Melchor Ruiz explicó que el arribo de fuerzas militares a Tijuana es un refuerzo que ya estaba programado y que no estaba relacionado con alguna crisis de seguridad en Baja California. Coincidentemente, las tropas de camuflaje claro llegaron al Estado a menos de 48 de la tragedia en San Vicente en donde fueron masacradas diez personas, entre ellos dos menores de edad, durante una justa deportiva de carreras de fuera de camino al sur del municipio de Ensenada.
Será la Guardia Nacional y la Sedena quienes definan el despliegue de los elementos que acaban de arribar y los que ya se encuentran en Baja California. La Sedena también se reservó la cantidad total de agentes con los que cuenta el Ejército y la Guardia Nacional en Baja California. Aunque se presume podrían ser más de tres mil 500, que fue la cantidad promedio que Sedena compartió entre los años 2021 y 2022.
Los efectivos que ya se encuentran patrullando por Baja California provienen de misiones en la Ciudad de México, del área de fuerzas especiales y su permanencia en el Estado dependerá de “los resultados”, explicó el general Ruiz.
La crítica que el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública en Baja California (CCSP) hace sobre el relevo de fuerzas militares es que la estrategia termina formando una codependencia de la disposición de agentes de la Guardia Nacional para patrullar las zonas conflictivas.
Además, que no hay un plan para capacitar y equipar a las corporaciones locales, ha cuestionado Roberto Quijano, presidente de la organización. En el reciente arribo de refuerzos, la Sedena ni ninguna otra autoridad ha compartido la nueva estrategia con el Consejo Ciudadano, reveló Quijano a ZETA.
AUTOR: ERNESTO ESLAVA.
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