Tras la emboscada, la Sedena destinó un refuerzo de mil 86 elementos castrenses y dos aeronaves con la finalidad de apoyar a las autoridades municipales y estatales en la seguridad de la conflictiva comarca que se encuentra en disputa por el Cártel de Sinaloa (CDS), posicionado en el sitio desde hace más de tres décadas, y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que pretende ganar ese territorio.
Sin embargo, además del patrullaje rutinario, los soldados del Ejército Mexicano tienen la encomienda de identificar y detener a los responsables del homicidio múltiple ocurrido el domingo 20 de noviembre sobre la carretera Jalostotitlán-Teocaltiche, a la altura del entronque a Nochistlán, Zacatecas, en agravio de sus compañeros.
La región jalisciense colindante con los estados de Zacatecas, Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí, que en años recientes se convirtió en un foco de inseguridad ya tenía presencia de una mayor cantidad de policías estatales y de la Guardia Nacional, pero no contaba con antecedentes de un despliegue similar de tropas militares como el que ahora fue ordenado desde el gobierno federal.
Como ZETA informó, fuentes de la Fiscalía General de la República (FGR) señalaron que el ataque armado que sufrieron elementos del Ejército Mexicano en el municipio de Teocaltiche, fue autoría presunta autoría del Cártel Jalisco Nueva Generación, que en múltiples intentos no ha podido penetrar a la cabecera municipal por la oposición del CDS.
La violencia se ha desplazado a otros municipios de la región Altos Norte, como Encarnación de Díaz, Villa Hidalgo, Ojuelos, San Juan de los Lagos y Lagos de Moreno, donde el viernes 11 de agosto desaparecieron cinco jóvenes, que a la postre fueron torturados, asesinados e incinerados en el horno de una ladrillera, presuntamente por miembros del crimen organizado.
AUTOR: LUIS CARLOS SÁINZ.
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