Este año será el primero en que el Partido Revolucionario Institucional busque llegar al Poder Ejecutivo mexiquense de la mano de sus antes rivales, los partidos Acción Nacional y Revolución Democrática, quienes en elecciones anteriores acusaron al tricolor de fraude, impugnaron sus victorias ante las autoridades electorales, denunciaron guerras sucias y compra de votos.
El Estado de México ha sido tierra de dominio priista durante casi un siglo. Un territorio marcado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y por acusaciones de elecciones amañadas con compra de votos, personas acarreadas y urnas “embarazadas”. Ahora esta entidad se alista para otras elecciones, que se debatirán entre el Grupo de Atlacomulco y el oficialismo de Morena.
Para estas elecciones locales, el PRI se ha aliado con los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) para presentar a Alejandra del Moral Vela como candidata, aunque son estos últimos dos partidos los que en comicios anteriores fueron los primeros en denunciar al tricolor por fraude electoral, presuntas prácticas ilegales, rebaso de tope de gastos de campaña y ha buscado por todos los medios impedir la toma de la gubernatura mexiquense por parte de los priistas.
“Esta es una alianza que suele decirse que es de agua y aceite, porque el PAN ha sido el adversario más antiguo y más permanente del PRI”, indicó Eduardo Huchim, exconsejero electoral de la Ciudad de México, en entrevista con SinEmbargo. “Acción Nacional nació para oponerse directamente al partido en el poder en ese momento de la historia (1939), y ahora pues están aliados. Incluso, también con el PRD, cuya ideología suele ser divergentes de los que tiene un partido de derecha como es el PAN”.
“Sin embargo, lo cierto es que cuando hay un adversario tan fuerte en la gama de partidos, lo natural es que los menos fuertes entren en alianza para poder enfrentar la fuerza de ese partido mayoritario, como lo es en este momento Morena”, señaló.
Desde 1993, el Revolucionario Institucional no ha logrado menos de un millón 300 mil votos en la entidad, y ha gobernado de manera ininterrumpida ahí durante casi cien años. Incluso, de la mano de este partido un Gobernador del Grupo Atlacomulco llegó a la Presidencia de la República: Enrique Peña Nieto en el 2012.
El Estado de México es la entidad federativa con el padrón electoral más grande del país con 12.7 millones de votantes al 28 de febrero de 2023, lo cual lo convierte en un botín y una antesala para las elecciones federales, que se celebran un año después de las gubernamentales mexiquenses.
“El PRI ha sido un partido que ha ido en retroceso, y que en este momento está muy lejos de aquel partido hegemónico que fue en el siglo pasado”, expuso Huchim.
“En estas circunstancias, el Estado de México tiene una importancia muy relevante para el PRI porque si pierde ese gran bastión, habrá dado un paso más –pero un paso muy grande– para el ocaso. El Estado de México es lo único más importante que le queda al PRI dentro de su retroceso y dentro del estado de casi postración en el que se encuentra actualmente”.
CAMBIO DE SIGLO PONE EN DUDA AL PRIISMO
Arturo Montiel Rojas fue el ganador oficial de las elecciones más complejas que enfrentó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuando en 1999 se sobrepuso al panista José Luis Durán Reveles por sólo 225 mil votos de diferencia, mientras que el candidato perredista Higinio Martínez Miranda se quedó atrás al lograr sólo 710 mil votos.
Francisco Cruz, periodista que ha documentado la operación del Grupo Atlacomulco en el Estado de México, asegura que el PRI no ha sabido ganar sin fraude, y las últimas elecciones gubernamentales del siglo XX no fueron una excepción. Incluso, un diccionario enciclopédico publicado meses antes de los comicios ya señalaba a Montiel Rojas como “Gobernador Constitucional del Estado de México”.
“El PRI en el Estado de México –y en especial el Grupo Atlacomulco, que es el que lo controla– es un engaño histórico. Es un engaño histórico que se ha sostenido, y se sostiene, con base en la mentira, el engaño y el fraude electoral”, señaló el autor de Negocios de familia. Biografía no autorizada de Enrique Peña Nieto y el Grupo Atlacomulco.
