En los alrededores del Parque Ecológico Lago de Texcoco (PELT) —sitio declarado Área Natural Protegida hace justo un año, el 22 de marzo de 2022—, productores lacustres y especialistas en el pasado histórico y biológico del lugar desarrollan acciones para conservarlo y protegerlo, ante lo que consideran falta de atención, de claridad y de acceso a programas por parte de las autoridades.
En un recorrido por los municipios de Atenco y Texcoco, colindantes con la ANP, Ernesto Sánchez, coordinador del proyecto histórico-cultural Texcoco en el tiempo, señaló sitios, piezas arqueológicas y vestigios hoy desprotegidos y propensos a sufrir daños por grafitis y construcciones sin asesoría.
La desprotección ocurre a pesar de que esos puntos estaban reconocidos en el estudio justificativo para el establecimiento de la ANP.
Algunos de los vestigios sin resguardo hasta ahora son dos petrograbados y una formación geológica que —según la tradición oral— fue uno de los tronos de Nezahualcóyotl en lo alto del cerro de Tepetzinco.
Sánchez, que documenta y archiva el pasado histórico de Texcoco y sus alrededores, rechaza la narrativa que las autoridades federales y ambientales promueven para la ANP.
“Entiendo que las comunidades aledañas al Lago (de Texcoco) son las primeras que deben tener el voto. Desde luego, también se les ha hecho a un lado, en ocasiones, y se han comunicado con ellas a través de intermediarios. Las charlas con los pobladores cuestan tiempo, cuesta ganarse su confianza. Es una labor que se tenía que haber hecho desde antes; creo que no es tarde”, explica en entrevista.
El Estudio Previo Justificativo señala que la propuesta para crear esta ANP “surge por iniciativa del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), quienes en las últimas dos décadas han luchado para evitar la urbanización y el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, así como proteger su futuro, salvaguardar su identidad y defender los derechos de los pueblos y de la naturaleza en el territorio que ocupa el último remanente del Lago de Texcoco”, dice el documento.
Animal Político buscó al FPDT para conocer más sobre cómo nació la iniciativa de establecer la ANP de la mano con las autoridades, pero al cierre de edición no hubo respuesta.
El proyecto de rescatar la zona fue lanzado por el gobierno federal una vez que se canceló la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), obra polémica del sexenio del priista Enrique Peña Nieto (2012-2018), y la administración de Andrés Manuel López Obrador trasladó la terminal área a Santa Lucía. De ese plan surgió el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que este 21 de marzo cumplió un año en funcionamiento.
“No nos incluyeron”
Rafael Villanueva, un hombre de más de 50 años que vive en la comunidad de Santa Isabel Ixtapan, Atenco, Estado de México, se ha dedicado a la producción lacustre desde hace cuatro décadas. Del lago obtiene mosco acuático, ahuautle, tequesquite y alga espirulina, según dicte la temporada.
Se levanta todos los días a las 5:00 AM, desayuna, toma su bicicleta y se dirige a la Ciénega de San Juan, uno de los humedales que quedan en lo que fue el Lago de Texcoco. Cuenta que en los días de lluvia la producción es buena.
“Es como si estuviera presenciando una ‘llovizna’ en la superficie del agua porque el mosco sale a respirar y brinca. Este espectáculo lo he visto desde hace 40 años y sucede en tiempo de lluvias”, explica.
Ser productor lacustre es un oficio ancestral que aprendió de sus abuelos. Cuando era niño, en la ciénega había unas 180 personas que trabajaban en la producción lacustre. Hoy solo quedan 10 en los remanentes del Lago de Texcoco.
Con la declaración del Parque Ecológico del Lago de Texcoco como ANP, Villanueva denuncia que solo fueron consultados por su trabajo, pero no incluidos para este decreto.
“Da tristeza que ni siquiera nos tomaron en cuenta. Me acerqué con una persona titular que venía por parte de Semarnat (para) decirle lo que necesitábamos”, señala.
