Brasil y México han visto una mejora en sus proyecciones económicas desde distintos organismos internacionales, atendiendo al buen desempeño de algunos indicadores macroeconómicos en los últimos meses.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha empeorado en cuatro décimas su previsión para la economía de Argentina y apunta ahora que el Producto Interior Bruto (PIB) del país se contraiga un dos por ciento este año, frente a la caída del 1.6 por ciento que se esperaba el pasado junio.
Además, para el año 2024, la OCDE también prevé una recesión económica en Argentina, con una contracción del PIB del 1.2 por ciento. En su anterior informe de junio, el organismo estimaba una expansión del 1.1 por ciento.
No sólo la OCDE ha revisado a la baja sus previsiones para Argentina. En los últimos días, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe también ha empeorado sus proyecciones, estimando ahora una caída del tres por ciento (en su anterior informe de abril, incluyó al país entre las economías que caerían en 2023, en un dos por ciento).
En lo que se refiere a la inflación, Argentina terminará el año con un índice interanual sobre los tres dígitos, en el 118 por ciento. Esta cifra supone apenas seis puntos porcentuales menos que la inflación en el mes de agosto, que fue del 124.4 por ciento.
Estas cifras de la economía Argentina contrastan enormemente con la media de crecimiento que se espera entre los países del G20, que será del 3.1 por ciento, tras una revisión de tres décimas al alza por parte de la OCDE. Además, la media mundial para 2023 está en el tres por ciento, de nuevo tres décimas por encima de la anterior estimación.
Del mismo modo, la situación de Argentina es totalmente opuesta a la de otras grandes economías de América Latina, como Brasil o México, que han visto una mejora en sus proyecciones económicas desde distintos organismos internacionales, atendiendo al buen desempeño de algunos indicadores macroeconómicos en los últimos meses.
En concreto, se espera que el PIB de Brasil crezca un 3.2 por ciento, lo que supone un incremento de 1.5 puntos porcentuales desde el informe de junio. Por su parte, México tendrá un crecimiento del 3.3 por ciento (siete décimas más de lo previsto anteriormente).
Argentina es junto a Chile y Haití (según datos de Cepal) una de las pocas economías de América Latina que experimentará una recesión económica en 2023.
La OCDE ha revisado tres décimas al alza su pronóstico de crecimiento para la economía mundial en 2023, que ahora sitúa en el tres por ciento, aunque ha empeorado en dos décimas su previsión del 2.7 por ciento para el próximo año, según ha anunciado este martes el think tank para las economías más avanzadas.
Entre las principales economías mundiales, las nuevas proyecciones de la OCDE contemplan un crecimiento mayor de Estados Unidos, con una expansión del 2.2 por ciento este año y del 1.3 por ciento el siguiente, seis y tres décimas por encima de las previsiones de junio. La ralentización año a año se explica por el endurecimiento de las condiciones financieras, que impactarán sobre la demanda.
En el caso de la zona euro, la organización con sede en París anticipa una expansión del PIB del 0.6 por ciento en 2023, tres décimas peor de lo previsto anteriormente, mientras que ha bajado cuatro décimas, hasta el 1.1 por ciento, el crecimiento proyectado para el próximo año. El repunte se motiva en el “desvanecimiento del impacto adverso de la alta inflación sobre los ingresos reales”.
Fuera de los países de la OCDE, las previsiones del think tank apuntan a una peor evolución de la economía china a causa de una demanda doméstica “débil” y por el “estrés estructural” en el mercado inmobiliario. Así, la expansión del PIB será del 5.1 por ciento este año, frente al 5.4 por ciento previsto en junio, mientras que habrá un crecimiento del 4.6 por ciento en 2024, cinco décimas menos.
Sobre los países emergentes, Brasil ha visto revisado su crecimiento de 2023 en un punto y medio más, hasta el 3.2 por ciento por una climatología benigna durante el primer semestre del año que ha impulsado la producción agrícola. La India y Sudáfrica también han visto ambas mejoradas sus estimaciones de PIB en tres décimas, hasta el 6.3 por ciento y el 0.6 por ciento, respectivamente.
