Alcalde electo y experto petrolero alertan que la refinería carece de un plan de emergencia para la población aledaña en caso de un accidente en la planta; un jardín de niños y una primaria están a sólo 50 metros de las instalaciones petroleras.
La Refinería Olmeca, en el puerto petrolero de Dos Bocas, ubicado en el municipio de Paraíso, carece de una ruta de escape para la población aledaña en caso de algún accidente cuando entre en operaciones el complejo, cuya barda perimetral se encuentra a unos 50 metros de una zona habitada donde hay un jardín de niños y una primaria.
También es necesario que se instalen plantas de monitoreo de la calidad del aire para medir las emisiones de azufre y vigilar que no rebase lo indicado en la Norma Oficial en la materia y afecten a la población, alerta Ramsés Pech Razo, especialista en temas petroleros.
Obra prioritaria del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la petroquímica, ubicada a 85 kilómetros de Villahermosa, aún no entra en operaciones.
El 3 de mayo último el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, aseguró que el banderazo de salida sería el 24 de junio pasado. Pero antes, el 11 de marzo, el presidente dijo que sería en abril cuando la Olmeca iniciaría labores.
Sin embargo, el 20 de junio último Romero Oropeza volvió a dar una nueva fecha de su entrada en operaciones, y dijo que empezaría a operar a plena capacidad en julio.
La planta, mencionó durante el Congreso Mexicano del Petróleo, comenzaría a aportar gasolinas y diésel en el segundo semestre de 2024.
La refinería está instalada en un terreno de 600 hectáreas; se han invertido 18 mil millones de dólares, pero el monto final podría alcanzar entre 22 y 23 mil millones de dólares.
“Faltan semanas; son miles de componentes, siempre falta un tornillo que no se apretó, falta una pieza”, dijo hace más de un mes el ingeniero agrónomo que dirige Petróleos Mexicanos, paisano del presidente López Obrador.
Pero Ramsés Pech, quien tiene más de 25 años de experiencia en la industria petrolera, asegura que la refinería no va a iniciar operaciones en lo que resta del gobierno de López Obrador y que el pronóstico más conservador es que a mediados del año próximo esté trabajando a 50 por ciento de su capacidad.
En ese contexto, el alcalde electo de Paraíso, el emecista e ingeniero petrolero Alfonso Baca Sevilla, quien laboró durante 17 años en Pemex, afirma que en cuanto entre en funciones exigirá a la empresa productiva del Estado que entregue o informe sobre los planes de protección civil para la población en caso de una contingencia, pues no lo conocen.
Golpe económico
En entrevista con Proceso, Pech Razo afirma que lo grave, previo al arranque de la refinería, es que se prevé que en seis o siete meses el municipio de Paraíso va a colapsar por la ruptura de la burbuja económica creada con la construcción de la refinería, afectando principalmente la economía de las familias ante la caída de la demanda de servicios.
Va a ocurrir algo similar –explica– a la que pasó en 2015 en Villahermosa, cuando se afectó la economía de la capital del estado ante la reducción del presupuesto de Pemex por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Pero más allá del tema económico, para el experto con estudios de posgrado en la Universidad Fabra de Barcelona, quien ha seguido de cerca todo el proceso para la construcción de la refinería, “es preocupante y necesario que las autoridades de protección civil, en conjunto con Pemex, puedan realizar una ruta de escape en caso de algún accidente, ante la cercanía de cierto número de población de Paraíso con la refinería”.
Eso, dice, deberá realizarse durante la etapa de pruebas, que ya empezaron, y una vez terminadas éstas.
De igual manera, denuncia que no hay información sobre estudios de impacto ambiental en la población, para lo cual existe la Norma 148 de 2016 de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales, la cual indica los requisitos para la recuperación de azufre proveniente de los procesos de refinación de petróleo, con el fin de reducir las emisiones de compuestos de azufre arrojados en la atmósfera, y que establece que se tiene que recuperar el total del compuesto químico o al menos 95 por ciento.
