En el Foro de Evaluación de Nuevas Tecnologías para la agricultura y la alimentación reafirmaron su rechazo al maíz transgénico.
Comunidades indígenas de Oaxaca reafirmaron su rechazo al maíz transgénico y otras biotecnologías diseñadas para manipular genéticamente la naturaleza.
Durante el Foro de Evaluación de Nuevas Tecnologías para la agricultura y la alimentación que se realizó los días 24 y 25 de abril en Guelatao de Juárez, Oaxaca, se discutió cómo enfrentar estas nuevas biotecnologías que plantean tantos riesgos e incertidumbres.
En este encuentro convocado por la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca (UNOSJO S.C.) y el Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca, participaron especialistas del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC) y la Red de Evaluación Social de Tecnologías en América Latina (Red TECLA).
Su preocupación radica en que “se están presentando ya algunas de las nuevas tecnologías que las grandes empresas agroalimentarias están impulsando y que podrían pronto llegar a nuestros campos”.
La intención del Foro de Evaluación de Nuevas Tecnologías para la agricultura y la alimentación fue compartir con comunidades y organizaciones indígenas y campesinas las características e impactos que pueden tener especialmente algunas nuevas biotecnologías.
Citaron entre ellas la llamada “edición génica” y los “impulsores o forzadores genéticos”, diseñados para extinguir especies de plantas, insectos y animales en la naturaleza.
Además, tiene como objetivo entender cómo esas comunidades pueden evaluar estas nuevas biotecnologías que a menudo se presentan como beneficiosas, pero entrañan una serie de nuevos riesgos y amenazas, compartió Pablo Galeano, de la coordinación de la Red TECLA en Uruguay, también miembro de REDES-Amigos de la Tierra.
Los impulsores genéticos es una forma de ingeniería genética que está diseñada para trasmitir un carácter transgénico a toda una especie, pueden ser en plantas, insectos o incluso se plantea en roedores.
“Este tipo de técnica va más allá que los transgénicos que conocemos, por qué no sólo se pretende aplicarla a cultivos, también está diseñada para reproducirse en la naturaleza”, explicó Silvia Ribeiro, directora para América Latina del Grupo ETC.
“Es muy preocupante que bajo el engañoso nombre de “nuevas técnicas de mejoramiento genético en plantas” se hayan cambiado las regulaciones de bioseguridad en Estados Unidos y varios países de América Latina que permiten la aplicación de estas nuevas biotecnologías dirigidas a extinguir especies”.
En Estados Unidos se ha planteado el uso de la manipulación con impulsores genéticos para eliminar una especie de amaranto a la cual se ve como una plaga del maíz transgénico.
Explicó que esta especie de amaranto se ha vuelto tolerante al glifosato y otros agroquímicos y solo se puede retirar del cultivo manualmente.
Por ello, ahora se ensaya modificar el amaranto con impulsores genéticos para eliminar la especie. “Un experimento de ese tipo pasará las fronteras y podría cruzarse con el amaranto (quintoniles) en México, afectando este alimento”, agregó Silvia Ribeiro.
“Para evaluar las nuevas biotecnologías se propone lo que se llama evaluación de riesgos”, agregó Elizabeth Bravo, de Acción Ecológica, Ecuador y de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos. “Se dice que es una forma objetiva, basada en la ciencia, pero en realidad se trata de decisiones que son políticas, que reflejan los valores de los evaluadores y en muchos casos son sólo un trámite que casi siempre termina en la aprobación de la tecnología”.
Por ello, el Foro no se propuso solamente informar, sino también discutir cómo se pueden analizar estas nuevas biotecnologías desde la perspectiva de las comunidades campesinas e indígenas.
Aldo González, de UNOSJO y el Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca, recordó: “Aquí se comprobó hace 20 años la contaminación transgénica del maíz y desde entonces se han compartido y practicado muchas formas para recuperar los maíces nativos y defender las comunidades contra la amenaza de los transgénicos”.
Por ello, la Red TECLA propuso a la UNOSJO volver a esta área con tan rica experiencia, para discutir cómo enfrentar estas nuevas biotecnologías que plantean tantos riesgos e incertidumbres.
Cientos de organizaciones campesinas y ambientales han planteado que los impulsores genéticos no deben ser permitidos y que como primer paso se debe establecer una moratoria a su liberación.
González recalcó que pese a la moratoria a la siembra de maíz transgénico, estos granos llegaron a los campos y ha sido un largo proceso de descontaminación y defensa de las semillas, que es necesario reafirmar.
El Foro apoyó la demanda de una moratoria global a estas tecnologías, especialmente por haber países limítrofes o muy cercanos a México que han cambiado su regulación para permitirla.
Sin embargo, consideran que “es necesario informarnos sobre estos riesgos y cómo prevenirlos, al mismo tiempo pensar colectivamente cómo afirmamos nuestras propias bases comunitarias de alimentación independientes de las empresas que cada vez nos traerán nuevos riesgos”.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PEDRO MATÍAS.
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