“Ya no hay espacio en los albergues, por eso nos quedamos en la banqueta, pero un día llegó la policía y nos dijo que nos quitamos porque a veces llegaba gente y baleaba a los que veía durmiendo en la calle, además nos amenazaron con quitarnos a los niños y llevarlos al DIF”, mencionó Elena.
Elena y su familia salieron huyendo ante el constante acoso del crimen organizado para que su hijo y su yerno trabajaran para ellos, y al negarse, los criminales los amenazaron con matar a toda la familia, fue entonces que decidieron huir solamente con lo puesto.
“No denuncié porque me daba miedo, si uno llama -a la policía- ellos -sicarios- al rato llegan y te matan; allá está bien peligroso, Michoacán se está vaciando por el crimen organizado”, comentó la migrante.
Por solo dormir en un cuarto que mide poco más de dos metros, a Martha Elena le cobran 600 pesos, algo que en su situación es complicado de pagar.
“Conseguí lugar con una señora a la vueltita, que me deja quedarme en las noches, pero nada más en las noches, es un cuartito muy chiquitito, pero me cobran 600 pesos. Tratamos de gastar lo menos porque no tenemos quien nos ayude; mi hijo y mi yerno se van a trabajar a lo que les ofrezcan y me mandan dinero para estar mal comiendo”, finalizó la mujer.
Hasta octubre de este año en Tijuana había mil 500 migrantes michoacanos desplazados por la violencia.
Según Martha la única opción para ella y su familia, por ahora, es esperar a que llegue el 21 de diciembre y que sea oficial la derogación del Título 42 para aplicar al asilo en Estados Unidos; no obstante, ante la desesperación por el miedo a que sus perseguidores los localicen, no descartan intentar cruzar por su cuenta.
Cifras de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) revelan que 6 mil 744 mexicanos han fallecido en su intento de cruzar a Estados Unidos desde 2004 hasta junio de 2022.
AUTOR: ANA KAREN ORTIZ.
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