Pese a que la política de drogas del presidente colombiano Gustavo Petro Urrego poco tiene en común con la del Gobierno de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador asistirá a ese país este sábado a la Conferencia Latinoamericana y del Caribe “Por una política de drogas para la vida, la paz y el desarrollo”, que concluirá con la adopción de una declaración conjunta.
“Reconociendo el fracaso de la ‘guerra contra las drogas’ en su enfoque actual y la vulnerabilidad de nuestros pueblos ante esta problemática, Colombia, con el apoyo de México, convoca una Conferencia encaminada a crear un espacio para discutir las actuales problemáticas que viven los países latinoamericanos en materia de lucha contra las drogas”, se establece en la nota conceptual del evento.
Del 7 al 9 de septiembre, con la presencia de representantes de 33 países de América Latina y el Caribe, y observadores de 19 más de otras regiones –además de Naciones Unidas y sociedad civil—, discutirán temas de fiscalización, regulación de drogas, nuevas sustancias, dinámicas de violencia y tráfico en Cali, Colombia, con el liderazgo de dos países en los que prevalecen visiones distintas en torno al tema.
Por ejemplo, entre los objetivos enlistados por el gobierno colombiano para la Conferencia, impulsados por la administración de Petro Urrego, están privilegiar el enfoque de derechos humanos y diferencial, salud pública y justicia social, así como la reducción de daños frente a las políticas carcelarias y el prohibicionismo, un discurso siempre presente en las campañas del gobierno federal en México.
Si bien como resultados esperados de la Conferencia se enlistan la declaración conjunta, la creación de un grupo de trabajo para la elaboración de un plan de acción y seguimiento, así como un documento de memorias del foro con la sociedad civil, observadores y gobiernos, entre algunos asistentes ha trascendido que el documento final se elaboraría en términos muy generales por la falta de puntos en común y la postura inamovible del gobierno colombiano.
“Yo les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas. Disminuir el consumo de drogas no necesita de guerras, de armas, necesita que todos construyamos una mejor sociedad: una sociedad más solidaria, más afectuosa, donde la intensidad de la vida salve de las adicciones y de las nuevas esclavitudes”, dijo el presidente colombiano en un discurso ante Naciones Unidas el año pasado.
Esa visión se tradujo en Colombia en propuestas como dejar de perseguir a los cultivadores de hoja de coca y consumidores de cocaína, transformar los territorios cultivados y productores, y combatir a las organizaciones multicriminales relacionadas con economías ilegales.
De ahí que los temas centrales enlistados para la Conferencia por el gobierno colombiano sean la desclasificación de la hoja de coca de las listas de la Convención de 1961, la regulación del cannabis, la producción y abuso de opioides y opiáceos sintéticos –en particular fentanilo—, el fracaso de las políticas de control de oferta y la provisión de alternativas lícitas a comunidades productoras de droga. El presidente López Obrador los resumió en su conferencia mañanera como “problemas relacionados con el narcotráfico”.
¿Qué puede aprender México de Colombia en política de drogas?
Las giras al extranjero del presidente Andrés Manuel López Obrador han sido escasas durante su sexenio, y esta vez lo hace para encontrarse con una política diferente a la de su administración.
Será la segunda vez que viaje a países latinoamericanos, mientras que lo ha hecho cuatro veces a Estados Unidos.
Desde el viernes por la tarde el presidente mexicano será recibido por el alcalde de Cali, para reunirse más tarde en privado durante cerca de dos horas con el presidente colombiano y, finalmente, asistir el sábado a la Conferencia a recibir las conclusiones.
Como parte de su propuesta en política de drogas, Petro Urrego ha llevado el tema a las Naciones Unidas, y representantes de su gobierno han pertenecido al órgano de fiscalización de drogas a nivel internacional, donde han admitido que la política prohibicionista ha fracasado.
Desde el Gobierno de México se sostiene, en cambio, una política basada en la militarización, la prohibición y la criminalización, reforzada por campañas federales que vinculan cualquier consumo de drogas con muerte y muestran imágenes estigmatizantes de las personas usuarias.
A un encuentro en materia de drogas, que se ha planteado como una agenda de salud con la creación en mayo pasado de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama), que tuvo su primera reunión nacional hace unos días, a López Obrador no lo acompañarán autoridades en la materia, sino representantes de las Fuerzas Armadas: el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y el de Marina, Rafael Ojeda, además de la secretaria de relaciones exteriores.
“¿Qué puede aprender Andrés Manuel de Petro? Creo que todo: desde el discurso de un presidente latinoamericano, y de un país productor y de tráfico, que dice ‘esto no está funcionando y además tenemos que cambiar las reglas del juego’, y dos, que a nivel nacional está siendo congruente con lo que tiene que ver con el impulso de la regulación del cannabis y de políticas de reducción de daños en favor de las personas usuarias de drogas”, señala Adriana Muro, directora de Elementa DDHH, organización que comenzó su trabajo en Colombia para después tener sedes en ambos países.
A esto se suma la promulgación de una ley en marzo pasado en aquel país para liberar a cerca de cinco mil mujeres cabezas de familia privadas de la libertad por delitos relacionados con drogas con condenas menores a ocho años, así como la ley de sometimiento de bandas criminales –para dejar las armas y la violencia— y la petición de cambios a nivel internacional a través de Naciones Unidas.
“Andrés Manuel sí se orienta hacia satanizar a las drogas, criminalizar a las personas usuarias, relacionarlas con la comisión de los delitos, mientras que lo que ha hecho Petro, dentro y fuera del país, es también conectar la política de prohibición a las violencias. Él es muy claro en decir ‘esto está relacionado con el mercado ilícito de drogas”, añade.
Todo ello apunta, considera, a dejar atrás el estigma y tener las conversaciones más difíciles en torno al tema. Para Muro, la expectativa es que sus afinidades en otros sentidos, como sacar de la lista más restrictiva a la hoja de coca y al cannabis, permitan que Petro “suba al barco” a López Obrador sobre todo en el terreno de la incidencia internacional.
“En estos momentos sí hay una necesidad de volver otra vez en bloque los Estados de América Latina a decir ‘tenemos que modificar o empezar a modificar ciertos puntos del sistema de fiscalización”, concluye.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MARCELA NOCHEBUENA.
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