“Quiero ser la primera mujer presidenta de la Suprema Corte. Y, si los ministros son congruentes con las resoluciones que han aprobado, deberían votar por una mujer”, dijo en una entrevista la ministra Norma Piña Hernández, a la reportera Elena Reina, de El País, apenas el 11 de noviembre de 2022.
53 días después de aquella publicación, a sus 62 años y luego de 38 de hacer carrera en el Poder Judicial, Norma Lucía Hernández Piña hizo historia y cumplió su vaticinio: es la primera mujer presidenta de la Suprema Corte.
Con todos los méritos, particularmente una carrera judicial que supera los 30 años, siete de los cuales ha sido ministra de la SCJN, la doctora Piña ha construido un entorno profesional y académico alejada de los partidos políticos y el Poder Ejecutivo; ciertamente nominada por el presidente Enrique Peña Nieto en el 2015, pues no hay otra forma de llegar a la lista que valora el Poder Legislativo, la jurista se ha mantenido del lado de la Constitución y lejos de la política.
En un momento de polarización en México, en el que dos grupos peleaban la presidencia de la Corte, los afines al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en la candidatura de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, y personajes de la oposición, con el empuje del ministro ex jefe del SAT en el gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, nominado en 2012 por el panista en acuerdo con el entonces presidente constitucional electo, Enrique Peña Nieto.
Las campañas sucias sobre una y otro, con el presidente de la República en medio, fueron en los últimos días el tema de la agenda nacional. Esquivel Mota es tildada de deshonesta cuando se revela que presuntamente, y es un tema que aun investigan en la Universidad Nacional Autónoma de México, plagiaría la tesis con la que se tituló en el segundo lustro de la década de los ochenta. De Gutiérrez Ortiz Mena se encargó el propio presidente, quien, sin decirle por su nombre, pero sí sugiriendo se trata de él, lo calificó como “el ministro rico”, a quien de hecho señaló de la condonación de miles de millones de pesos en impuestos a grandes empresas, cuando él fue titular del área correspondiente en el sistema fiscal mexicano.
Al final, los dos temas, el de “la plagiaria” y el del “ministro rico”, permearon. Mientras Gutiérrez Ortiz Mena fue derrotado en la tercera ronda de votación, Esquivel Mota apenas llegó a la segunda con un solo voto. Cinco ministros, y es de suponer la propia Piña Hernández, dieron el triunfo a esta última para convertirse en la primera mujer en presidente el Poder Judicial.
En medio del desaseo, el acoso mediático, la presión política, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo que imperó fue la autonomía del Poder y la democracia. Los ministros eligieron a quien, con suficientes cartas credenciales, representa lo que los dos contendientes aludidos habían perdido en la exhibición pública: independencia, honestidad, preparación, y compromiso con la institución, o como ella lo dijo en sus palabras iniciales ante sus pares: “Hoy me dirijo a ustedes honrada, comprometida, responsabilizada, obligada, jurídica, y moralmente a representarlos. A representar al Poder Judicial de la Federación con convicción y entrega, con pasión y honestidad. Como lo he intentado hacer los últimos 34 años de mi vida al interior de esta gran institución a la que tanto le debo y que tanto quiero”.
Al final del día, lo que imperó en la Corte, con los seis votos a favor de la ministra Piña, fue el compromiso con la institución, y la Constitución, por encima de la politiquería.
Una parte considerable de su breve discurso inicial, la presidenta de la Corte lo dedicó al tema de las mujeres. No era para menos. En casi dos Siglos de fundación, 198 años, es la primera ocasión que la Corte Suprema será presidida por una mujer. Aunque de las cuatro ministras, solo dos votaron por la hoy titular del Poder Judicial.
Destacó la doctora Piña: “La representación que se me encomienda tiene una doble dimensión, una doble responsabilidad, los representa a ustedes ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consejeras y consejeros de la Judicatura Federal, al mismo tiempo, al ser la primera mujer que preside este Máximo Tribunal, represento también a las mujeres, a nuestro nombre les agradezco la congruencia a mis compañeras y compañeros, reconozco la importantísima determinación de la mayoría de este Tribunal Pleno, de romper lo que parecía, un inaccesible techo de cristal, me siento acompañada, respalda, acuerpada por todas ellas, por todas nosotras. Me siento muy fuerte porque sé que estamos todas aquí, nos colocamos por primera vez al centro de la herradura de este Tribunal Pleno demostrando y demostrándonos que sí podemos”.
Efectivamente, la elección de la ministra Norma Lucía Piña Hernández rompió ese techo de cristal que había cubierto a la Corte durante 198 años, limitando visible pero no oficialmente, el ascenso de ministras a la titularidad del Poder Judicial.
Sin duda un gran logro el que sucedió el 2 de enero de 2022 en la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde una mujer empieza a hacer historia.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.
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