“Por primera vez sí hay posibilidades reales de que el PRI pueda perder las elecciones. Las ha perdido en otras ocasiones, pero en la mesa gana, o gana a través del fraude, pero por primera vez en la historia –a partir de 1942, que es cuando se le da forma lo que llaman el Grupo Atlacomulco, que es uno de de los grupos político mafiosos más importantes que ha dado el priísmo y que es el único que realmente queda con vida– hay las posibilidades reales de que pierda”.
Tras las elecciones de 1999, el Consejo estatal de Acción Nacional impugnó los comicios hasta llegar al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), pero Montiel Rojas fue ratificado como Gobernador. Ante esto, la oposición anunció que la Presidencia de la Gran Comisión del Congreso local no convocaría a la sesión de toma de protesta del priista para intentar impedir que asumiera el cargo frente al Ejecutivo mexiquense.
“El PRI hace una compra brutal y descarada de diputados del PAN y todos se venden”, indicó el periodista. “Compran a todos los diputados del PAN y ellos se olvidan del fraude”.
EL CONTROL DEL IEEM
De los siete consejeros y consejeras del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) –incluyendo a la Presidenta–, únicamente una de ellas, Karina Ivonne Vaquera Montoya, puede ser considerada independiente, mientras que los demás tienen una clara afiliación con el priismo, acusó Francisco Cruz.
En su “Estudio sobre la Calidad de la Ciudadanía en el Estado de México”, el mismo organismo local identificó que en el 2019 sólo el 7 por ciento de las y los mexiquenses tenían “mucha” confianza en sus operaciones, mientras que 28 por ciento dijo que tenía “alguna” confianza, el 38 por ciento que tenía “poca” y el 25 por ciento que no tenía “nada” de confianza en el IEEM.
El exconsejero capitalino Eduardo Huchim coincidió en la falta de independencia e imparcialidad del instituto, a pesar de que a éste le corresponde ser árbitro en las disputas por comicios, que ha recibido sin falta desde 1999 impugnaciones del PAN y del PRD por los cómputos distritales que han dado el triunfo al tricolor.
“El Instituto Electoral mexiquense ha sido tradicionalmente un instrumento dominado por el Gobierno y por su partido: por el PRI. No garantiza elecciones limpias, no garantiza imparcialidad en las decisiones que se toman y, efectivamente, hay una minoría que puede considerarse imparcial, pero no basta eso en un conjunto de consejeros para poder garantizar limpieza en las elecciones”, advirtió.
El control del órgano autónomo comenzó en el 2004, cuando nombraron a un Secretario Ejecutivo que era “controlado” por Montiel Rojas y Enrique Peña Nieto para el proceso electoral del 2005, cuando este último fue electo a la gubernatura, sumó Francisco Cruz.
LAS ELECCIONES MÁS VIOLENTAS Y FRAUDULENTAS
“El proceso electoral de 2005 es el más sucio, más cochino y más violento que ha habido en el Estado de México”.
Así calificó Cruz los comicios de 2005, cuando el priista Enrique Peña Nieto –quien siete años después fue electo como Presidente de la República– se enfrentó a Rubén Mendoza Ayala, postulado por el PAN y Partido Convergencia, y a la perredista Yeidckol Polevnsky, abanderada también por el Partido del Trabajo (PT) en unión con el Sol Azteca.
La campaña electoral estuvo marcada por ataques constantes entre los partidos, pues incluso un diseñador gráfico denunció que el PRI mexiquense financió una campaña sucia para trucar imágenes del contendiente panista para desprestigiarlo, lo cual fue negado por la campaña de Peña Nieto, de la cual formaba parte Jesús Murillo Karam.
Mendoza Ayala también fue señalado por presuntamente financiar su campaña con recursos desviados de Petróleos Mexicanos (Pemex), una denuncia que surgió a partir de un expediente integrado por los priistas con información de que 300 millones de pesos hubieran sido desviados a favor del panista, con lo cual el PRI pretendía presentar una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR).
