Cuando la defensa de Genaro García Luna intentó invalidar los señalamientos que sobre su cliente hizo Sergio Villarreal, “El Grande”, quien lo delató de haber recibido sobornos del Cártel de Sinaloa y del cártel Beltrán Leyva, argumentando que el testigo hablaba con tanta soltura en sus delaciones, porque recibiría, a cambio de su testimonio, beneficios para acortar su sentencia, la respuesta prácticamente fue que “El Grande”, ya era un hombre libre. De hecho, lo era desde 2019.
No tenía pues, que “quedar bien” con la Fiscalía, acusando a García Luna, para ser beneficiado con una liberación anticipada porque ya había recibido tal recurso. “El Grande”, como otros narcotraficantes confesos en los Estados Unidos, ha sido privilegiado por el Departamento de Justicia de aquel país, efectivamente por colaborar en la delación de otros miembros más prominentes de los cárteles mexicanos. Como es el caso de Dámaso López Núñez, “El Minilic”, quien se entregó a la justicia norteamericana y participó activamente en el juicio contra Emma Coronel, la esposa de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”. A los meses, el joven hijo de Dámaso López Serrano, el Lic, otro narcotraficante confeso en la Unión Americana y también receptor de beneficios, fue puesto en libertad.
Lo que llama la atención es que la justicia mexicana está de brazos cruzados ante los testimonios de estos narcotraficantes, y no solicita su extradición dado que la mayoría tiene delitos pendientes en México.
La ausencia del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, crea un vacío de poder al interior de la institución procuradora de justicia, y a saber, contribuye a la impunidad. Ahora que se conoce, vía el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que el Fiscal Gertz está rehabilitándose de un malestar que requirió hospitalización, a saber un mal de la columna, su ausencia es cubierta, de acuerdo a Ley, por el fiscal especializado de control competencial, Juan Ramos López, sin embargo este funcionario no suele ni aparecer públicamente, a menos que sea en una grabación tramando junto al Fiscal, ni informar sobre los trabajos que realiza la FGR en torno a los criminales organizados y los narcotraficantes.
Se sabe, por ejemplo, que el testigo estrella de la Fiscalía de Distrito de Nueva York para acusar a Genaro García Luna de actos de corrupción y colusión con los cárteles de la droga mexicanos, particularmente con el de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva, Sergio Villarreal, “El Grande”, sí tiene en México una orden de aprehensión.
El mandamiento judicial fue emitido por un juzgado de Distrito de Tamaulipas, por delitos federales. Tan existe la orden de captura que en el año 2020 y ya cuando “El Grande” estaba en libertad por parte de la justicia de los Estados Unidos, a través de terceras personas interpuso un amparo contra esa orden, mismo que le fue negado, por tanto la solicitud continúa activa.
En México existe por lo menos una orden de aprehensión en contra de Sergio Enrique Villarreal Barragán, “El Grande”, por su probable responsabilidad en la comisión de delitos del orden federal, entre ellos secuestro y homicidio calificado. Se encuentran en la causa penal 129/2018 del índice del Juzgado Tercero de Distrito de Procesos Penales Federales en Tamaulipas.
“El Grande”, de hecho, ya había sido señalado en México, al momento de su detención en septiembre de 2010, de haber participado por lo menos en la eliminación de unas 90 personas, miembros de mafias rivales a las que servía (se inició en el Cártel de Juárez de Amado Carrillo, se fue al de Sinaloa de Joaquín Guzmán, y terminó en el de Arturo Beltrán Leyva), pero ni así fue procesado en México por homicidios o por delitos federales relacionados con el narcotráfico.
Y ahora que está libre en la Unión Americana, tampoco es perseguido por la justicia mexicana, pese a que, por lo menos, existe una orden de aprehensión en su contra.
Otros testigos estrella en los Estados Unidos también tienen pendientes en México, pero no hay ninguna seña de que la FGR haya solicitado la orden de extradición. Aparte de “El Grande”, por lo menos se enlistan otros dos: Dámaso López Núñez, señalado como el autor intelectual del homicidio del periodista Javier Valdez, asesinado en Culiacán, Sinaloa en mayo de 2017, caso que evidentemente continúa en la impunidad; y Edgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, quien se ha dicho podría ser parte de los testigos contra el Secretario de Seguridad en el sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa y tiene una orden de captura en el estado de Guerrero por delincuencia organizada y secuestro. Al igual que “El Grande”, interpuso un amparo que también perdió.
De Valdez Villarreal no hay información por parte de la autoridad mexicana o de los Estados Unidos, pero se sabe que fue puesto en libertad después de colaborar con la Fiscalía, situación que comprobarían medios de comunicación cuando su nombre fue retirado, a mediados del 2022, del sistema de prisiones de los Estados Unidos.
Aparte de estos confesos narcotraficantes, que fueron extraditados o se entregaron al Departamento de Justicia de la Unión Americana, y que son notorios por el juicio contra Joaquín Guzmán Loera, o ahora en el de Genaro García Luna, existen otros que delinquieron en el pasado en México, del cártel Arellano Félix, y que no fueron perseguidos ni investigados ni procesados en este país.
Para los narcotraficantes mexicanos está resultando muy conveniente la justicia en los Estados Unidos, pues por delatar a otros, y “ayudar” a la Fiscalía a probar la corrupción en México, están saliendo de prisión, y ante una procuración de justicia selectiva e ineficiente en la República mexicana, y un Fiscal General ausente, siguen su curso libres e impunes.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario