Con gases lacrimógenos desalojan a estudiantes de la Normal Rural Mactumatzá, en Chiapas
By: Draco Dracul on 19:13:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Escuelas Normales Rurales, estudiantes normalistas, Nacional
Urgen que la CNDH atienda agresiones a normalistas en Aguascalientes
By: Unknown on 15:50:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Aguascalientes, CNDH, estado fallido, estados, estudiantes normalistas, Nacional, Narcogobierno
Policía de Aguascalientes agrede a normalistas de Michoacán; se reportan varios detenidos
By: Unknown on 22:00:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Aguascalientes, estado fallido, estudiantes normalistas, Luchas Sociales, Michoacán, Nacional, Narcogobierno, Policia estatal
Porros atacan con palos y petardos a estudiantes dentro de la Línea B del Metro de la CDMX
By: Unknown on 23:28:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, ataques, Distrito Federal, estado fallido, Mancera, metro DF, Nacional, Narcogobierno, porros
Detienen a estudiantes del IPN ante protesta contra gasolinazos
By: Unknown on 15:54:00 / comment : 0 #Gasolinazo2017, Agresión a estudiantes, detención arbitraria, Distrito Federal, estado fallido, IPN, Miguel Ángel Mancera, Nacional, Narcogobierno, SSPDF
Estudiantes de Michoacán exigen un alto al hostigamiento y a la criminalización
By: Unknown on 12:23:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Estado criminal, hostigamiento, Luchas Sociales, Michoacán, Nacional, Narcogobierno, NarcoPRD, Normalistas, Silvano Aureoles
Confundidos, aterrorizados y sin ayuda: los detalles que agrega el nuevo informe del caso Ayotzinapa
By: Unknown on 19:06:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Caso Ayotzinapa, Desaparecidos, estado fallido, Familiares de Normalistas, Nacional, Narcogobierno, Normal Raúl Isidro Burgos
Uno de los oficiales dijo: “Los vamos a matar a todos”, según el testimonio del conductor del autobús. Otro policía se dirigió a él y le dijo: “A ti también”.
Mientras tanto, un oficial de inteligencia militar lo veía todo. Y cerca de donde sucedía había agentes de la policía estatal y la federal. A los estudiantes los subieron a vehículos de la policía y desde entonces no se ha sabido nada de ellos.
Se trataba de varios de los 43 estudiantes desaparecidos en el caos de una noche violenta de septiembre de 2014 en Iguala, un caso cuyo contexto —no se conoce aún el motivo de la desaparición— es cada vez más cuestionado. Sobre todo después de que una comisión de expertos extranjeros lo haya examinado durante más de un año.
Pese a los obstáculos que el gobierno ha puesto al caso desde hace meses, los dos informes del grupo de expertos extranjeros —el segundo fue publicado el domingo— son el relato más detallado de los hechos de aquella noche, que dejaron seis muertos además de los 43 desaparecidos, y decenas de heridos.
El informe describe una noche de confusión y terror para los estudiantes y los habitantes de la ciudad, y una recolección de personas, con una metodología casi clínica, llevada a cabo por las fuerzas de seguridad que operaban en la ciudad de Iguala, estado de Guerrero, uno de los más pobres y violentos de México.
El gobierno ha detenido a 123 personas entre las que hay 73 policías municipales. Los acusa de vínculos con el crimen organizado por lo sucedido aquella noche; de trabajar para la organización Guerreros Unidos, pero no han sido capaces de dar con el motivo de su comportamiento.
Los jóvenes desaparecidos eran estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, una escuela de maestros con una larga trayectoria de activismo situada en Ayotzinapa.
Estaban entre el centenar de estudiantes que habían ido a Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014 para secuestrar varios autobuses. Solían hacerlo cada vez que necesitaban trasladarse a un evento y los devolvían una vez finalizada la actividad. Tanto las empresas como las autoridades toleraban esa práctica.
El plan para la salida de esa noche era asegurar los autobuses e ir a la capital del país para participar en una marcha de recuerdo de una masacre estudiantil en 1968.
Se desplazaban en dos autobuses que habían requisado antes. Se estacionaron en una de las calles de entrada a la ciudad y esperaron para interceptar más vehículos.
Uno de los estudiantes dijo, según el primero de los informes del grupo de expertos, que “estábamos todos contentos, relajados y jugando con los choferes”. Ese informe fue elaborado a partir de entrevistas con los supervivientes, fuerzas de seguridad e informes de un centro de mando público con la participación de varias instituciones.
Pero las fuerzas de seguridad de la zona estaban al tanto de los planes de los estudiantes. La policía federal situó varias patrullas cerca de los estudiantes, y el centro de mando local que hacía la conexión entre las policías federal, estatal y municipal así como con el ejército, mantenía a los estudiantes vigilados.
