Tras la renuncia de Alejandro Encinas como subsecretario de Derechos Humanos para unirse al equipo de Claudia Sheinbaum, integrantes de la sociedad civil perciben un proceso regresivo y se muestran preocupados por los pendientes en el tema de desaparición que deja con su salida.
Con algunos avances, pero sin explicaciones en torno al incumplimiento para convocar al Sistema Nacional de Búsqueda, así como explicar la metodología y detalles de la actualización del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), el exsubsecretario de Derechos Humanos Alejandro Encinas deja con su salida incertidumbre y dudas sobre la continuidad de diversas agendas.
Su separación del cargo, para sumarse al equipo de Claudia Sheinbaum, virtual candidata presidencial de Morena, se da además en medio del proceso de designación de la persona titular de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), que no ha estado exento de dudas sobre la idoneidad de los perfiles registrados.
Tras algunos avances que marcaron la gestión de Encinas –como el impulso a la CNB y al propio registro, el reconocimiento de casos pendientes en materia de derechos humanos y el liderazgo de comisiones de la verdad–, integrantes de la sociedad civil perciben con su salida un proceso regresivo y preocupación por instrumentos que quedaron formalizados por escrito, pero no operan de manera eficiente en la práctica.
“Preocupa porque es una salida que se da en un contexto donde es evidente que encontró una serie de obstáculos para poder avanzar en la verdad y la justicia en algunos casos específicos como Ayotzinapa, y también donde desde la Presidencia ha quedado muy claro que en la agenda de desaparición, por ejemplo, causa mucha incomodidad el que el fenómeno no haya disminuido e incluso haya aumentado”, señaló Humberto Guerrero, coordinador del programa de Derechos Humanos y Lucha contra la Impunidad de Fundar.
El especialista recordó las expresiones que se han hecho públicas en las conferencias de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador para negar la cifra que actualmente mantiene el RNPDNO –112 mil 639 personas desaparecidas y no localizadas en el país hasta el cierre de esta publicación–.
En ese contexto, Encinas anunció a principios de este año un programa piloto de búsqueda en vida, que derivó en el cruce de bases de datos estatales y nacionales con los nombres del Registro Nacional, y dejó la confirmación de las coincidencias, con el propósito de reducir las cifras, mediante procesos revictimizantes, en manos de la Secretaría de Bienestar.
“Básicamente es regresar al mensaje de que las personas desaparecidas en realidad no lo están, y eso es muy preocupante, que la salida del subsecretario Encinas se dé en este contexto, y para añadirle, donde recientemente hubo señalamientos del presidente, de nueva cuenta, de que algunas de las personas que intentaron hacer algo por acercarnos a avanzar en casos emblemáticos de derechos humanos, como Karla Quintana u Omar Gómez Trejo, había sido como una distracción del subsecretario y que obedecían más a intereses”, añadió Guerrero.
Signos de regresión
La salida de Encinas se da a poco más de 50 días de la renuncia de Karla Quintana a la titularidad de la Comisión Nacional de Búsqueda, por supuestas diferencias con el subsecretario en torno al proceso de actualización del Registro Nacional, a lo que ella se refirió como “los contextos actuales”. Hasta ahora, la Secretaría de Gobernación ha dado a conocer los perfiles de 13 personas que aspiran a ocupar ese cargo, entre los que se encuentra una afín a Morena y un exmilitar.
Ante ello, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México y el Observatorio de Designaciones Públicas expresaron diversas inconformidades frente al proceso, que calificaron como regresivo: por la falta de transparencia sobre los elementos para la evaluación de aspirantes, ausencia de entrevistas públicas y de fase de finalistas, ningún mecanismo de participación ciudadana ni de voz a las familias de personas desaparecidas y carencia de una auténtica revisión sustantiva de los perfiles.
“Vemos claros signos de regresión, y además quedan pendientes muy importantes. El subsecretario Encinas tuvo unos primeros años donde intentó empujar, por ejemplo, la implementación de la Ley General en materia de desapariciones, de consolidar sus elementos institucionales más importantes, pero fue una línea de trabajo que quedó trunca. Muchos instrumentos se crearon en la formalidad, pero no fue posible darles seguimiento y aterrizarlos en la práctica”, explicó el especialista.
A ello se suma que pese a que desde su gestión se dio un reconocimiento de la crisis forense, siguió topándose con la resistencia de las fiscalías, por lo que hasta ahora la creación del Banco Nacional de Datos Forenses sigue siendo un pendiente. Contrario al avance de estos instrumentos, la sociedad civil ve claros signos de amenaza de que los pocos avances que se lograron, en una situación precaria, sean echados para atrás.
Guerrero mencionó también los mensajes contradictorios en torno al Centro Nacional de Identificación Humana, que ha tenido ya varios titulares y ahora continúa acéfalo. “No hay a quién pedirle cuentas sobre todas estas cosas que han sido fundamentales en la exigencia de las familias”, lamentó.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez también expresó un lamento por su salida, en particular en lo relativo al caso Ayotzinapa, el cual –reiteraron– “frente a la desinformación que genera el Presidente con su narrativa vs expertos, exfuncionarios y sociedad civil”, no está resuelto, pues el Ejército aún oculta información relevante para su esclarecimiento.
Desconcierto por continuidad y preocupación por nuevo perfil
Martín Villalobos, consejero ciudadano de la CNB y de la comisión de búsqueda capitalino, familiar de una persona desaparecida, se sumó a la preocupación y desconcierto por la continuidad de las agendas y las respuestas que quedan pendientes tras la salida del exsubsecretario.
“Él había sido una persona muy importante en este sexenio, sobre todo en materia de derechos humanos por todo el esfuerzo que finalmente encabezó… Esto generó un antes y un después en lo que a la subsecretaría de derechos corresponde. Por un lado, vemos que es muy complicado y nos desconcierta el hecho de que se haya dado este relevo cuando queda prácticamente un año de gobierno y que hay tantas cosas pendientes”, señaló.
Entre ellas, señaló la preocupación por el relevo en la CNB y el perfil que pudiera llegar a su titularidad. Aunado a ello, cuestionó que el nuevo subsecretario, Arturo Medina, provenga de un área muy distinta al tema de derechos humanos. “Es parte inequívoca de lo que en este último tramo del sexenio representa para el gobierno federal el tema de derechos humanos; es como si fuera un menosprecio”, añadió.
Arturo Medina es licenciado y maestro en Derecho. Ha sido procurador fiscal de la federación en la Secretaría de Hacienda, de la unidad de políticas y estrategias para la construcción de paz en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, subsecretario de Gobierno y coordinador de Enlace Institucional en la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México – este último durante la administración de Miguel Ángel Mancera–, y jefe delegacional de Tláhuac y Magdalena Contreras, así como diputado local.
Villalobos subrayó las recientes recomendaciones del Comité Especial contra las Desapariciones Forzadas (CED) de la ONU, que ratificó 76 puntos que previamente había documentado, lo cual habla de una falta de avance y de que sigue habiendo una distonía entre las diferentes áreas de procuración de justicia y los organismos relacionados con los temas de derechos humanos.
Al mismo tiempo, dijo, genera una situación de alerta en el sentido de que el gobierno ya no quiera atender esos asuntos, pese a los rezagos persistentes y la necesidad que se incrementa cada día. También recordó el pendiente de dar cauce al Programa Nacional de Búsqueda, que no ha sido actualizado; la distancia más honda y distante con las fiscalías en materia de localización de personas, y el papel del Ejército en el tema de Ayotzinapa.
Encinas también encabezaba los trabajos de la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidas de 1965 a 1990, que llevaba dos años de trabajo y entre sus últimos avances reportó la exhumación de los fragmentos de siete personas víctimas de la guerra sucia en el municipio de Ajuchitlán del Progreso, Guerrero.
“A lo mejor el gobierno federal simplemente está pensando en dejarlo para el siguiente sexenio, y a ver cómo le entran, y lamentablemente es una pérdida de tiempo y esfuerzos, porque es un volver a empezar para todos: instituciones, esfuerzos que las familias y que las organizaciones tenemos que ir trazando. Lamentamos su salida y la decisión de poner a alguien que no tenga experiencia y que no tenga el conocimiento sobre los temas de derechos humanos en el país”, concluyó Villalobos.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MARCELA NOCHEBUENA.
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