“Rubén Mendoza Ayala estaba entre 10 y 15 puntos porcentuales arriba de Enrique Peña Nieto, pero con mucho. ¿Y qué hace el equipo de Enrique Peña Nieto? (…) Arma una guerra sucia impresionante”, señaló Cruz. “Y Rubén Mendoza Ayala se empieza a caer, y hubo un momento donde olvida su campaña, y así llega Enrique Peña Nieto a la gubernatura en 2005, después de una campaña violentísima y así logra recuperar los 15 puntos porcentuales y Rubén Mendoza Ayala nunca más se pudo volver a levantar”.
Peña Nieto se llevó el triunfo con un millón 801 mil votos, apenas un 20 por ciento del total de la lista nominal para ese año, puesto que el 57.3 por ciento de las y los mexiquenses no participaron en los comicios. En segundo lugar quedó Rubén Mendoza con 936 mil votos, tan sólo 18 mil por encima de Yeidckol Polevnsky.
Pero un sexenio después, la victoria de Eruviel Ávila Villegas tuvo resultados oficiales más favorables para el priismo, con más de tres millones de votos. De parte del blanquiazul se postuló a Luis Felipe Bravo Mena, mientras que el Sol Azteca se alió con el PT nuevamente para respaldar a Alejandro Encinas Rodríguez, quien obtuvo el millón de votos mientras que el contrincante panista únicamente obtuvo 598 mil votos a su favor.
Durante el proceso electoral, el Tribunal Electoral federal determinó que Ávila Villegas incurrió en actos anticipados de precampaña, por lo que se le impuso una multa pero no canceló su registro como candidato a la gubernatura mexiquense.
Tras las votaciones del 2011, el PRD y PAN impugnaron los resultados emitidos por el IEEM sobre los gastos de campaña ejercidos por el PRI, pues aseguraban que aquellos no fueron reportados en su totalidad por el equipo de Eruviel Ávila. El caso llegó hasta el TEPJF, pero el triunfo del PRI se sostuvo.
TRIUNFA DEL MAZO CON FRAUDE CONTRA DELFINA
“En el 2017, hay todas las evidencias de que el Partido Revolucionario Institucional –que en el Estado de México lo encabezaba Alejandra del Moral Vela– coordinó un espantoso fraude electoral”, indicó Francisco Cruz.
En una solicitud de información, la Fiscalía mexiquense indicó que durante el 2016 se abrieron 178 carpetas de investigación por delitos en materia electoral, mientras que la cifra para el 2017, año de la elección donde Alfredo del Mazo Maza triunfó, fue de 957 carpetas. Para el 2018 se registraron mil 101 carpetas, correspondiente a año de elecciones federales, incluyendo presidenciales.
Tanto en el 2017 como en el 2018, más del 82 por ciento de las carpetas estaban en archivo temporal al momento de realizada la solicitud, que fue enero de 2022.
En ese mismo año, el Instituto Electoral del Estado de México registró un total de 446 incidentes en las casillas electorales, los cuales incluyeron “Riesgo de violencia y/o violencia en la casilla”, “Propaganda partidiaria en el interior o el exterior de la casilla”, “Obstaculización o interferencia en el desarrollo normal de la votación por parte de algún representante de partido político”, entre otros.
Estos delitos e incidentes denunciados dieron pie a que Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática impugnaran los resultados de aquel 4 de junio, alegando un uso de programas sociales a favor del PRI, un uso de la Procuraduría General de la República (PGR) para “mal informar a la población” sobre aspectos legales de la candidata panista Josefina Vázquez Mota y su familia; y un rebase del tope de gasto en la campaña de Del Mazo por 48 millones de pesos por encima de lo establecido.
Fue la primera elección en la que apareció un nuevo jugador político: Morena, que en ese momento postuló a Delfina Gómez Álvarez con el respaldo de quien sería el candidato y ganador de la Presidencia en el 2018, Andrés Manuel López Obrador.
