Líderes transportistas y conductores de taxis y Urvans hablan de la crisis de seguridad que padecen los acapulqueños, la cual tiene dimensiones inéditas en plena reconstrucción del puerto tras la devastación causada por el huracán "Otis".
Con la reconstrucción a cuestas tras la devastación causada por el huracán Otis, la delincuencia organizada reactivó la extorsión contra el transporte público del puerto, un sector que comenzó a carcomerlo desde hace 20 años.
A destiempo, los gobiernos estatal y municipal y las corporaciones de seguridad pública –y militares– han respondido con paliativos ante la falta de transporte público: prestando patrullas para llevar a usuarios extranjeros y locales o instalando fugaces recorridos de vigilancia que no frenan la crisis de seguridad.
En los primeros días del año en Acapulco han sido extorsionados y asesinados dirigentes, propietarios y choferes de taxis, camionetas Urvans y camiones.
El colapso del servicio –integrado por al menos 30 mil unidades– durante 10 días, causado por una serie de homicidios y amenazas, es inédito para el gremio de choferes que por décadas han recorrido las calles del puerto.
Sin embargo, para los dirigentes transportistas, la extorsión ya no es un secreto a voces, sino un problema público. “Eso lo sabe la Guardia Nacional y la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional”, asegura Apolinar Segueda Dorantes, de la Unión de Transportistas Democráticos.
La incursión del crimen, desde 2005
“Estamos peligrando”, lamenta un taxista de unos 65 años en el séptimo día de suspensión de la mayor parte del transporte público de Acapulco, paro ordenado por el crimen organizado.
Faltan 15 minutos para la una de la tarde del 17 de enero último. Sobre la costera Miguel Alemán el conductor que por décadas ha recorrido avenidas y calles del puerto asegura que es la primera vez que han padecido esta situación.
“Hay una orden de que no quieren ver taxis parados, haciendo sitio, ni camiones, ni Urvans, ni colectivos tampoco. Uno que otro andamos”.
–¿No tienen miedo?
–Pues uno está trabajando
–¿Pero por qué no quieren que trabajen?
–Pues quién sabe; no sabemos, no se sabe. Ya ve que ahorita el Ejército, la Guardia (Nacional) andan acarreando el pasaje porque no llega el transporte. Es lo que no sabemos; nosotros estamos peligrando.
Así ha sido el regreso al trabajo de este conductor de piel bronceada y surcos en el rostro. En octubre último el huracán Otis dejó fuera de circulación su vochito de salpicaderas azules. Son las últimas unidades que se ven en este destino turístico golpeado por desastres naturales, la violencia y gobiernos omisos.
Apolinar Segueda Dorantes, legendario líder de la Unión de Transportistas Democráticos (UTD), es claro: “El crimen organizado está extorsionando a los transportistas de Acapulco con el pago del derecho de piso y cuotas.
“¿Es un secreto a voces? ¡Nombre!, ya no es secreto a voces. ¡Eso es público y a gritos que cada sitio da cuota! Eso lo sabe la Guardia Nacional, la Sedena.
“Claro que me consta… Han asesinado a mis compañeros y lo van a seguir haciendo si ese fenómeno no se resuelve con diálogo, consensos, de manera democrática, con alternativas. Es un problema muy estructural, se debe resolver a fondo”.
Segueda Dorantes recuerda que la incursión de la delincuencia organizada en el transporte público se dio en 2005, en el gobierno del empresario Zeferino Torreblanca, postulado por el PRD. Era el primer gobierno de alternancia al PRI en Guerrero.
En ese 2005 Félix Salgado Macedonio, hoy senador y padre de la gobernadora Evelyn, llegó a la alcaldía de Acapulco.
“Ya se estaba empezando a meter el crimen organizado. Y te das cuenta porque ya había crímenes contra líderes”.
Citó el caso de Raúl Valenzo Catalán, del sitio Emiliano Zapata, en Chichihualco. “Desde que los líderes corruptos del transporte y los gobiernos omisos dejan entrar al crimen organizado se ha venido haciendo una mezcla de conflictos”.
Recuerda que no sólo han asesinado a choferes de combis o taxis, también a líderes conocidos de Acapulco, como Omar Reyes Campos, el 16 de abril pasado, cuando colocaba propaganda de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum.
