Enfermedades prevenibles por la vacunación como hepatitis B, tétanos, neumococo y meningitis tuberculosa registran alzas entre menores de hasta 5 años a partir de 2019, de acuerdo con datos oficiales.
Padecimientos prevenibles, cuyo crecimiento pudo ser frenado con una vacuna, como meningitis tuberculosa, Hepatitis B, tétanos y la enfermedad invasiva por neumococo registraron incrementos entre infancias de hasta 5 años de edad a partir de 2019, de acuerdo con datos oficiales de la Secretaría de Salud.
En meningitis tuberculosa se triplicaron los casos, si se revisa las cifras entre menores de un año. La Hepatitis B, por su parte, se multiplicó por 5, de acuerdo con el Anuario de morbilidad de la Secretaría de Salud que registra el número de casos por enfermedades y por edad.
En este anuario se consignan los casos registrados de cada enfermedad, incluidas aquellas que se consideran prevenibles, porque existen vacunas que evitar los contagios.
De acuerdo con estos datos oficiales, por ejemplo, hubo un incremento en la meningitis tuberculosa en infancias de menos de un año de edad y de 1 a 4 años.
¿Qué es la enfermedad de meningitis tubercolusa?
Se trata de una enfermedad producida por una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones, aunque en forma grave puede generar afectaciones en el sistema nervioso central. Se transmite vía aérea, cuando un contagiado tose, estornuda o habla, y se considera como la segunda enfermedad infecciosa más mortífera, sólo detrás de Covid-19.
En 2017, hubo 11 casos de meningitis tuberculosa entre niños menores de un año, y el año siguiente bajó a 7, en 2019 hubo 14; en 2020, 12. Pero para 2022, se registró el mayor número, con 35 casos.
Para niños menores de un año, la incidencia fue de 9 casos en 2017; el año siguiente bajó a 4 y en 2019 se registraron 3. Sin embargo, la incidencia nuevamente subió al registrarse 8 casos, y para 2021, sumaron 19, y en 2022, 6.
Animal Político publicó este lunes que el gobierno federal no compró la vacuna BCG para recién nacidos que previene la tuberculosis, lo que derivó en la mayor caída de cobertura de este biológico en los últimos 25 años.
Sin embargo, especialistas consultados precisan que el contagio de este padecimiento no solo obedece a estar o no vacunado, sino también el lugar de su vivienda o la alimentación, por lo que no podría atribuirse como único factor de riesgo la falta de vacunación que ocurrió en este sexenio.
Cobertura de vacunas en México
Según los datos oficiales, en 2019 sólo 76% de los recién nacidos recibieron esta vacuna, pese a que desde 1990 la cobertura se había mantenido entre 90% y 100%; y en 2020, la pandemia desplomó la aplicación aún más, llegando a 27%, de acuerdo con datos históricos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La cobertura se calcula entre el número de niños en edad de recibir cada biológico y los realmente vacunados. En el caso de este biológico, ocurren 2.2 millones de nacimientos al año, por lo que aún sigue habiendo rezagos, pese a que en 2022 la cobertura llegó a 102%. Es decir, vacunó a los nacidos este año y solo a 2% de los rezagados del año previo, por lo tanto, los nacidos en 2019 y 2020 carecían de la vacuna hasta 2021.
La Hepatitis B, cuya vacuna también se aplica a recién nacidos, registró 3 casos en 2017; 2 casos en 2018; 4, en 2019, pero para 2022 sumó 10 casos. El gobierno federal no compró esta vacuna en 2019.
Tétanos presentó 5 casos en 2019, pese a que en 2017 solo hubo un caso y en 2018, 2. Aunque para 2020 nuevamente bajó a 1, en los dos años siguientes hubo dos casos, respectivamente.
