Samuel Ponce de León, coordinador del PUIREE, acusa que a cinco años del primer deceso en el país por covid-19 y del confinamiento sanitario, el sistema de salud no ha podido frenar su situación de pauperización ni resuelto el grave desabasto de medicamentos.
A cinco años de la primera muerte por covid-19 en México, la posibilidad de que ocurra otra crisis sanitaria similar sigue presente; sin embargo, como en aquel entonces, ahora el país “no está preparado” para enfrentarla, advierte Samuel Ponce de León Rosales, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“La posibilidad de que ocurra nuevamente una crisis sanitaria de ese tamaño, un poco menor o más grave, está presente de una manera continua. Entonces habrá que estar preparados y en este momento en México no lo estamos”, afirma el también excoordinador de la Comisión Especial de la UNAM para covid-19.
En entrevista con Proceso, a propósito de que este 18 de marzo se cumplieron cinco años de la primera muerte confirmada por el virus SARS-CoV-2 en México (el domingo 23 se cumplirá el mismo tiempo del inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, mejor conocido como “Quédate en casa”), el especialista en Medicina Interna y en Enfermedades Infecciosas es contundente en su crítica:
“El sistema de salud tiene las mismas deficiencias que tenía a finales de 2019 que, evidentemente, fueron completamente rebasadas durante los dos años y medio más intensos de evolución de la pandemia por covid”.
Sigue: “Desde entonces para acá no ha habido realmente ninguna reorganización del sistema en términos de incrementar el número de camas hospitalarias en unidades de segundo y de tercer nivel, ni tampoco ha aumentado el número de trabajadores necesarios en el sistema hospitalario”.
Incluso, asegura que en los hospitales de primer nivel de atención “las deficiencias son quizás todavía mayores que en el segundo y el tercer nivel, apuntando la situación ciertamente para niveles de extrema gravedad”.
Médico por la Facultad de Medicina de la UNAM y maestro en Epidemiología Hospitalaria, Ponce de León remite a las cifras de médicos, camas de hospital y enfermeras por cada mil habitantes que hay en México, de acuerdo con datos del Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE):
En México hasta 2020 había 2.4 médicos por cada mil habitantes, debajo del promedio de la OCDE que es de 3.5; así como una cama de hospital por esa misma cantidad de gente. En 2021 había tres enfermeras y parteras —menos de un tercio de lo recomendado— por cada mil habitantes.
Un dato más reciente: el 31 de mayo del 2022, la Secretaría de Salud del gobierno de Andrés Manuel López Obrador reconoció que México tenía 107.2 médicos especialistas por cada 100 mil habitantes, lo que significa menos de la mitad de los 230 necesarios por recomendación internacional.
Este martes 18, el director general del IMSS, Zoé Robledo, informó de la contratación de “una cifra histórica de 9 mil 423 médicas y médicos especialistas de 70 disciplinas” que iniciaron labores el pasado 16 de marzo.
Pauperización
Participante en la atención a la pandemia de Influenza A (H1N1) en 2009 y exintegrante del Consejo de Emergencia Pandémica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Ponce de León Rosales recuerda que hace unos siete años el gobierno decidió modificar el sistema de atención a la salud y parecía que habría una verdadera mejoría. Sin embargo, lamenta: “Lo que ha ocurrido, de entonces a la fecha, ha sido una situación de pauperización cada vez más grave. Este año estamos peor que hace un año y hace un año estábamos peor que hace cinco años”.
En su opinión, la situación se ha agravado en hospitales de todo el país: “Puede ir a Mérida al Hospital ‘General Agustín O' Horan’, puede ir a Oaxaca al Hospital ‘General Dr. Aurelio Valdivieso’, puede ir a la Ciudad de México al Hospital ‘Gea González’, y en todos los servicios de urgencias están completamente rebasados con pacientes hospitalizados en sillas o en el suelo”.
La gravedad se ve también en el desabasto no sólo de insumos, sino “de vacunas, de instrumental, de equipo que está descompuesto en los hospitales, equipo de diagnósticos, quirófanos que no funcionan o que funcionan con un hilito amarrando algo. No ha habido presupuesto para mantenimiento, por lo menos, en los últimos 10 años”.
Sin dudarlo, acusa: “La insuficiencia es muy grave en el sentido de la capacidad de la infraestructura, de la capacidad del personal que se requiere para atender estos servicios y en los insumos. Veníamos con un sistema de salud muy malo, precario desde hace por lo menos 15 años y de entonces se ha venido empobreciendo todavía más”.
Y lo peor es que, sentencia, “no hay forma de resolverlo porque, hoy por hoy, nos siguen diciendo que ya tienen el plan para resolver esto, pero es un plan que aparentemente no va a poderse echar a andar, por lo menos en el futuro próximo, porque no aparenta haber suficiencia presupuestal y el desorden administrativo habla de falta de experiencia, falta de capacidad de gestión. Es evidente en todas partes. Necesitan un plan de desarrollo de la estrategia en la organización que no lo vemos por ningún lado”.
