A 10 años del surgimiento de los grupos de autodefensa en Michoacán, han nacido falsas guardias comunitarias y la actividad criminal en la zona de Tierra Caliente ahora la encabeza un cártel distinto al que el movimiento civil armado combatió en 2013.
Las autodefensas iniciaron para enfrentar la violencia generada por Los Caballeros Templarios, pero después de un periodo de relativa tranquilidad —señalan pobladores— el acecho volvió y esta vez es dirigido por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De los 32 pueblos donde se formaron grupos de autodefensa, solo en cinco se mantienen estas fuerzas civiles: Tepalcatepec, Coahuayana, Aquila, Los Reyes y Peribán.
Ana Delia Valencia Chávez, habitante de Tepalcatepec e integrante del movimiento de autodefensas, señala que este periodo ha marcado su vida y la de mucha gente.
En el kiosko de la plaza principal de Tepalcatepec, la también madre de familia afirma: “Nadie puede valorar la vida si no se vive con libertad y hoy en día lo estamos viendo”.
Ana Delia recuerda el 24 de febrero de 2013 en el municipio, donde viven unas 42 mil personas.
“Ese día, la gente gritaba incansablemente que querían ya vivir en paz. En este municipio, valoramos mucho la vida, pero más la unión de la gente”, destaca.
Afirma que durante el levantamiento en armas en la localidad vivieron una etapa de mucho duelo y miedo, pero también de gran esperanza.
“Nos hartamos de ver que, de la noche a la mañana, amanecían el montón de jovencitas y jovencitos muertos en las cajuelas de los carros, sin motivo ni razón”.
Las desapariciones, las extorsiones, los secuestros, los despojos de propiedades y otros delitos de alto impacto eran el común denominador de cada día.
El arranque del movimiento
Tepalcatepec fue el primer municipio completo que se levantó en armas, junto con la tenencia Felipe Carrillo Puerto, mejor conocida como La Ruana, de Buenavista.
A los pocos días y con el correr de las semanas, otras localidades, principalmente de Tierra Caliente, también conformaron sus grupos de autodefensa.
En total, las agrupaciones de 32 pueblos fueron reconocidas por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), quien mandó a la Policía Federal a respaldar las acciones de la lucha civil armada.
Antes de ello y de la firma del Acuerdo para la Seguridad y el Desarrollo para Michoacán, que encabezó el entonces comisionado Alfredo Castillo Cervantes, el Consejo General de Autodefensas y Guardias Comunitarias dio a conocer el levantamiento de un pueblo más.
El 13 de enero de 2014, Héctor ‘Teto’ Zepeda Navarrete comenzó el grupo de autodefensas del municipio de Coahuayana, donde la lucha civil armada aún continúa.
La decisión de Zepeda surgió tras el asesinato de su hermano Julio, quien fue atacado por sicarios al servicio de Los Caballeros Templarios.
Zepeda y pobladores que se le unieron, cansados del grupo criminal, tomaron la presidencia municipal de ese lugar ubicado en la región de la sierra y costa de Michoacán.
Contrario a otros casos, para Zepeda ha sido imposible regresar a sus actividades previas: compraventa de autopartes y mecánica automotriz. Si bien su familia ha conservado el negocio, él optó por contratar gente para que lo atienda y actualmente pasa la mayor parte de su tiempo al frente del cuerpo de seguridad de Coahuayana, municipio de 14 mil 500 habitantes colindante con Colima.
Hoy, Zepeda acusa que las autoridades, lejos de perseguir a los criminales, persiguen a quienes hacen su tarea de brindar seguridad. Más aún, insiste en que esa lucha no tiene fin, ya que antes enfrentaban a Los Caballeros Templarios y ahora es el Cártel Jalisco el que ataca y acecha.
A nivel estatal, la violencia ha sido una constante en Michoacán. Tan solo en 2022, el estado registró 2 mil 423 homicidios dolosos, lo que lo ubicó como la cuarta entidad del país con más crímenes de este tipo.
Las falsas guardias
En estos 10 años desde que se formaron las autodefensas, varios de sus integrantes han sido ligados con grupos criminales y una agrupación incluso fue blanco de un arresto masivo.
Se trata de Pueblos Unidos, que dieron a conocer su conformación en 2019 y prometían cuidar al sector agrícola.
Ese grupo inició en el municipio de Ario de Rosales; después se extendió a Taretan y casi de manera simultánea a Nuevo Urecho. Sus representantes de ese entonces informaron que su lucha era contra el cártel de Los Viagras y con esa bandera tomaron más municipios.
Pero no tenían ni un año de operación cuando las autoridades de seguridad detectaron que esos grupos se convirtieron en células al servicio del crimen organizado, según se informó.
Para entonces, Pueblos Unidos ya enfrentaba acusaciones por secuestros, desapariciones, extorsiones, cobro de piso, robo de vehículos y homicidios.
El 15 de agosto pasado, 167 integrantes de ese grupo fueron detenidos por fuerzas federales y estatales. Pueblos Unidos fue identificado como un grupo armado al servicio de Cárteles Unidos.
Los reportes oficiales señalan que el grupo armado se trasladaba en 28 camionetas y un vehículo blindado sobre la carretera libre que comunica Salvador Escalante con Uruapan. El convoy fue interceptado por personal de Guardia Nacional, Ejército y Guardia Civil.
En el operativo, fueron capturados 164 adultos y tres menores de edad, a quienes les aseguraron 142 armas largas y 44 más cortas. También les incautaron los 29 vehículos.
Un día después, los tres menores fueron vinculados a proceso por un juez federal y, el 21 de agosto, también fueron vinculados a proceso los 164 adultos, a quienes les fincaron cargos por delitos federales.
Principalmente, se les acusó de portación y posesión de armas, cargadores y cartuchos de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, con las agravantes de actuar en grupo y de portar más de dos armas de fuego.
FUENTE: SEMANARIO ZETA.
AUTOR: CARLOS ARRIETA.
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