«México entero es un campo de guerra que se expresa en la militarización, el militarismo y el paramilitarismo exacerbados, la presencia de los cárteles criminales por doquier y la persecución, nunca antes vista, de migrantes mediante el uso de la guardia nacional y las fuerzas castrenses», denunció el Congreso Nacional Indígena – Concejo Indígena de Gobierno (CNI-CIG), este 12 de octubre.
En el marco de la «Acción global por el alto a la guerra contra los pueblos de México y del Mundo, hacia los pueblos zapatistas y hacia los pueblos originarios de México», y en respuesta a la convocatoria del CNI-CIG, cientos de comunidades y ciudades en el país y el mundo se organizaron para exigir el cese de la violencia que despoja los territorios ancestrales, desaparece, hostiga y asesina a sus habitantes y actúa en favor de los intereses de las empresas y los gobiernos.
Las actividades se realizaron desde ciudades del país como Morelia, Cuernavaca, Xalapa, Guadalajara, Tepic, hasta países como Alemania, Francia, Estados Unidos, Argentina y España, bajo la misma consigna de exigir un alto a la guerra contra las comunidades del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas y todos los pueblos amenazados por el capitalismo.
«La guerra en contra de los pueblos de México se llama narcoestado capitalista», aseguró el CNI-CIG, que destacó como muestras de esta embestida las leyes que privatizan y legalizan el despojo del agua, como sucede en Tlaxcala, Querétaro, Puebla y la Ciudad de México, pero que «también se llama Proyecto Integral Morelos, Aeropuerto de Santa Lucia y programas de ordenamiento territorial en el centro del país y la Ciudad de México».
«Se cumplen 531 años del inicio de la resistencia y la rebeldía de nuestros pueblos en contra de esta interminable guerra de invasión y conquista capitalista patriarcal; y 27 años de haberse fundado el Congreso Nacional Indígena como el espacio de lucha y unidad de los pueblos originarios de México», agregó la organización en su comunicado.
En la Ciudad de México, se realizó una movilización en el Centro Histórico hasta el Zócalo, con la participación de comunidades, artistas, colectivos, estudiantes y activistas, luego de la celebración por el tercer aniversario de la toma del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), que la comunidad otomí residente en la capital convirtió en la Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas “Samir Flores Soberanes”.
Los pueblos indígenas en México «no tenemos nada que celebrar porque este gobierno no nos escucha. Nosotros celebramos por la resistencia, por la lucha que estamos llevando», dijo una de las mujeres otomís en el festejo del INPI.
COMUNICADO:
A los pueblos de México y del mundo,
A los organismos y colectivos defensores de derechos humanos,
A los medios de comunicación.
Hoy 12 de octubre se cumplen 531 años del inicio de la invasión europea a nuestras tierras y territorios, fecha que marcaría el inicio de uno de los mayores genocidios en la historia de la humanidad y de la salvaje globalización capitalista que ha sido impuesta a todos los pueblos del mundo; pero también se cumplen 531 años del inicio de la resistencia y la rebeldía de nuestros pueblos en contra de esta interminable guerra de invasión y conquista capitalista patriarcal; y 27 años de haberse fundado el Congreso Nacional Indígena como el espacio de lucha y unidad de los pueblos originarios de México,
Actualmente el mundo vive en medio de grandes guerras como lo acreditan la masacre y el exterminio que en estos momentos lleva a cabo el ejército de ocupación israelí en contra del pueblo palestino en la franja de Gaza y en Cisjordania. De guerra en guerra y por medio de ellas el capitalismo global se reproduce cotidianamente.
México, a pesar de los disfraces y mentiras que brotan del gobierno de la Cuarta Transformación, no es la excepción y los cifras que describen la violencia y la guerra son elocuentes: más de 156 mil homicidios dolosos, más de 43 mil personas desaparecidas y no localizadas, más de 4 mil feminicidios, 75 periodistas y 104 personas defensoras de tierra y territorio, pueblos indígenas, derechos humanos y medio ambiente asesinadas en este sexenio, casi la mitad de estos últimos participantes en el espacio que es el CNI.
México entero es un campo de guerra que se expresa en la militarización, el militarismo y el paramilitarismo exacerbados, la presencia de los cárteles criminales por doquier y la persecución, nunca antes vista, de migrantes mediante el uso de la guardia nacional y las fuerzas castrenses.
