Desde Acapulco, Guerrero, el Presidente López Obrador habló de la crisis de inseguridad que atraviesan varios puntos de la entidad, por lo que incluso algunos obispos han entablado conversaciones con líderes criminales.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador aprobó la mañana de este jueves que diversos religiosos dialoguen con líderes de grupos criminales para tratar de ayudar a la pacificación del país, pues consideró que “todos tenemos que contribuir a conseguir la paz”.
“Siempre los sacerdotes, pastores, integrantes de todas las iglesias participan, ayudan en la pacificación del país. Lo veo muy bien. Creo que todos tenemos que contribuir a conseguir la paz. Desde luego, la responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad es del Estado. Eso debe de quedar muy claro”, dijo durante su conferencia de prensa matutina.
López Obrador recordó que “anteriormente el Estado se desatendía” y que se “llegaron a crear las autodefensas”. “Desde luego, no formalmente, pero era un hecho que se contaba con el apoyo del Gobierno para la creación de las autodefensas”, afirmó desde Acapulco, Guerrero.
“También es importante decir -porque estamos en Guerrero, yo conozco la situación de Guerrero, como tengo la dicha de conocer toda la situación del país, de todas las regiones de México- que aquí se iniciaron las autodefensas antes que en otras partes y tenían un propósito comunitario. Ya después se extendió este mecanismo de autodefensas en todo el país o en varios estados del país”, explicó.
El mandatario mexicano señaló que “inclusive en la Constitución de Tamaulipas, desde hace muchos años está establecido el derecho que tienen los pueblos a organizarse y a tener sus autodefensas, sus cuerpos de autodefensas”.
“Eso se aplicó mal en los gobiernos anteriores porque la responsabilidad es del Estado mexicano y lo que se tiene que buscar es garantizar la paz, la tranquilidad con los elementos de las Fuerzas Armadas, ahora que se tiene la Guardia Nacional, con la Policía Estatal, con las policías municipales. Nunca, por ejemplo, en Guerrero, habían estado presentes, protegiendo al pueblo tantos elementos del Gobierno federal. Deben de ser como 29 mil”, apuntó.
“Por eso había cierta justificación de que se crearan las autodefensas, pero ahora se tiene protección por parte del Estado y quienes ayudan para la pacificación, pues están haciendo una buena labor, quienes trabajan para que se combata el flagelo de la violencia”, reconoció el Jefe del Ejecutivo federal.
“La verdad es que toda la gente ayuda, todo el pueblo ayuda. ¿Saben qué es lo que más nos ayuda para enfrentar a violencia? Pues las costumbres, las tradiciones, las culturas de nuestros pueblos. Imagínense si no fuese e México una costumbre el que la familia esté unida”, agregó.
-Presidente, entonces, ¿usted respaldaría que sigan estas conversaciones, estas negociaciones con el crimen? -preguntó una reportera.
-Sí, todos, los que pueden ayudar. Lo hace la iglesia, me consta, en Michoacán, y lo hacen en otras partes -subrayó.
-¿El Gobierno respaldaría, apoyaría de alguna manera para que sigan estas conversaciones? -cuestionó la periodista.
-Sí, nosotros lo vemos bien, lo vemos muy bien. Nada más que nada de acuerdos que signifiquen conceder impunidad, privilegios, licencias para robar -aclaró el gobernante.
Las declaraciones del Presidente se dan un día después de que se revelaran las conversaciones que sostuvieron cuatro obispos con integrantes de grupos delictivos en un intento por frenar la ola de violencia que golpea al estado de Guerrero, en el sur de México.
En los diálogos participó el obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, quien dijo a medios locales que buscaron el acercamiento para tratar de lograr la paz en Guerrero.
González Hernández sugirió que la iniciativa había sido aprobada, al menos implícitamente, por el Papa Francisco durante una reunión con obispos el año pasado.
Un portavoz del Vaticano no respondió inmediatamente cuando se le preguntó por las declaraciones del obispo.
Muchos mexicanos de a pie han accedido en silencio a pagar protección a los cárteles por miedo a ser atacados o a que les quemen sus casas o negocios. La iglesia también ha sufrido el impacto de la violencia con el asesinato de sacerdotes y ha tenido que recurrir a las fuerzas militares y policiales para que sus clérigos puedan ingresar escoltados a comunidades azotadas por criminales.
González Hernández expresó que las conversaciones fracasaron porque los cárteles y las bandas de narcotraficantes “pidieron una tregua, pero con condiciones”. Al ser consultado sobre cuáles eran esas condiciones, el obispo respondió “territorios”.
Las organizaciones delictivas mexicanas no sólo venden o trafican con drogas, sino que extorsionan a negocios de los territorios que controlan.
Ante la creciente violencia, la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas llamó el jueves a paros y bloqueos de algunas autopistas para exigir al Gobierno protección para los conductores.
Bajo la política de “abrazos, no balazos”, el Gobierno de López Obrador ha evitado la confrontación directa con los cárteles, lo que les ha permitido tomar el control de una docena o más de ciudades medianas, donde los precios de la mayoría de los productos son más altos porque incluyen el “impuesto” que cobran los grupos criminales.
El obispo emérito Salvador Rangel dijo a The Associated Press que fue informado de los diálogos por los religiosos que participaron en la iniciativa y señaló que además de González Hernández en las conversaciones también intervinieron los obispos de las diócesis de Ciudad Altamirano, Tlapa y el arzobispo de Acapulco.
Rangel indicó que aunque en los acercamientos “no llegaron a ninguna conclusión” debido a que uno de los grupos delictivos “no quiere ceder nada”, la iniciativa fue positiva para lograr un “enfriamiento de las cosas”.
“Yo creo que todo intento para buscar la paz y la concordia es válido. El diálogo es un instrumento, vamos a decir, precioso, de oro, es un instrumento internacional que se puede utilizar”, afirmó el obispo emérito tras reconocer que cuando estuvo hasta 2022 frente de la diócesis de Chilpancingo, capital de Guerrero, también tuvo acercamientos con los grupos delictivos para contener la violencia en esa región.
El Gobierno federal ha enviado al estado de Guerrero unos 29 mil miembros del Ejército, la Armada y la Guardia Nacional para reforzar la seguridad, pero han resultado insuficientes para hacer frente a la ola violencia generada por las pugnas que mantienen varios grupos delictivos y cárteles del narcotráfico por el control del territorio.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: REDACCIÓN.
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