En proceso de recuperación después de haber recibido cuatro balazos de elementos del Ejército Mexicano, uno de ellos dirigido a ejecutarlo, Luis Gerardo no duda en exigir justicia para los cinco amigos con los que departió la noche del sábado 25 y la madrugada del 26 de febrero en Nuevo Laredo, quienes murieron por las balas castrenses.
En su declaración ante la agente del Ministerio Público de la Federación, en el hospital donde convalece, Luis Gerardo describe la brutalidad de los soldados del XVI Regimiento de Caballería Motorizada, que se desplazaban en cuatro vehículos militares, y confirma el testimonio de Alejandro, quien sobrevivió ileso a la lluvia de balas, de que nunca recibieron una señal de advertencia antes de la agresión (Proceso 2418).
En su testimonio, al que tuvo acceso este semanario, Luis Gerardo, de 25 años, resalta el seguimiento de parte de los vehículos militares cuando ingresaron a la colonia Manuel Cavazos Lerma, lo que ha sido comprobado a través de un video de un cámara de circuito cerrado de un negocio que está a 400 metros del la esquina de Huastecas y Méndez, donde ocurrió la agresión, obtenido por el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo (CDHNL), organización que representa a las víctimas directas e indirectas del ataque militar.
Los jóvenes advirtieron el seguimiento, pero no le dieron importancia; iban “como si nada”, confiados en que no llevaban con ellos nada ilícito. Tal vez lo único que se les podría reprochar es que del centro nocturno donde estuvieron, “salimos bien borrachos”.
El testimonio de Luis Gerardo ante la Fiscalía General de la República (FGR) coincide con el de Alejandro: antes de disparar contra ellos, un vehículo militar impactó por atrás a la camioneta blanca en la que viajaban hasta provocar que chocara con un automóvil estacionado en la calle, momento en el que empezaron los disparos por atrás y después por el frente.
Luis Gerardo pudo advertir que elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) descendieron de sus vehículos para dispararles, desoyendo los gritos de los jóvenes de que estaban desarmados.
“En ese momento yo me bajé de la camioneta porque venía herido y es en ese momento que miro que la segunda unidad de la Sedena se pone en la parte de atrás; quienes se bajaron de esa unidad, los soldados, nos empezaron a disparar”, narra en la declaración ministerial.
Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2419 de la edición impresa de Proceso
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GLORIA LETICIA DÍAZ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario