Las personas se desplazan de sus lugares de origen por motivos políticos, económicos, de violencia e incluso ambientales, explicó el experto.
“El énfasis que tendríamos que estar haciendo es el de una crisis de refugio, de refugiados y no una crisis migrante, como en general le llamamos; al hacer este cambio del énfasis, de que ese es el perfil dominante, cambia obligadamente nuestro diagnóstico de la problemática, cambia nuestro reconocimiento de la gravedad de lo que está pasando”, informó en Aristegui en Vivo.
El académico señaló que hace más de dos años el perfil de las personas que se desplazan ha cambiado, pues lo hacen por motivos políticos, económicos, de violencia e incluso ambientales, por lo que tienen la necesidad de salir de sus países de origen.
“El perfil social de tantas personas en movimiento ha cambiado particularmente en los últimos dos años, poco más, debido a que, para muchas regiones de América Latina, como Venezuela, Nicaragua, Cuba, Haití, México, reitero, Guatemala y Honduras, tenemos una población que esencialmente se está moviendo obligada”, agregó.
Aseguró que cuando es una necesidad y es un desplazamiento forzado, lo que se tiene son personas que requieren protección internacional, pues no es entonces el migrante económico-laboral del mercado circular, sino que se trata de otro enfoque.
“Y desde la perspectiva del Estado mexicano tendría que activarse lo que ya son compromisos internacionales en materia de refugio, tendría que activarse lo que dice nuestra Constitución en materia de refugio y tendría que activarse lo que dice la ley sobre refugiados”.
Por ello, consideró que la ley de migración no debe de ser usada y el Instituto Nacional de Migración no debería intervenir en la atención a estas personas ni deportarlas, pues entonces se está rompiendo el principio esencial de la protección que es la no devolución.
El especialista explicó que actualmente hay un gran número de mexicanos que cruzan a Estados Unidos con el perfil de refugio y esto nunca había pasado.
“Tenemos entre agosto y julio del año 23, algo que no había pasado nunca en México y es que, primero, somos un tercio del total de personas que arriba a la frontera sur de Estados Unidos, un tercio, no es cualquier cosa, pero dentro de este tercio por primera vez, como nunca, el 40 por ciento son grupos familiares, es decir, ya no es esencialmente el migrante laboral hombre en edad productiva que se movía, sino que ahora son grupo familiar, que cuando ocurre con un grupo familiar estamos hablando, esencialmente, de personas desplazadas de su lugar de origen.
Añadió que no es casualidad que dominen Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Chiapas, Oaxaca, partes de Guanajuato, que son poblaciones en donde el crimen organizado ha desplazado a personas que tenían alguna manera de subsistir en su economía local.
“Muchos de ellos terminan solicitando refugio en Estados Unidos y esos son nuestros refugiados (…) ya no es la migración mercado-laboral clásica, sino que es una migración forzada y ese concepto le da otro carácter social de protección y de activar los protocolos que debiéramos tener relacionados con refugio”.
Guillén especificó que esta situación también pasa en los países de las personas que actualmente cruzan México para llegar a la frontera.
FUENTE: ARISTEGUI NOTICIAS.
AUTOR: REDACCIÓN.
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