A las 20:15, los estudiantes detuvieron y abordaron el primer autobús, que estaba frente a un restaurante. El conductor ya sabía qué hacer en caso de que los estudiantes reclamaran el autobús. Debía quedarse en el vehículo para garantizar que se devolvía.
El chofer dijo que necesitaba hacer una parada en la terminal de autobuses de Iguala antes de conducir rumbo a Ayotzinapa. Pero una vez en el lugar, sorprendió a los estudiantes y los dejó encerrados en el vehículo.
Sobre las 21:15, los estudiantes que se desplazaban en otros dos autobuses llegaron a la terminal y liberaron a sus compañeros. El grupo requisó tres autobuses más y dejó atrás uno que no tenía conductor. Los cinco autobuses se fueron rumbo a Ayotzinapa, tres de ellos por la salida norte de la ciudad, dos por la salida sur.
Y comenzó el tiroteo.
Varios de los estudiantes bajaron del autobús y comenzaron a a tirar piedras contra los policías que les bloqueaban el paso. El vehículo se fue. En otro lugar, uno de los estudiantes trató de desarmar a un policía por la espalda. Varios policías acudieron para ayudar a su compañero y el estudiante logró huir. Mientras huía, una bala perdida le hirió de levedad por la espalda.
El convoy emprendió rumbo norte de nuevo. Mientras atravesaba la ciudad, los policías disparaban. Los estudiantes se resguardaron en el suelo de los vehículos y le ordenaron a los conductores que siguieran.
Al llegar a una ronda de circunvalación, el camino estaba bloqueado por policías. Varios estudiantes se bajaron del autobús y trataron de mover el coche de policía que les cerraba el paso pero había policías apostados en la carretera que dispararon contra ellos. Para protegerse, los estudiantes se escondieron tras los autobuses. Le pidieron a la policía que dejara de disparar. Eran solo estudiantes. Uno de los autobuses tenía hasta 30 impactos de bala.
Las balas quebraron las ventanas. Aldo Gutiérrez, uno de los estudiantes, recibió un impacto de bala en la cabeza. La primera llamada al número de emergencias se recibió a las 21:48. Los estudiantes que trataron de socorrer a Aldo también recibieron disparos.
Otro estudiante recibió una bala que le arrancó varios dedos. Buscó refugio tras un camión. Dos policías llegaron hasta donde se escondía y lo golpearon. Un tercer estudiante recibió un impacto de bala en el brazo. Una ambulancia logró rescatar a tres heridos y llevarlos al hospital junto a un cuarto estudiante con un ataque de asma.
El informe del grupo formado por cinco abogados y expertos en derechos humanos dice que “sintieron la confusión, el terror y la ausencia de ayuda”.
En algún momento, la policía hizo que un grupo de estudiantes que se protegía dentro del tercer autobús se bajara del vehículo y se tumbaran en el suelo. A las 22:50 los subieron a seis o siete patrullas y se los llevaron. Están entre los 43 desaparecidos.
Mientras tanto, los dos autobuses que habían tomado la ruta del sur de la ciudad también se habían encontrado con problemas. A las 21:40, mientras se interceptaba a los tres autobuses en el norte, la policía detuvo uno de los dos vehículos, rompió las ventanas y arrojó gas lacrimógeno al interior para obligarlos a que se bajaran frente al edificio de tribunales de Iguala.
Los estudiantes llamaron por teléfono desesperadamente. Familiares y amigos oyeron que la policía los atacaba. Oían disparos como sonido de fondo de las conversaciones.
Bajaron a los pasajeros de los autobuses y se los llevaron. Son el resto de los 43 desaparecidos.
En otro punto de Iguala, la policía había detenido otro de los autobuses que había huido hacia el sur. Los estudiantes, que sabían de los ataques por llamadas telefónicas, huyeron.
Para tener una dimensión exacta del caos de aquella noche en Iguala es importante saber que otros autobuses y vehículos que no tenían nada que ver con los estudiantes también fueron atacados.
Los Avispones, un equipo de fútbol de una secundaria de la ciudad de Chilpancingo, había jugado un partido en Iguala contra un equipo local. A las 23:15, los jugadores regresaban a casa en su autobús. Iban tranquilos, viendo una película. Para salir de Iguala tenían que atravesar un control de la policía hacia donde les dirigieron por el enfrentamiento entre la policía y los estudiantes.
A unos cinco kilómetros de Iguala, la policía abrió fuego contra ellos. Mataron al conductor y a uno de los jugadores. Hirieron a siete personas más. Una mujer de 40 años que pasaba por allí en un taxi también murió.
Los testigos dicen que entre quienes dispararon había oficiales de la policía y los análisis de balística demuestran que las armas utilizadas pertenecían a la policía municipal de Iguala.