Particularmente la frontera de México con Guatemala en Chiapas, donde el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa disputan sangrientamente el territorio, o regiones enteras de estados como Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco, Guanajuato, Sonora, Chihuahua, Zacatecas y Tamaulipas, viven un clima de aguda violencia bajo el control casi total de los cárteles criminales, mismo que se complementa con la ausencia de gobierno y la simbiosis entre instituciones públicas, funcionarios, mandos militares y grupos de la delincuencia organizada. Adicionalmente, en Chiapas existe un claro cerco de guerra en contra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y los pueblos zapatistas, escenario en el que los grupos paramilitares operan con total impunidad desde hace tres décadas y últimamente han aumentado sus agresiones contra las comunidades zapatistas, destacando los más de 100 ataques, entre 2019 y 2023, que la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO) ha llevado a cabo en contra de poblados zapatistas pertenecientes al Caracol 10, Floreciendo la Semilla Rebelde.
El cerco hacia los pueblos zapatistas y el EZLN, masacres como la de Acteal, así como la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, junto a la creciente y continuada violencia hacia las mujeres, o el asesinato y desaparición de defensores de la tierra, como son los casos de nuestros hermanos Samir Flores Soberanes de Amilcingo y Sergio Rivera Hernández de la organización MAIZ, son señales contundentes de esta guerra que hoy viste de sangre y dolor al país entero. Por más de ocho años las comunidades de la montaña baja de Guerrero que conforman el Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata, han sido víctimas de la delincuencia organizada, y actualmente suman más de 20 desaparecidos y más de 50 asesinados a manos del grupo narco paramilitar conocido como los ardillos, mismo que actúa bajo la protección de los gobiernos municipales y del estado, así como del ejército federal perteneciente a la zona militar número 35. Asimismo, la comunidad nahua de Santa María Ostula, Michoacán, en su lucha por defender sus tierras, su autonomía y su guardia comunal, ha sufrido, desde el año 2008 a la fecha, el asesinato de 39 comuneros y la desaparición de 6 más, recordando que en lo que va del año han sido asesinados 5 comuneros por el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Junto a la Asamblea Nacional por el Agua y la Vida manifestamos que la guerra en contra de los pueblos de México se llama narcoestado capitalista, porque se impone a través de leyes que privatizan y legalizan el despojo del agua como sucede en Tlaxcala, Querétaro, Puebla y la Ciudad de México; se impone con instrumentos de guerra como CONAGUA, SACMEX, CEA Querétaro y CEAS Puebla, organismos que venden el agua a las empresas transnacionales y al gran capital financiero, a la vez que gestionan y subsidian proyectos para robar el agua de nuestros pueblos y devolverla envenenada. Esa guerra de despojo también se llama Proyecto Integral Morelos, Aeropuerto de Santa Lucia y programas de ordenamiento territorial en el centro del país y la Ciudad de México.
Asimismo, hacemos nuestra la denuncia de la Asamblea Nacional por el Agua y la Vida hacia la sistemática represión, criminalización, persecución y encarcelamiento que el estado ejecuta en contra de quienes nos organizamos en defensa del agua y la vida y reiteramos que la guerra en nuestros pueblos se vive en su expresión más cruda mediante la militarización, el hostigamiento policiaco, el uso o amenaza de la fuerza en manifestaciones, o mediante grupos de choque paramilitares, la instalación de complejos policiacos y militares y el despliegue de grupos criminales en nuestros territorios con la pretensión de callar la voz de los pueblos, imponer los megaproyectos de muerte y legalizar el despojo del agua como ocurre en Santiago Mexquititlán, El Salto, Tlaxcala, San Gregorio Atlapulco y Puebla.