Al hablar de la compra consolidada de medicamentos que puso en marcha el gobierno de Sheinbaum Pardo, el investigador y académico reconoce que “es una gran idea asumir el problema y tratar de resolverlo”.
Sin embargo, comenta que la filtración de información en la licitación de algunos medicamentos difundida la semana pasada podría retrasar el proceso, al menos este año:
Me da la impresión de que no se tiene la capacidad de calcular el tamaño del compromiso. Anunciar con bombo y platillos que se va a hacer la compra consolidada más grande de la historia en todo el mundo da idea de un pobre conocimiento de cómo funciona la industria farmacéutica, tanto para medicamentos como para biológicos. No es como ir al supermercado, las compras de este tipo se tienen que anticipar con mucho tiempo.
Acusa también la falta de incentivos económicos y de seguridad para médicos y demás trabajadores de la salud, pero “cuando salen a reclamar, ciertamente no se les escucha, ha habido oídos sordos continuamente”.
¿Aprendizaje?
Ante la pregunta del aprendizaje que dejó la pandemia por covid-19 para las autoridades —la presidenta Sheinbaum era jefa de gobierno de la CDMX—, el coordinador del panel multidisciplinario “Preparación prepandemia. Acciones requeridas” (elaborado por el PUIREE en 2024 junto con el doctor Mauricio Rodríguez) recuerda la experiencia del “centro hospitalario” instalado en el Centro Banamex de la capital.
Sin embargo, enfatiza: “Hoy lo que tendríamos que saber es que si empieza otra pandemia ¿en dónde vamos a armar estos centros que tendrían que estar listos en cuatro u ocho semanas para empezar a funcionar? ¿Cuál va a ser la ubicación?, ¿cuáles son las instalaciones que se requieren?”.
El experto sugiere que al menos en la CDMX cada alcaldía debería tener ubicados dos sitios para instalar capacidad hospitalaria extendida, suministro eléctrico, de gases y de oxígeno garantizados, así como el armado de las estructuras.
En México, el primer caso confirmado de covid-19 se registró el 28 de febrero de 2020. El confinamiento comenzó el 23 de marzo siguiente y se levantó dos meses después, el 31 de mayo. Antes, el 30 de marzo, se declaró “Estado de emergencia”.
Datos de la Secretaría de Salud indican que, al corte del 8 de marzo de 2022, es decir, dos años años después del inicio de la pandemia, en México se confirmaron tres millones 908 mil 534 contagios y 295 mil 893 defunciones. Un año y tres meses después, al 25 de junio de 2023, había siete millones 633 mil 355 casos acumulados confirmados y 334 mil 336 defunciones.
La pandemia que viene
Según el Reporte de Emergencias Epidemiológicas del PUIREE, hasta el 28 de febrero pasado había siete enfermedades en “riesgos de evolución”: sarampión, tosferina, dengue, influenza estacional, covid-19, mpox (o viruela símica) e influenza A (H5N1).
Sobre esta última, también llamada “gripe aviar”, el investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel II la considera como “riesgo inminente”, pues “se ha desarrollado frente a nuestros ojos en estos últimos años y ha desarrollado capacidades para instrumentar su transmisión de las aves a los mamíferos y entre mamíferos”.
Destaca que ya están infectadas las vacas lecheras en Estados Unidos y “una gran cantidad de aves en todo el mundo y también aves de corral”. Y alerta: “En cuanto pueda transmitirse a otras especies de animales, por ejemplo los cerdos, el riesgo de que desarrolle su capacidad de transmisión a los humanos se incrementa”.
Y advierte:
Si esto ocurre y la transmisión entre humanos es efectiva y hay contagio entre humanos, es el riesgo que debemos tener en el horizonte; o bien, alguna otra variante de coronavirus o un virus respiratorio en general.
Por ello, el especialista en enfermedades infecciosas sugiere mantener medidas preventivas básicas, como usar cubrebocas en lugares aglomerados, en el transporte público o en espacios cerrados; mantener la higiene personal y estar actualizados en los esquemas de vacunación.
Ante este panorama, el excoordinador de la Comisión Especial de la UNAM para covid-19, Samuel Ponce de León Rosales, reflexiona: “A cinco años del covid, ya no tan en el vértigo de la catástrofe, es oportuno repensar qué fue lo que se hizo bien —hubo cosas bien hechas, desde luego—, qué fue lo que se hizo mal y qué es lo que tenemos que hacer para responder de una mejor manera. Pero, para empezar, necesitamos un sistema de salud que tenga una mayor capacidad de asistencia”.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: SARA PANTOJA.
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