El informe dice que “la hipótesis más probable es que el autobús fue confundido con uno de los que transportaba a los estudiantes de magisterio”.
Algunos de los jugadores, uno de ellos herido en un ojo y que sangraba en abundancia, consiguió llegar a un batallón militar cercano. No le ayudaron. “Nos dijeron que no podían hacer nada porque no tenían competencia sobre la zona”.
En el resto de calles de entrada a Iguala desde Ayotzinapa grupos de hombres armados establecieron dos controles. La policía municipal de Huitzuco puso otro. En uno de ellos, dos civiles resultaron heridos de bala.
El grupo de expertos concluyó que “la acción conjunta muestra unmodus operandi coordinado para detener la salida de los autobuses”.
Mientras tanto, en la entrada norte de la ciudad, los supervivientes del tiroteo contra los tres autobuses comenzaron a salir de los lugares en los que se habían escondido y a reagruparse en lugar hacia las 23:00. La policía ya se había ido y querían recopilar las pruebas del ataque mientras seguían intentando comunicarse con sus compañeros.
Algunos periodistas y maestros llegaron al sitio y se montó una conferencia de prensa improvisada en medio de la calle.
Alrededor de las 00:30, dos vehículos —uno blanco y otro negro— llegaron al lugar y comenzaron a tomar fotos de los reunidos. Algunos de sus ocupantes llevaban chalecos antibalas y estaban encapuchados. Hay testigos que dijeron haber visto un coche de policía en el lugar.
Quince minutos más tarde, los vehículos regresaron y tres hombres se bajaron de ellos para abrir fuego contra la conferencia de prensa. Murieron dos hombres y hubo heridos, entre los que había maestros y estudiantes.
Los supervivientes se escondieron en viviendas cercanas. Un maestro y varios estudiantes fueron a buscar ayuda para los heridos a un hospital cercano. No había ningún médico. Pese a que pedían que enviaran ambulancias al lugar y a que el ejército llegó hasta donde estaban, dentro del hospital, la ayuda tardó más de una hora en hacerse efectiva.
A las tres de la mañana, los cuerpos de los dos muertos todavía estaban en la calle, sin cubrir, bajo la lluvia.
Al amanecer, la situación ya se había calmado y los estudiantes que se habían escondido por toda la ciudad comenzaron a recibir llamadas que les decían que era seguro salir. A lo largo de la mañana, se reunieron en la fiscalía donde dieron testimonio ante un funcionario.
Esa misma mañana apareció el cadáver de Julio César Mondragón, que había estado en la rueda de prensa improvisada en la calle. Había huido cuando comenzó el tiroteo y se había separado del grupo.
Lo habían desollado. Tenía el cráneo roto y múltiples hemorragias internas. El estado de su cadáver muestra, según el informe del grupo de expertos, “el nivel de las atrocidades cometidas aquella noche”.
Militares que mataron a dos estudiantes del Tec en NL hace 6 años, siguen sin castigo
By: Draco Dracul on 19:20:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Caso Estudiantes del TEC, ejercito mexicano, Nacional, Nuevo León
En 2010, dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey, en Nuevo León, fueron abatidos durante un tiroteo entre militares y presuntos sicarios. Seis años después los responsables no han sido siquiera acusados formalmente.
Después de todo este tiempo, el caso sigue estancado en la etapa de investigación, sin que haya arrancado el debido proceso que haga Justicia por las muertes de Javier Francisco Arredondo y Jorge Antonio Mercado.
Según lo que los funcionarios públicos comentaron a las familias en diferentes reuniones, el caso “está listo” y sólo falta consignar (poner a un acusado a disposición de un juez) a los presuntos responsables, pero la fecha en la que esto ocurrirá no hace más que aplazarse, dice a Efe el director de Amnistía Internacional en México, Perseo Quiroz.
La primera versión que aportaron las autoridades de Nuevo León para explicar el asesinato de Arredondo y Mercado argumentó que los estudiantes eran sicarios; una teoría que fue rechazada rápidamente por la institución educativa, que aclaró que eran estudiantes que contaban con una beca de excelencia y destacado desempeño académico.
La noche del incidente, el 19 de marzo de 2010, ambos estaban en el campus practicando deporte cuando comenzó el enfrentamiento entre el Ejército y los presuntos narcotraficantes.
En los últimos meses, los familiares de los estudiantes se reunieron en la Ciudad de México con el subprocurador Gilberto Higuera, quien les dijo que “el caso ya estaba listo”, pero que “quería revisarlo personalmente” para que no se produjeran errores en la consignación, señala Quiroz.
Las autoridades primero establecieron el compromiso con los padres para que el paso de la consignación se produjera en diciembre del pasado año.
