CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- “Ser joven priista no es cosa fácil. Es una lucha a veinte frentes. Todos los días nos enfrentamos a las viejas prácticas para mejorarlas” escribió Rodrigo Escalante, el inventor del oximorónico “PRIennial”, un esfuerzo por juntar a la generación que creció en el cambio de milenio con el Partido. Siguiendo a uno de sus críticos, quien resumió el fallido bautizo –“Defenderé el peso como un pug”–, esta columna se dio a la tarea de explorar qué podría ser un “joven priista” empeñado en “mejorar las viejas prácticas”.
El PRIennial necesariamente empieza como PRIdenial: nació cuando ya habían ocurrido las matanzas de 1968, 1971 y la guerra sucia, por lo que su defensa podrá ser: “Eso fue hace siglos, goey”. Además, está convencido de que Díaz Ordaz no sólo es un boulevard de Monterrey, sino que fue un estadista que dio empleos a miles de granaderos. De las desapariciones de miles de opositores durante los años setenta, piensa: “También a quién se le ocurre, goey, ponerse a las patadas con Chanclón Van Damme”. De esas décadas que no vivió extrae una conclusión para los nuevos tiempos: “La policía se tiene que defender, goey, ¿o crees que se van a quedar tan tranquilos si les avientan piedras y los insultan?”. Como sea, el PRIennial ingresó al Partido inspirado por la idea de que México es un país que necesita ser modernizado. “El ejido, goey. ¿Qué es eso de no tener cercas en tus tierras? O sea, ¿cómo saben de quién son? Porque eso es el ejido, goey, así, en su sustancia. Es comunismo”. Aprende rápido, vía los concursos de oratoria del Partido –ha fantaseado en que se pueden hacer por Whatsapp–, que el Papá Gobierno no puede hacerlo todo y que los mexicanos están acostumbrados a estirar la mano y recibir sus indemnizaciones millonarias sin haber trabajado. “Eso no está bien, goey, tienen que chingarle más”. Eso fue más o menos –él dice “maso”– lo que le explicó a su madre para que juntara dinero para inscribirlo en el ITAM, cuna donde se conoce a quienes te van a dar puestos públicos como preprimaria de los lugares en los consejos de administración. Pero, no obstante que la madre talló ajeno para juntar el dinero, el PRIennial fracasó y tuvo que conformarse con un pupitre en la Universidad Panamericana. Ahí conoció a profesores eminentes como “El Darwin mintió”, “El Mercado Desregulado” y “La Dama de Hierro del Palacio”, que le dejaron los saberes necesarios para ser un buen PRIennial:
1. El que se disciplina Dios lo ayuda.
2. Cuando toque tragar mierda, hay que pedirla a domicilio.
3. No me dé, póngame donde haya que desregular.
4. El problema no es que roben, sino que no invitan.
5. Vivir fuera del marketing es vivir en el error.
6. Si te descubren, pide licencia para huir de tiempo completo.
7. La reingeniería es una rama del re-ingenio.
8. Amistad que no se refleja en una flotilla de taxis es hipocresía.
9. Nunca ganarás con votos, sino con el porcentaje para negociar.
10. Los presidentes se van, son los consultores los que se quedan.
El PRIennial ingresó entonces en las filas del Partido moderno: a una oficina en Ecatepec en la que felicita unas doscientas veces al día, por “El Feis” y el “Tuither”–así dice él–, al Presidente de su Partido, al Presidente de la República y a la Presidenta del DIF. El sueldo es escaso –le ha tomado gusto al Lonchibón– pero uno no se conecta de la nada. “Los acarreados, goey, son prácticas viejas. ¿Cuánto te vas a gastar en Ubers para tantos? No, goey, ahora la matraca es digital”. Piensa que su futuro estará plagado de ofertas de trabajo político: saludar con la mano izquierda sujetando el codo del licenciado, reírse de los chistes del licenciado, contribuir con algún comentario sobre el escote de la secre, y disciplinarse hasta que le toque. Ah, pero cuando le toque, hay que apresurarse. Antes, como siempre se ganaban las elecciones, había tiempo para hacerse de un patrimonio. Ahora, hay que aprovechar cada minuto de tu adjudicación directa. “¿Qué es eso de la transparencia, goey? Transparente, el techo de mi alberca”.
Pero no todo es disciplinarse en la vida del PRIennial. Él tiene ideas –“causas que nos mueven”, dice él– que espera realizar cuando le toque:
1. Que las cámaras de los congresos sean pet-friendly.
2. Que los candidatos se elijan por un casting.
3. Que los informes del Presidente y los gobernadores sean gifs.
4. Que se enseñe en la escuela de cuadros del Partido a pronunciar “infrestruktur”.
5. Que los gobernadores cuiden su peso.
6. Que el camino a la democracia se pueda ver en el Waze.
7. Que los votos se cuenten en el Icloud.
8. Que se imparta yoga en las normales rurales para que ya no sean “nidos de guerrilleros”, sino “semilleros de serenidad”.
9. Que ya no se llamen “acarreados” sino flashmobs.
10. Que el Partido no sea una institución pública sino un outsourcing.
11. Que el gobierno sea un call center: “Nuestros agentes están ocupados. Permanezca en la línea. Su llamada es muy importante”.
El PRIennial no desespera. Sabe que falta tiempo para que sea elegido como candidato a un puesto en la administración. Llega a su casa tras elogiar digitalmente a sus superiores e insultar a los opositores –“Oso que sólo te alcance para dos departamentos en Copilco, goey”– y se recuesta viendo el noticiario. Un día de éstos tendrá para contratar Netflix.
Fuente: Proceso
Autor: Fabrizio Mejía Madrid
http://www.proceso.com.mx/459697/priennial-eres-priista-ni-siquiera-te-gustan-los-acarreados