Quiero decirlo, ya no solo pensarlo y repensarlo día y noche.
El movimiento #MeToo me perturbó. Primero me cautivó, me emocionó. Pensé en todas esas chavitas que me causan admiración, las nuevas mujeres, las que hacen lo que se les da la gana, con imaginación desbordada y esa audacia de ir y venir en bici o en moto a todos lados. Mujeres fuertes, con sólidos lazos de fraternidad entre ellas, con sus simbólicos pañuelos verdes al cuello y el puño en alto por la diversidad, la igualdad, la justicia, contra la impunidad. Por nuestra libertad.