“Se prevé que las economías asiáticas, en particular la India, representen una parte considerable del crecimiento mundial en 2023 y 2024”, ha explicado la economista jefe de la OCDE, Clare Lombardelli.
RIESGOS A LA BAJA DEL CRECIMIENTO
En cualquier caso, la OCDE advierte de que el crecimiento sigue estando por debajo de la media histórica y que “los riesgos se inclinan a la baja”, señalando como principal incertidumbre la velocidad de transmisión de las decisiones en política monetaria y la “persistencia de la inflación”.
“Los efectos adversos de los altos tipos de interés podrían ser más fuertes de lo anticipado, y la persistencia de la inflación puede requerir un endurecimiento monetario adicional que podría exponer vulnerabilidades financieras”, ha explicado la OCDE.
En este sentido, el organismo con sede en París ha recomendado que la política monetaria siga siendo “restrictiva” hasta que haya “signos claros” de que la inflación subyacente ha sido controlada. La OCDE ha asegurado que los tipos de interés “parecen encontrarse en su pico o cerca de él” en la mayor parte de los países, incluidos Estados Unidos y la zona euro.
De forma similar, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, ha señalado que “probablemente será necesario conservarlos en o cerca de los niveles actuales durante varios trimestres” para poder controlar la inflación.
Asimismo, una desaceleración de China más fuerte de lo esperado suma “riesgos añadidos” que impactarían sobre el crecimiento en el resto del mundo. De producirse una caída interanual del tres por ciento en la demanda doméstica del “gigante asiático”, el crecimiento del PIB mundial podría verse recortado hasta en seis décimas en el primer año y el volumen comercial haría lo propio en un 1.25 por ciento.
El impacto sobre el PIB de los países europeos de la OCDE y América del Norte sería de unas pocas décimas, viéndose principalmente afectadas otras naciones asiáticas o las productoras de materias primas.
Sin embargo, de sumarse a la anterior circunstancia un endurecimiento de las condiciones de financiación, la afectación sería mayor; cercana a un punto del PIB en los países desarrollados. En este caso hipotético, el avance la actividad económica global sería un 1.1 por ciento menor, con el volumen de bienes y servicios cediendo un 2.75 por ciento. En consecuencia, el fenómeno tendría un carácter deflacionario y restaría cuatro décimas del alza de precios previsto.
Por otro lado, en la rueda de prensa de presentación del informe, Lombardelli ha recordado que los precios de los alimentos y la energía “están severamente condicionados” por la geopolítica y el clima, por lo que no es descartable una renovada volatilidad en estos campos.
Los gobiernos se enfrentan a crecientes presiones fiscales derivadas del aumento de la deuda fruto del envejecimiento de la población, la transición ecológica y el creciente gasto en defensa. En cuanto a la energía, Lombardelli ha animado a “recortar” los programas de lucha contra la inflación para acotarlo a “los más necesitados”.
La OCDE ha sostenido que hay que redoblar los esfuerzos a corto plazo para reconstruir planes fiscales creíbles a medio plazo que alineen mejor las políticas macroeconómicas y garanticen la sostenibilidad de la deuda.
SOLUCIONES
Con el objeto de mejorar las perspectivas macroeconómicas, la OCDE ha recomendado reducir las barreras en el mercado laboral y a la producción; impulsar el desarrollo del conocimiento y know-how para mejorar los niveles de inversión, productividad y participación laboral, así como hacer el crecimiento “más inclusivo”.
El documento también resalta lo “primordial” del comercio internacional por ser una “importante fuente de prosperidad a largo plazo tanto para las economías avanzadas como las emergentes”. Según la OCDE, las preocupaciones en torno a la seguridad económica no deben impedir “aprovechar la toma de oportunidades” de reducir las barreras al comercio, especialmente en el sector servicios.
Igualmente, la entidad multilateral ha animado a los gobiernos a cooperar y coordinarse en los esfuerzos de mitigación de emisión de CO2.
FUENTE: SIN EMBARGO/EUROPA PRESS.
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