A siete años de la desaparición de los estudiantes de cine Salomón Aceves, Marco García y Daniel Díaz en Jalisco sus familias desmienten la versión oficial que apunta, sin evidencia, a que los tres fueron asesinados, también exigen que sigan las búsquedas.
La Fiscalía de Jalisco aseguró que los estudiantes de cine Salomón Aceves, Marco García y Daniel Díaz, desaparecidos el 19 de marzo de 2018 en Tonalá, fueron asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido, una versión que la Fiscalía General de la República (FGR) respaldó pese a que ambas dependencias no mostraron evidencias, por ello, las familias de los jóvenes exigen a las autoridades justicia, continuar las investigaciones y agilizar las búsquedas.
A siete años del caso que movilizó a cientos de personas en el país, familiares de los estudiantes expusieron que incluso quienes analizaron el lugar que la Fiscalía de Jalisco identificaron como el espacio donde habrían sido disueltos los cuerpos de los estudiantes, han reconocido que no hallaron restos humanos, sólo diésel.
"En la carpeta de investigación vimos el reporte del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, ahí ellos reportaron que no habían encontrado restos humanos, que era diésel en los tambos, en los bidones. Y en el juicio se presentó una testigo del instituto, ella narró que no se encontraron restos humanos, que lo que se había encontrado era diésel", expuso Virginia, mamá de Daniel Díaz, en conferencia de prensa vía remota.
Familiares de los estudiantes también denunciaron que cuando la FGR atrajo él caso no inició una nueva línea de investigación, por lo que validó una versión que, aseguran, “fue fabricada”.
Por ejemplo, en mayo de 2024 la FGR celebró la condena de más de 70 años de privación de la libertad dictada a cinco hombres que estarían relacionados con el caso por el delito de secuestro agravado, pero durante el juicio tres de ellos denunciaron haber sido víctimas de tortura para corroborar la versión de los hechos de la Fiscalía jalisciense.
"Tres de ellos participaron [en las audiencias], pero lo único que dijeron fue que en el momento de que a ellos los detuvieron fueron torturados y obligados a decir esa versión, pero ya de los datos de nuestros hijos pues no, no hicieron ningún comentario”, agregó Virginia.
Mientras que Miguel Díaz, padre del estudiante Daniel, insiste en que, tanto al escuchar los testimonios de los agentes del Ministerio Público, al leer la carpeta de investigación, así como al visitar junto a autoridades locales los lugares en los que habrían sido secuestrados sus hijos, encontraron que “todo se veía como algo fabricado”.
Recordó que con la entonces Fiscal de Jalisco Marisela Gómez Cobos realizaron recorridos para identificar dónde fueron desaparecidos los estudiantes y a las casas en las que, de acuerdo con la versión oficial, habrían sido llevados por integrantes del crimen organizado, pero las autoridades cambiaron frente a los familiares y en la carpeta de investigación las versiones de los sitios identificados.
Por ejemplo, los baños de las viviendas que ellas y ellos revisaron no eran los que la Fiscalía estatal fotografió e incluyó en la carpeta de investigación. Miguel Díaz recordó que en mayo pasado, cuando se dictaron sentencias relacionadas con esta investigación, el juez pidió al Ministerio Público federal que no cerrara el caso porque aún está pendiente su esclarecimiento.
Por ello, las y los familiares de los estudiantes de Marco García y Miguel Díaz pidieron a la Presidenta Claudia Sheinbaum ordenar la búsqueda en vida de los estudiantes y a la FGR que no dé por concluida la investigación y la refuerce con testimonios que no fueron incluidos en las audiencias del caso pese a su relevancia para esclarecer qué pasó desde las primeras horas de las desapariciones.
Se trata del testimonio de otro compañero de los jóvenes, quien dejó la casa a la que asistieron para realizar una tarea escolar desde la mañana del lunes. Además de una mujer identificada como Edna, ella avisó a las familias sobre la desaparición de sus hijos, aunque lo hizo horas después. De acuerdo con los familiares, la mujer dijo a la FGR que no declararía por temor; también falta que las autoridades entreguen videos de cámaras de seguridad cercanas a donde fueron vistos por última vez los estudiantes.
El caso de Marco García, Daniel Díaz y Salomón Aceves, movilizó a cientos de personas en Jalisco y en distintos estados del país. La posible relación entre la crisis de desapariciones y el crimen organizado quedó evidenciado en esa ocasión. Una situación que este mes volvió a ser exhibida con el hallazgo de restos humanos y miles de objetos como prendas, zapatos y mochilas en un rancho de Teuchitlán donde, según han señalado testimonios anónimos, las personas eran obligadas a trabajar para el crimen organizado.
Desde 2018 las autoridades de Jalisco sabían de estos sitios para reclutar de manera forzada a personas, así lo confirmó el exgobernador de Aristóteles Sandoval, con quien ella y otros familiares de los estudiantes de cine se reunieron en distintas ocasiones.
“En ese tiempo Aristóteles, el licenciado Aristóteles, nos decía: "No hay nada de sus hijos. Pero sí sé, dice que hay muchos lugares que están reclutando a muchos jóvenes. Siempre nos daban esa esperanza de que pronto nuestros hijos estarían a nuestro lado y seguiremos esperando”, dijo Virginia, mamá de Daniel Díaz.
Después de las desapariciones
Carlos Valencia, profesor de la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV), donde estudiaban los jóvenes Salomón, Marco y Daniel, lamentó en entrevista que la versión que “construyeron las autoridades ayudó a desmovilizar y provocar horror en la población”.
La desaparición de los estudiantes a quienes estudian y, como él, dan clases en el CAAV. Desde entonces, aunque han tomado protocolos como evitar que las y los estudiantes salgan de la zona metropolitana para realizar ejercicios estudiantiles, Carlos Valencia reconoce que la preocupación es constante porque, al seguir impune este caso, sigue sin haber garantías de que no se repetirá.
“Es una posibilidad que está latente y se vive con eso, es terrible tener que vivir y aceptar esa realidad. Por más que tratamos de cuidar a los chicos, de decirles protocolos, la posibilidad está ahí porque no hay nada que garantice realmente su seguridad. El problema [de las desapariciones] incluso ha aumentado”.
El también profesor de la Universidad Jesuita de Guadalajara (ITESO) que ha acompañado a las familias en su búsqueda de justicia durante estos siete años, recordó que los jóvenes desaparecieron después de acudir a una casa en la colonia Los Amiales, en Tonalá, en la que ya habían grabado otras de sus tareas, para realizar un trabajo cinematográfico.
“Ellos estaban haciendo una tarea en un lugar donde ya habían estado antes, por eso estaban con toda la confianza, sin ninguna preocupación. Eso es lo que suceden una escuela de cine, les dejan ejercicios y ellos buscan locaciones y van y hacen los ejercicios. Aquí la versión oficial fue que los confundieron porque esa casa ya había sido asegurada antes. Esa es la versión, que los confunden porque ven movimiento en la casa y piensan que son del de algún grupo rival y que por eso es que se los llevan, pero no hay una verdad real de eso, no podemos decir que eso es cierto porque faltan muchas piezas de arma. No hay evidencias científicas que respalden esa ‘verdad histórica’.
"Que la sociedad sepa que las familias de Marco y Daniel siguen buscándoles y que siguen luchando por encontrar la verdad”, mencionó.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: MONTSERRAT ANTÚNEZ.
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