No hay partido que se salve de la promiscuidad política e ideológica (si acaso este es un tema aún en términos fundacionales de los institutos políticos) en la que caen al momento de asegurar candidaturas, particularmente de representación, aunque las de mayoría no escapan con tal de asegurar espacios de poder para grupos y unos cuantos.
A pesar de lo mucho que en Morena, particularmente su dirigente, Mario Delgado, reniegan del PRI y el PAN, en Yucatán, por ejemplo, y en el colmo del cinismo para ganar el poder por el poder, la fórmula del partido guinda al Senado en 2024 es exactamente la misma (invertidas las posiciones) que llevó el PRI en 2018.
En el PAN, el Comité Ejecutivo Nacional le concedió una diputación plurinominal a Germán Martínez quien en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, fue dirigente del Partido Acción Nacional y secretario de la Función Pública, pero que en 2018 traicionó “los valores albiazules” y se unió a Morena, partido que lo registró en la lista plurinominal al Senado de la República y desde el cual el Presidente Andrés Manuel López Obrador lo nombró director general del Instituto Mexicano del Seguro Social. Una vez fuera del gobierno, regresó al Senado sólo para, en esta ocasión, “traicionar a Morena” y crear su bancada “independiente”… para finalmente regresar al PAN, que ahora premia su hoguera política con una aseguradísima diputación federal.
En el PRI no se quedan atrás. En 2021, luego que no le dieron la candidatura al Gobierno de Baja California, Jorge Hank Rhon renunció a ese partido, del cual se decía “soldado” y en cuya cuna había nacido de la mano de su padre, el apodado profesor Carlos Hank González. Salió del tricolor y lo desmanteló, llevándose al dirigente y a decenas más de peones políticos de los que juegan carreras en Caliente. Entonces compró el Partido Encuentro Solidario y se hizo candidato al gobierno estatal, elección que perdió ante Morena frente a Marina del Pilar Ávila, actual mandataria en el Estado.
Pero, sabiendo que por sí solo el PES es un partido perdedor, los Hank intentaron negociar una alianza con el PAN, aliados al PRI y al PRD… y nada, no prosperó. Entonces volvieron a Morena y les fue muy bien: dos alcaldías, diputaciones, regidurías y sindicaturas en la alianza consignada el 23 de diciembre de 2023. Ya se hacían con los cargos en su haber cuando la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, les dio para atrás.
El 19 de enero, anunció que el acuerdo de alianza con el PES no incluía Baja California. Entonces, como Germán Martínez y el PAN, los Hank regresaron a su partido, el PRI. Alejandro Moreno, dirigente nacional del partido tricolor, les dio lo que el PAN de Baja California no quiso: por lo menos una diputación federal para uno de los hijos de Hank.
El agandalle político de los dirigentes de los partidos es también tremendo. Con sus acciones confirman que lo suyo no es sacar a flote a la oposición que López Obrador derrotó en 2018 y volver a ser competitivos electoralmente, sino quedarse con los espacios asegurados por representación en las cámaras legislativas. Los tres dirigentes, Alito Moreno del PRI, Marko Cortés del PAN y Jesús Zambrano, del PRD, aparecen en primer lugar de la lista plurinominal de sus respectivos partidos al Senado de la República. Es decir, anticipando la derrota a la que han llevado a sus institutos políticos desde 2018, y aseguraron un escaño en la Cámara Alta.
De regreso en BC, la candidatura federal que se supone dará al hijo de Jorge Hank en el PRI, le pertenecía, en la repartición partidista de la alianza, al PAN, pero ni gestos hicieron cuando se las quitaron y se las “intercambiaron” por el Distrito 8. O sea, aquello de las candidaturas territoriales para los residentes de los distritos ya no se juega. La cuestión es que este entuerto reunirá a los panistas y perredistas a hacer campaña con los hankistas, aunque no hayan aceptado una alianza con el PES y este partido siga, al menos en papel oficial ante las autoridades electorales, unido a Morena.
Entre las incongruencias más notorias, el General Alfonso Duarte, que el PAN le otorgó la candidatura al Distrito 5 federal, estará en el mismo paquete para hacer proselitismo con el hijo del hombre al que metió a prisión en 2011, cuando él era comandante de la II Región Militar y Jorge Hank fue acusado de acopio de armas. Delito por cuya investigación estuvo preso y no salió en libertad por demostrar inocencia, sino por fallas y tecnicismos en el proceso.
En el PAN nacional revivieron a Ricardo Anaya, su ex candidato a la Presidencia de la República y auto exiliado durante este sexenio, con una senaduría plurinominal; y en el PRI, le dan un tercer aire a Manlio Fabio Beltrones Rivera, ex gobernador de Sonora, con una senaduría plurinominal, al tiempo que a su hija, actual senadora, la compensan con una diputación por la misma vía.
En Movimiento Ciudadano, Luis Donaldo Colosio Riojas no fue por la reelección a la que tiene derecho como alcalde de Monterrey; “cedió” esa posición a Mariana Rodríguez, esposa del gobernador de Nuevo León, luego que este, Samuel García, no se quedara como era su deseo y aspiración: de candidato a la Presidencia de la República por el partido naranja.
Total que, con el entuerto político 2024, hoy como en los ochenta, se reunirán en boletas electorales los apellidos Colosio, Beltrones, Hank… otra vez para, aun cuando en diferentes trincheras o en las mismas, ganar el poder y nada más, sin importar el pasado, las acusaciones, los señalamientos, nada. Mismo entorno que llevará al General Duarte a hacer campaña con el hijo del hombre que metió a la cárcel. O que le permite a Germán Martínez seguir en el presupuesto, sea en el PAN, en Morena y otra vez en el PAN.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.
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