad permanece sin identificar.
El caso de Los Manguitos
El pozo Los Manguitos está ubicado a cerca de 10 kilómetros de la cabecera municipal de Aguililla y, desde hace 20 años, se ha convertido en un lugar de exterminio para grupos del crimen organizado.
Debido a su profundidad de más de 250 metros, su ancho y largo, es un punto al que los criminales recurren para abandonar cuerpos.
Tanto pobladores de Aguililla, un municipio de Tierra Caliente, como autoridades conocen lo que ocurre en ese sitio, donde se han localizado cadáveres de policías, habitantes de la zona e integrantes de grupos delictivos rivales.
La familia de una adolescente de 15 años que fue sacada de su casa por un jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) teme que el cuerpo de la menor haya sido arrojado ahí.
Ernestina, su madre, cuenta que a mediados de 2020 un grupo armado fue por la adolescente y se la llevó cuando ella no se encontraba en casa.
“Lo último que supe es que la había levantado un comando del Cártel Jalisco y hasta ahorita no sé nada de ella”, dice.
Ahora, lo único que la madre quiere es saber de su niña, qué fue lo que pasó y exactamente dónde está sepultada.
José Trinidad Valencia, un adulto mayor que durante años vivió cerca de ese predio, cuenta que hace tiempo forenses estadounidenses llegaron al lugar en busca de un joven con doble nacionalidad.
Especialistas en la búsqueda de cuerpos enterrados a grandes profundidades estuvieron en la zona.
“Qué sorpresa se llevaron los gringos, porque al bajar por una cuerda de más de 200 metros sus equipos, había tantos cuerpos, que no fue posible encontrar al muchacho”, recuerda José.
“Pero gobiernos van y vienen y no hacen nada, y claro que están enterrados de tanta gente que han tirado en ese pozo los delincuentes”.
Habitantes de la zona afirman que para ellos ya no es sorpresa escuchar gritos, balazos e incluso el ruido de cuerpos al caer en esa fosa clandestina.
Fosas masivas
Apenas el pasado 7 de noviembre, la Fiscalía General de Michoacán informó sobre el hallazgo de cuatro fosas clandestinas en el municipio de Tarímbaro, de donde las autoridades desenterraron los cuerpos de siete personas y los restos óseos de otra más.
La institución indicó que la localización se derivó de las tareas de investigación que realizó en la localidad de Téjaro, correspondiente a Tarímbaro.
De acuerdo con la fiscalía, durante los trabajos encontró, en una zona cercana al panteón local, cuatro puntos de tierra removida. En el sitio, personal pericial ubicó las cuatro fosas clandestinas. Las víctimas aún no son identificadas.
Antes, el 17 de octubre, los cuerpos de cuatro personas fueron hallados en una fosa clandestina en el municipio de Uruapan.
Habitantes de la comunidad de Caltzontzin alertaron a las autoridades sobre un predio ubicado sobre la carretera libre Uruapan-Ziracuaretiro, donde la tierra estaba removida.
En el lugar, personal policial y de la fiscalía corroboró que había cuatro cadáveres enterrados.
Días antes, el 15 de octubre, fueron encontradas osamentas de seis personas en fosas clandestinas localizadas en el municipio de Huaniqueo.
La fiscalía informó que su equipo multidisciplinario se trasladó a un predio conocido como Cerro Viejo, en la localidad de Santa Fe de La Labor.
Ahí, los cuerpos correspondieron a cuatro hombres y dos mujeres, todavía sin identificar, que estaban sepultados en el mismo número de fosas clandestinas.
El 26 de septiembre, fueron encontrados los cuerpos de tres personas asesinadas a tiros, dentro de una fosa clandestina localizada en un predio sobre la calle Juan Mata, en la colonia Manantiales del Parían de la ciudad de Morelia, capital del estado.
Una de las víctimas era Francisco Eduardo Martínez Martínez, hijo del líder de la Comisión Reguladora del Transporte, José Trinidad Martínez Pasalagua.
La fiscalía señaló que el hallazgo se dio durante la búsqueda de Francisco Eduardo y otras personas, Jorge Iván “P” y Rodrigo “A”, al dar cumplimiento a una orden de cateo.
El 3 de agosto, personal de la institución desenterró los cuerpos de 12 personas en una fosa clandestina descubierta en Uruapan.
La fosa estaba en una huerta de aguacate del predio El Llanito, de la comunidad de Caltzontzin. De los cadáveres localizados, 10 correspondieron a hombres y los otros dos a mujeres.
En la región Lerma-Chapala, las alarmas se encendieron el pasado 17 de junio, al igual que la esperanza de familias de hallar a sus desaparecidos.
Ese día, personal de la fiscalía confirmó el hallazgo de los primeros restos humanos enterrados en un predio conocido como Los Negritos. En ese punto, en la parte correspondiente al municipio de Villamar, entre la fiscalía local y la Fiscalía General de la República (FGR) hasta ahora han exhumado 34 cuerpos.
El 9 de abril, las autoridades confirmaron el hallazgo de 12 víctimas de homicidio doloso en una fosa clandestina de la zona colindante de Michoacán con Guanajuato, del lado del municipio de Puruándiro.
De las víctimas, 11 eran hombres y la otra una mujer, quienes permanecen sin identificar.
Las áreas de seguridad estatales y federales relacionan estos hallazgos con los delitos de secuestro y extorsión y las disputas entre cárteles.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: CARLOS ARRIETA.
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