“Queremos que se comprometan con la agenda de los derechos sexuales y reproductivos que no solamente habla del aborto, sino es una agenda muchísimo más amplia (…) que se pongan a la altura del nombrarse o del querer nombrarse este partido de izquierda y este partido más feminista”, señala Cinthya Ramírez, quien advierte que no hay partidos feministas, sino feministas impulsando agendas dentro de los congresos.
La actuación del presidente Andrés Manuel López Obrador, fundador de Morena, tampoco ha abonado a la discusión, pues en reiteradas ocasiones ha manifestado su incomodidad para hablar del tema e incluso ha planteado que la interrupción del embarazo, aunque es un derecho de las mujeres, debe someterse a “consulta popular".
“El hecho de que no haya una posición central de parte del presidente es lo que ha hecho que haya como este escenario tan complejo. Sabemos que de alguna forma la figura de AMLO dentro Morena tiene muchísimo peso y creo que sí, si una figura como él se posiciona a favor las cosas se manejarían diferente”, señala Ninde MolRe, coordinadora de incidencia de Abortistas Mx.
“Me choca tener que estar discutiendo en la palestra pública el derecho a la libre decisión de nuestros cuerpos, a la libre decisión de nuestra sexualidad y en la libre decisión de la maternidad, o sea, es un tema de interés público cuando debiera ser una mera decisión de las mujeres”, señala Karla Amozurrutia.
Morena sí ha impulsado el aborto, con éxito, en ocho estados, y activistas le piden tener el mismo comportamiento en el resto del país.
En Oaxaca, por ejemplo, los impulsores de la medida fueron diputados de Morena, Partido del Trabajo y Mujeres Independientes; en el caso de Veracruz, Baja California, Guerrero, Colima y Quinta Roo, las iniciativas también fueron presentadas por legisladoras y legisladores morenistas.
Para la despenalización en Sinaloa, se tomaron en cuenta dos iniciativas: una presentada por el diputado panista Adolfo Beltrán Corrales, y la segunda, por diputadas y diputados de Morena.
“Por un lado, podemos ver esfuerzos, pero por otro lado, vemos que todavía no estamos en un panorama ampliamente abortista, como a lo mejor lo esperábamos, o al menos se dejaba entrever en la campaña con simpatizantes y militantes de Morena”, apunta MonRe.
“El trabajo que han hecho las colectivas feministas, las organizaciones feministas en pro del aborto y grupos tan importantes como GIRE y otras organizaciones que son especialistas en el tema ha repercutido muy fuertemente en el impulso de las normas que permiten el aborto voluntario en algunas entidades federativas”, dijo Karla Amozurrutia.
Aunque en 11 de los 32 estados abortar antes de las 12 semanas ya no es un delito, aún sigue habiendo muchas deudas en materia legislativa. A decir de Ninde MonRe, “la implementación no está llevándose a cabo correctamente”.
“Ese tipo de situaciones nos ponen en una situación muy compleja de cómo poder analizar esto. Yo lo veo como una victoria amarga”, señala.
Por unanimidad, las y los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación establecieron en 2021 que no es constitucional sancionar a quienes deciden interrumpir su embarazo y que se debe garantizar el derecho a decidir sin enfrentar consecuencias penales.
Sin embargo, esto sigue sin ser una realidad en todos los estados. Por estas razones, GIRE y otras organizaciones feministas han impulsado amparos en diferentes estados como una medida para lograr el derecho a abortar en todo el país.
“Todavía no logramos llegar a ese punto, sí es muy importante lo que ha hecho la Suprema Corte de Justicia, pero todavía no alcanza para lo que requerimos las mujeres en este tema. Nos quedamos un poco como en la deuda”, dice Karla Amozurrutia, quien señala que la posibilidad de que las mujeres puedan tomar decisiones libres para ellas y sus familias no debería ser un privilegio.
“Debe ser un derecho de cada mujer, niña, adolescente de este país y de todo el mundo. Es un derecho fundamental como el derecho a la salud, como el derecho de no discriminación, como el derecho a una vida libre de violencia. Entonces, impedirnos abortar es una práctica de violencia contra nosotras”, reflexiona.
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