El biológico que previene esta enfermedad es DPT (difternia, tos ferina y tétanos). Sin embargo, la Secretaría de Salud tampoco adquirió este biológico en 2019, año en que la cobertura de aplicación bajó a 77%, y dejó a 502 mil infancias sin vacunar. Esta cifra igualó a México con Angola, país africano.
Mientras que la enfermedad invasiva por neumococo sólo había registrado hasta 3 casos en cinco años, pero en 2022 hubo 7 bebés enfermos menores de un año. Aunque la cobertura de la vacuna neumocócica fue de 89% en 2018, el año siguiente bajó a 86% y en 2020 descendió a 72%. Las adquisiciones de esta vacuna en 2019 ocurrieron con tres meses de retraso a lo habitual.
Cancelan la semana de vacunación
En 2019 y 2020, 6 millones de bebés y niños de hasta 6 años de edad no fueron vacunados, debido a que el gobierno federal no adquirió las vacunas o lo hizo con retrasos, al tratar de buscar ahorros en las compras y por un supuesto combate a la corrupción.
Además del desabasto, la Secretaría de Salud eliminó una estrategia que había funcionado durante 26 años: la Semana Nacional de Salud, la principal iniciativa de difusión a nivel nacional y de aplicación de biológicos de manera masiva que ocurría tres veces por año, en febrero, mayo y octubre, y a la que se debía el éxito, en gran medida, de la vacunación en el país.
Ese año la tercera semana de salud, de octubre, fue cancelada; decisión que fue tomada en agosto de ese año –justamente cuando las denuncias de desabasto se incrementaron– por parte del Grupo de Trabajo Interinstitucional (GTI), un organismo creado sin amparo legal y carente de algún reglamento que lo normara.
En su lugar, la Secretaría de Salud estableció las “Jornadas Nacionales de Salud Pública”, que hasta agosto de 2019 no tenía lineamientos, y comenzaron a operar tres meses después. Sin embargo, no solo incluyeron vacunación sino que promovían también los programas de salud reproductiva, mental, bucal, alimentación, activación física, entre otros. Además, las Jornadas solo tendrían dos periodos, en mayo y octubre, eliminando la semana de febrero.
A esto se sumó que en 2019 no hubo la habitual campaña de difusión en radio, televisión, medios impresos, y digitales para informar a la población sobre los beneficios de las vacunas y los riesgos de no inmunizarse, como documentó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
La poca difusión y la eliminación de un periodo de vacunación en el año disminuyó la posibilidad de que la población acudiera masivamente y demandara las vacunas que, en realidad no habían sido compradas o que llegarían tarde a sus estados.
En el gobierno de López Obrador, también dejó inoperante el Consejo Nacional de Vacunación (Conava), creado en 1991 para decidir y coordinar la política de vacunación en el país, y que debía ser dirigido por el secretario de Salud, Jorge Alcocer; el subsecretario de Prevención y Protección, López Gatell; representantes de (Cofepris) y los directores del IMSS, ISSSTE, el Instituto Nacional de Pediatría, de Salud Pública, y el Hospital Infantil de México.
De acuerdo con su reglamento, dicho organismo está obligado a sesionar al menos tres veces para definir las estrategias, e incluso solucionar cualquier problema que impidiera cumplir con la cobertura de vacunación.
Sin embargo, en cinco años del actual gobierno sólo sesionó dos veces, una para su instalación y la segunda para decidir a qué población vacunarían contra la Covid-19, según respondió la Secretaría de Salud a las solicitudes de sus actas de sesión.
Tanto la existencia del Consejo Nacional de Vacunación como de las Semanas de Salud eran consideradas como parte de “las fortalezas” del Programa Universal de Vacunación, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su revisión hasta 2018.
Y para rematar, el Censia, el otro organismo creado en 2001 para establecer, difundir, evaluar las políticas de vacunación y estar en coordinación con las entidades federativas, por primera vez en su historia, estuvo sin titular durante dos años.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO/CIEP.
AUTOR: NAYELI ROLDÁN/JUDITH MÉNDEZ.
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