Nos hacemos eco de las palabras de los pueblos, comunidades, organizaciones, colectivos, redes y personas del sur-sureste mexicano integrantes de la campaña El Sur Resiste, señalando que nos preocupa el avance violento de los megaproyectos interconectados Tren Maya y Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec; y de todos los proyectos que se están ejecutando en este reordenamiento territorial del sur-sureste. Los trenes, gasoductos, parques industriales, puertos, aeropuertos, carreteras, hoteles y demás infraestructura logística que se ha estado construyendo, solo han representado la destrucción de la naturaleza, el saqueo de nuestros bienes naturales, el despojo de nuestras tierras y la división de nuestras comunidades, sumando el aumento de la violencia por parte de los grupos del crimen organizado que disputan nuestros territorios. En contraste, la presencia masiva de las corporaciones militares en el sur-sureste, mismas que son las administradoras directas de estos megaproyectos, no ha traído seguridad ni paz, por el contrario, estas corporaciones han sido responsables de amenazas, persecución y hostigamientos contra quienes defendemos a la madre tierra, nuestros territorios y la vida misma.
Junto con la campaña El Sur Resiste denunciamos el avance en la construcción del mal llamado Tren Maya y sus proyectos complementarios como la Puerta al Mar y otros que atraviesan y destruyen las reservas de la biosfera de Sian Ka’an y de Calakmul. Denunciamos que el Corredor Interoceánico, igual que el tren maya, no es otra cosa que la entrega de nuestros territorios a los grandes capitales extranjeros con el resguardo de la marina, la guardia nacional y la delincuencia organizada. Denunciamos que los parques industriales que pretenden instalar tanto en el Istmo veracruzano como en el oaxaqueño, entre los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, además de contaminar nuestras aguas, tierras y aire y contribuir al calentamiento global, al igual que la refinería Dos Bocas, conformarán la nueva frontera al servicio de Estados Unidos, no solo para detener el avance de las migraciones del sur del continente y de rincones remotos del sur global, migraciones que acrecentarán la mano de obra barata; sino con el fin de utilizar la región para la movilidad de las mercancías del comercio mundial y para la movilidad militar en un contexto de guerras y disputas por el control del mundo.
Ante esta guerra capitalista y patriarcal de las corporaciones mundiales y sus gobiernos contra la humanidad, hoy nos movilizamos para exigir un alto total al cerco dirigido contra el EZLN y las comunidades zapatistas; y contra los pueblos originarios de México, a traves de la militarización, el militarismo, la paramilitarización, el crimen organizado o los mal llamados planes de justicia indígenas en los pueblos yaqui, mayo yoreme y guarijío de Sonora y en distintos puntos de la geografía nacional que el INPI impulsa y cuyas oficinas centrales permanecen tomadas, justo desde hace tres años, por la comunidad indígena otomí residente en la Ciudad de México. Llamamos a los pueblos de México y del mundo a organizarnos para frenar esta guerra que se vertebra por medio del despojo y la explotación crecientes que implican el saqueo del agua, la extracción y distribución de hidrocarburos, la minería y los megaproyectos de infraestructura encaminados al ordenamiento salvaje de las poblaciones, de las fronteras y de los territorios de nuestros pueblos.
No detengamos nuestro paso. Resistiremos, como lo hemos hecho hasta el día de hoy, esta prolongada guerra de conquista. Resistiremos los grandes proyectos de infraestructura y el salvaje reordenamiento que el capital pretende imponer en nuestros territorios. Seguiremos resistiendo la militarización y la creciente presencia del crimen organizado; seguiremos resistiendo el despojo, la explotación y la muerte que este capitalismo patriarcal pretende imponer en cada rincón del planeta. Nuestra lucha es por la vida.
¡¡ALTO A LA GUERRA CONTRA LOS PUEBLOS DE MÉXICO Y DEL MUNDO, HACIA LOS PUEBLOS ZAPATISTAS Y HACIA LOS PUEBLOS ORIGINARIOS DE MÉXICO!!
¡¡LA GUERRA CONTRA LOS PUEBLOS EN MÉXICO SE LLAMA NARCOESTADO CAPITALISTA!!
¡¡A 531 AÑOS DEL INICIO DE LA GUERRA SEGUIMOS RESISTIENDO!!
¡¡531 AÑOS HAN PASADO Y NO NOS CONQUISTARON!!
¡¡VIVA EL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA EN SUS 27 AÑOS DE VIDA!!
¡Nunca mas un México sin Nosotros!
¡Por la Reconstitución Integral de nuestros Pueblos!
CONGRESO NACIONAL INDÍGENA-CONCEJO INDÍGENA DE GOBIERNO
AUTOR: REDACCIÓN.
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