Por eso, indica, se requiere colocar sistemas de monitoreo que ayuden a determinar la calidad del aire, pues, según datos de la empresa, entre 45 y 50 toneladas de dióxido de carbono es el equivalente que se emana por cada mil barriles de crudo procesado, y este valor indica la cantidad de gases de efecto invernadero que pudieran afectar a la población aledaña.
Debido a que la barda de Dos Bocas está cerca de una zona habitacional, advierte, antes de echarse a andar la refinería se deben cumplir estos tres requisitos:
- Establecer un proceso de ruta de seguridad por la cercanía de la población con la planta.
- Se debe instalar un sistema de medición de la calidad del aire, debido a que puede afectar de igual manera al municipio.
- Debe tenerse claro que la refinería Olmeca evalúe y certifique cada uno los equipos y con base en los manuales incluya recomendaciones ante problemas, para evitar accidentes durante su operación.
Pech Razo insiste en la urgencia de un programa de protección civil para instalar un monitoreo de calidad del aire, y para evaluar cómo enfrentar los accidentes ocurrudis en la planta.
Todo esto porque, agrega, el complejo petroquímico está hecho para quedarse por más de cuatro décadas operando en Tabasco.
Incertidumbre para la población
El presidente municipal electo de Paraíso, Alfonso Baca Sevilla, quien ganó la elección del 2 de junio último en el municipio tabasqueño donde está establecida la obra cumbre del gobierno de López Obrador, coincide con el analista petrolero Ramsés Pech y afirma que la empresa nunca ha hecho un análisis de riesgo integral que incluya al municipio de Paraíso, pues el que tiene sólo lo aplica en el interior de sus instalaciones, no en el área poblacional de sus alrededores.
Baca Sevilla, que entra en funciones el 1 de octubre próximo, trabajó en Pemex de 1992 a 2021, ocupando los últimos 17 años puestos operativos y de dirección.
Ingeniero civil por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), Baca Sevilla denuncia que, si bien existe un Atlas de riesgo de la empresa para identificar plenamente donde pueden existir problemas de seguridad, “no hay un enlace con el municipio”.
Expone que Pemex y la comuna en conjunto deben resolver la eventualidad de riesgos mediante un plan de respuesta a la emergencia, lo cual sí hace la empresa, pero dentro del perímetro del complejo, no en el municipio.
En cuanto tome posesión asegura que va a solicitar por escrito a la empresa sus planes para la protección de la población.
Baca Sevilla pone como ejemplo del riesgo que la colonia Lázaro Cárdenas Primera, Segunda y Tercera Sección se encuentra a 50 metros de la barda perimetral de la refinería.
“No sabemos si el radio de afectación, ante una eventual desgracia, alcanzaría a la colonia Lázaro Cárdenas”, cuestiona el alcalde electo, quien es miembro de la Asociación de Ingenieros Petroleros de México (AIPM).
Esto es un tema delicado, sostiene, porque en esa colonia, que limita con el complejo, hay un kínder y una primaria.
Baca pide que la comuna participe en los planes de cómo enfrentaría Pemex los riesgos de accidentes, para lo cual se debe entregar por escrito al ayuntamiento la documentación del mapa de riesgo.
Explica que se debe trabajar en un protocolo sobre cómo desalojar gente en caso de una explosión, y en ese sentido Pemex debe construir en el municipio una estación de contraincendios y rescate, pues la empresa estatal tiene esta instalación, pero dentro de su perímetro.
Susana León, presidenta de la Canaco-Villahermosa, confirma que no hay información sobre cuándo va a empezar a funcionar la refinería Olmeca; lo único que sabe es que continúan haciendo pruebas en la planta.
Es un compromiso del presidente López Obrador, pero hemos visto cómo se ha pospuesto su entrada en operaciones, agrega.
“Cuando arranque esperamos que lo haga con todas las condiciones de seguridad en su entorno”, agrega.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: RUDULFO REYES.
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