“Nosotros estamos en la mejor disposición de participar con el gobierno y decirle: nosotros trabajamos acá, si vas a abrir fuentes de empleo, danos chamba y también te vamos a ayudar a que tengas conocimiento sobre toda el área”.
“No estamos en contra de la ANP”
‘Isaac’ —quien pidió usar un pseudónimo— se dedica a la gestión cultural en Atenco y, al igual que Rafael, señala que el colectivo en el que participa no fue consultado ni incluido en el estudio que dio pie a la ANP.
“Nos venimos enterando después de la declaratoria. Nosotros previo a esto no sabíamos nada. No estamos en contra de la ANP. Desde mi punto de vista, una ANP significa vida. Desafortunadamente, este grupo de personas (el Frente de Pueblos) no son autoridades ejidales, que son los que deberían estar como primera instancia trabajando con el gobierno federal”, dice ‘Isaac’ en entrevista.
Recuerda que, cuando los pobladores de Atenco se enteraron del decreto, hubo personas que protestaron porque no sabían. Fue entonces cuando comenzaron a circular folletos informativos.
“Estos cinco núcleos nunca fueron involucrados”, añade ‘Isaac’ acerca de los pueblos originarios de la zona: Nexquipayac, San Salvador Atenco, Zapotlán, Ixtapan y Acuexcomac.
Un poblador de las cercanías del cerro de Tepetzinco señala que, al no tener asesoría por parte de las autoridades correspondientes, los habitantes han decidido plantar 100 jacarandas y capulines para reverdecer el cerro.
“El capulín es rendidor y se adhiere a cualquier tierra. Lo que queremos es la sombra del capulín y la jacaranda, que se expande y da mucha oxigenación. Es un patrimonio cultural que tenemos que cuidar, pero la mayoría quiere venderlo y ya es lo último que queda”, dice.
“Hemos trabajado con habitantes locales”
Ante los señalamientos, Marco Antonio Castro Martínez, biólogo y director regional del Centro y Eje Neovolcánico de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), argumenta que, si bien el estudio indica que todo partió de una iniciativa del Frente de Pueblos, no solo se tomó en cuenta a ese grupo.
“(Se estudió) flora, fauna, cuestiones culturales que simplemente ya nos quedaba bastante claro con toda la recopilación bibliográfica. También, dentro de los espacios de consulta pública que se hicieron posteriormente, una vez que se conformaba este documento, (queremos) dejar puntualizado que (la ANP) nace de una parte, pero se retroalimenta de todos los comentarios y la información de los 11 ejidos que contempla el Área Natural Protegida”, dice en entrevista.
El funcionario insiste en que el estudio contempló a habitantes, académicos, sociedad civil y cualquier otro grupo interesado. Según Castro Martínez, durante 2022, a través de los programas de subsidios de esta ANP, se recibieron 63 proyectos de los habitantes de los 11 ejidos.
“Nosotros hacemos partícipes a los habitantes para realizar estas acciones de conservación contemplando los conocimientos básicos que ellos tienen y que complementamos con el expertise técnico que se tiene, tanto de la misma institución como de algunos actores externos”, añade.
Sin embargo, ejidatarios y productores lacustres consultados tienen otra visión. Subrayan que no todos han recibido apoyo ni asesoría de las autoridades de la Conanp. Rafael Villanueva señala que metió su solicitud para aplicar a uno de los programas que contempla esta ANP, pero desde enero no ha recibido respuesta.
Castro Martínez enfatiza que desde el año pasado ya están trabajando con los habitantes, a través de subsidios para formar brigadas comunitarias de las que ya tuvieron a 626 personas para vigilancia, monitoreo comunitario, restauración, desarrollo de actividades productivas y promover la educación ambiental.
En cuanto al apoyo a productores lacustres, el funcionario sostiene que estos “serán parte de nuestros embajadores para el justo trabajo y la conservación del Lago de Texcoco”, pero su visión optimista no es compartida por todas las personas que habitan en la zona.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: VERÓNICA SANTAMARÍA.
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