En una terraza del segundo piso de la sede de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, danzantes con incensarios rodearon a las dos personas que sacrificaron a la gallina. La primera sujetó al ave mientras que una mujer cortó con una navaja el cuello del animal, cuya sangre cayó en una vasija.
“Estos hechos fueron llevados a cabo bajo la estricta responsabilidad individual del senador Adolfo Gómez Hernández, quien justificó la acción bajo el amparo de usos y costumbres de un grupo o comunidad indígena de la que manifestó su autoadscripción”, informó Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Mesa Directiva del Senado, en un comunicado.
“La Presidencia de la Mesa Directiva había comunicado previamente al mencionado senador la negativa expresa de autorizar el ingreso de cualquier tipo de animal al edificio, conforme a los protocolos de seguridad y protección civil vigentes”, insistió la también legisladora de Morena, quien adelantó que se “tomará las medidas disciplinarias pertinentes con el senador responsable”.
Entrevistado por representantes de diversos medios de comunicación, el senador por Oaxaca justificó su decisión de sacrificar al ave, argumentando que en el artículo segundo constitucional se indicaba que se debían respetar las prácticas de los pueblos originarios.
AUTOR: CARLOS ÁLVAREZ ACEVEDO.
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