La inclusión del crimen en los rieles de la economía del transporte, considera, se debe al divisionismo y desorganización que existen en las organizaciones y sus dirigencias.
Además de la omisión de las autoridades ante el problema, explica que una semana después que dejó de circular el transporte en Acapulco, ni el gobierno municipal ni el estatal y menos el federal habían convocado a ningún líder.
“A ver, transportistas: qué piensan de esos bloqueos, pues que los hace el crimen organizado. Y cómo podemos resolverlo, pues hay que organizarnos los líderes auténticos para que no se meta el crimen como si fueran los transportistas”, expone.
Además, agrega, el gobierno estatal quiere operar con una ley de transporte expedida en la administración de Alejandro Cervantes Delgado (1981–1987), cuando había cinco mil transportistas. En la actualidad, sostiene, son más de 150 mil en todo el estado.
Silencio y temor
El 17 de septiembre de 2017 Florencio Salazar Adame, entonces secretario general de Gobierno en el periodo del priista Héctor Astudillo Flores, declaró a la prensa que la violencia en el transporte público en la zona Centro del estado tiene su origen en la entrega “excesiva” de permisos en gobiernos pasados.
Eso causó, dijo, la saturación del servicio y que unidades fueran empleadas para actividades delictivas.
El dirigente Apolinar Segueda funge además como director en la Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional en el presente gobierno de Evelyn Salgado Pineda, postulada por Morena.
Asegura que, en el gobierno de Héctor Astudillo (2015 - 2021), el director de la Comisión de Transporte y Vialidad de Guerrero, Miguel Ángel Piña Garibay, entregó más de mil concesiones a transportistas sin convocatoria pública ni estudios técnicos.
En Acapulco y Coyuca de Benítez los líderes de transporte no quieren hablar. Dicen que no saben las causas de lo ocurrido y que los que saben no van a dar declaraciones a la prensa. Temen por su vida y tienen razones:
Desde agosto último los sitios de taxis ubicados en la Plaza La Cima y la colonia Icacos han sido atacados por sujetos armados con saldo de un chofer muerto y tres heridos.
El 11 de enero pasado otro conductor fue herido a balazos después de que hombres armados ingresaron a la terminal de camiones urbanos en el fraccionamiento Hornos.
Además, del 7 al 11 de enero de este año tres camionetas tipo Urvan fueron incendiadas en distintos puntos.
El lunes 8 de enero el acoso criminal obligó a choferes del sitio Bicentenario a bloquear la avenida Cuauhtémoc, para pedir que se les permita trabajar y que se les brinde seguridad.
“¡Nos están matando!”, decía una de las cartulinas.
Los trabajadores del transporte revelaron que los asesinatos de sus compañeros son por negarse a pagar el derecho de piso a los delincuentes.
La tarde del mismo jueves 11 de enero fue asesinado un hermano del líder de camiones urbanos, Julio Solano.
Para el día siguiente el transporte público de plano colapsó: 30 mil unidades dejaron de circular. En una semana la Cámara Nacional de Comercio en Acapulco reportó pérdidas por al menos 200 millones de pesos ante el recorte del horario de los negocios.
La gobernadora, Evelyn Salgado Pineda, decidió atender el paro siete días después. El miércoles 17, desde una camioneta blindada y acompañada del secretario de Seguridad Pública, Evelio Méndez, dio a conocer que el servicio se había restablecido en 85 por ciento.
Pero usuarios entrevistados afirmaron que el servicio no llegaba ni a 50 por ciento.
El narco en la Costera Miguel Alemán
La Secretaría de Seguridad Pública estatal dio a conocer que desplegó 100 policías en el municipio, mientras que 10 mil agentes de la Guardia Nacional han tapizado las calles en la zona turística y conurbada.
El despliegue no ha contenido la criminalidad, el jueves 18, viernes 19 y sábado 20 de enero tres choferes de taxis fueron asesinados en las colonias Progreso, Carabalí y Palomares.
En Acapulco operan los grupos criminales identificados como Los Rusos, una facción del Cártel de Sinaloa; Los Totos y el Cártel Independiente de Acapulco, este último surgido tras la desarticulación del cártel de Los Beltrán Leyva, de acuerdo con fuentes ministeriales.
En el siguiente video se exponen imágenes de una camioneta Urvan de transporte de pasajeros incendiada recientemente en el puerto de Acapulco.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: LUIS DANIEL NAVA.
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