A unos metros de la línea fronteriza que divide a México y Estados Unidos, niñas y niños migrantes cuentan lo que tuvieron que pasar para llegar hasta ahí. Algunos relatan tratos humillantes y exigen respeto a sus derechos.
Ana tiene 13 años. Pero, por la fluidez de sus palabras, aparenta más edad que la que dicta su pasaporte venezolano.
“Cada vez que la Migración agarra a uno de nosotros, ellos ganan plata. Es por eso que se esmeran tanto en detener a los migrantes en México”, dice la menor, con la naturalidad de quien cuenta cómo le fue en un día de escuela.