El cómputo final dio la victoria a Alfredo del Mazo Maza con dos millones de votos, con una diferencia de 169 mil votos por encima de la morenista. En tercer lugar quedó el PRD con el candidato Juan Zepeda Hernández, con 1.08 millones de votos, y en cuarto lugar Josefina Vázquez Mota con 682 mil votos. Morena acusó al PRI de fraude y comenzó una campaña para reclamar que se anularan los comicios y se hiciera un recuento de los votos, pero el TEPJF avaló la votación a favor de Del Mazo.
“Hay evidencias de sobra de que ganó la maestra Delfina, pero como Morena estaba en proceso de consolidación (…) y estaban en proceso las elecciones presidenciales de 2018, le prestaron más atención al 2018 y dejaron que el PRI se llevará el triunfo en aquel 2017″, aseguró Cruz.
LA LLEGADA DE MORENA
A partir del 2000, año en el que hubo alternancia en la Presidencia con el panista Vicente Fox Quesada, en México empezó a decaer el apoyo al priismo del que se había registrado en años anteriores y desde 1983, un ligero incremento de identificación partidista con Acción Nacional (PAN) o el de la Revolución Democrática (PRD), pero una alza notable en ciudadanos sin identificación partidista alguna, según cifras citadas por el IEEM.
“Aunque sin duda, los priistas constituyen todavía un porcentaje significativo de la población en edad para votar en el Estado de México, su número parece estar lejos de lo que era la base de apoyo del otrora partido dominante en la entidad, la cual, difícilmente, se podría considerar aún como un claro bastión electoral del tricolor, tal y como ocurrió en la elección para Gobernador de 2011”, remarcó el Instituto en su documento “Las campañas a gobernador del Estado de México en 2017. Publicidad política, cobertura en medios y comportamiento electoral”.
El mismo órgano independiente señaló en su brevario que con la aparición de Morena como partido político en el 2014, el porcentaje de electores independientes (es decir, sin preferencia partidista) disminuyó “a poco menos de la mitad del electorado mexiquense”.
El hecho de que Morena haya quedado atrás del PRI en actas en las elecciones de 2017 por sólo 169 mil votos da indicios de que el priismo en el estado estaría decayendo. Para este año, el PRI se unió con el PAN y PRD para presentar a Alejandra del Moral Vela como candidata de la coalición “Va por México”, mientras que Morena volvió a apostarle a Delfina Gómez para ganar el Ejecutivo mexiquense.
Sin embargo, debido a la “maquinaria electoral” que tiene operando el Grupo Atlacomulco en el Estado de México, el partido guinda deberá de “ingeniárselas para poder superar, por una parte, una gran maquinaria electoral del PRI y por la otra un órgano colonizado por el Gobierno de su partido”, advirtió Eduardo Huchim.
Esta maquinaria está compuesta, entre otras cosas, por un uso “electorero” de programas sociales como la tarjeta de Salario Rosa, un apoyo económico que se ha distribuido a más de 600 mujeres en la entidad, detalló el exconsejero electoral capitalino. “La pregunta es si el partido más fuerte en este momento, que es Morena, podrá superar esta operación”, sumó.
“Hay un elemento que creo que conviene tener presente, y ojalá que los mexiquenses pudieran tomar conciencia de ello: tradicionalmente, la abstención ha tenido porcentajes muy altos, de cerca del 50 por ciento; es decir, la mitad de los 12.7 millones de electores del Estado de México no acuden a las urnas, y esto es lamentable. Habla también de un escaso desarrollo cívico de parte del electorado, pero si el electorado mexiquense se decidiera a salir a votar en porcentajes más allá del 60 o 70 por ciento, yo creo que la democracia avanzará en esa entidad y también repercutiría en el país, porque una participación masiva logra hacer valer no sólo lo que quiere la mayoría, sino también la presencia del pueblo”.
AUTOR: TAMARA MARES RIVERA.
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