Más tarde, les dijeron que el caso iba a estar en los juzgados a principios de año; una respuesta que volvió a aplazarse cuando les aseguraron, en otra reunión, que se lograría antes del sexto aniversario.
Según las conclusiones a las que llegó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la escena del crimen fue manipulada para hacer creer que los estudiantes estaban armados y formaban parte del grupo de sicarios infiltrados ese día en el campus.
En la revisión del expediente, indica el directivo de Amnistía, los familiares pudieron comprobar cómo se produjo la alteración de la escena y se dieron cuenta de que “lo que hubo ahí era un asesinato”.
Además, la CNDH dijo que la actuación de los soldados omitió proteger la integridad física de las personas que se encontraban en el lugar del enfrentamiento, como especificaron en una recomendación que remitieron al Ejército.
Los familiares, apunta Quiroz, están “extremadamente frustrados y desilusionados”, pero guardan esperanza de que llegue finalmente el juicio.
Al principio “lo único que querían era una disculpa” porque pensaban que había sido un error de los militares. Pero cuando se vio que la escena había sido manipulada, pidieron “justicia y reparación”, añade.
El pasado jueves, Amnistía promovió una videoprotesta en las afueras de la Procuraduría General de la República (PGR) en la Ciudad de México.
Asimismo, la Asamblea Estudiantil del Tec de Monterrey organizó otro acto para recordar a Mercado y Arredondo en el sexto aniversario de los hechos.
“Esperemos que se investiguen y consignen no solo a las personas que halaron el gatillo, sino también a las autoridades y a la cadena de mando que se encargó de encubrir los hechos”, consideró el director de Amnistía en México.
FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ISABEL TREJO.
LINK: http://www.sinembargo.mx/21-03-2016/1638571
¿Qué está pasando en filos de la UNAM: El fin y los medios?
By: Unknown on 12:56:00 / comment : 0 Activistas, Agresión a estudiantes, Auditorio Justo Sierra, Facultad de Filosofía y Letras, Nacional, Narcogobierno, Politica, Rectoría de la UNAM, represión, Simulación, UNAM
Un grupo de estudiantes y maestros pertenecientes a un colectivo llamado Nos hacen falta, preocupados por los estudiantes de la UNAM desaparecidos o asesinados en los últimos años de la muy mal llamada “guerra al narco”, hizo pública en una conferencia de prensa una lista de 12 de éstos y presentó detalladamente, en una Campaña de Videos, cuatro casos emblemáticos documentados, que ocurrieron en la ciudad de México: de la FES-Iztacala, de Psicología, de Arquitectura y de Filosofía y Letras. Piden a las autoridades de la universidad, que son parte fundamental de esa reserva moral que no se ha activado de manera suficiente en México, que colaboren con firmeza y apoyo claro en la búsqueda de esos desaparecidos y en la justicia para los muertos, asumiendo que son parte de la comunidad; también exhortan a miembros de otras universidades en el país a hacer sus propias “listas de víctimas” de estos años y exigir que sus instituciones “busquen a sus desaparecidos” junto a los familiares. Se trata de una acción central en el terreno de la no-cooperación ante la “normalización del silencio institucional” ante los desaparecidos y muertos por la violencia social, que viene de bandas constituidas por funcionarios de gobierno, gente del delito organizado y empresarios del país.
Sobre el mismo tema, considero también muy importante cómo los jóvenes nos educan a los adultos y ojalá también al Papa, quien vino a un país con 32 mil desaparecidos, 103 mil muertos y cientos de miles de desplazados por la violencia, y no se reunió públicamente -como señal de apoyo y para “dar voz” a esas familias- en forma especial con ninguna de esas familias de víctimas, y su vocero se atrevió a tratar el caso de Ayotzinapa como “uno más entre 27 mil”, ignorando lo que el Vaticano debería saber muy bien: nunca una “acción genocida” como fue la de Iguala, puede ser un caso más. Así, puede que la visita del Papa haya aportado a la cultura y educación para la paz en el país, pero a la construcción de paz en un país en guerra no hizo ningún aporte, al contrario legitimó al victimario al ‘desaparecer’ de sus discursos a las víctimas. Nos dio esperanza que visitara la tumba de “Don Samuel” en Sancris, pero sólo fue un acto simbólico pues Tatic ofreció su vida para dar “voz a los sin voz” de más abajo.
Por otro lado, la rectoría de la UNAM hizo una serie de declaraciones y comunicados acerca del grupo que ocupa el auditorio Che Guevara o Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras. Nos parece que hay que tener mucho cuidado en esta situación para no polarizar y aumentar la espiral de guerra. Por supuesto que nos preocupa la toma del auditorio desde el año 2000, su recuperación es una demanda legítima de sectores amplios de la comunidad ante una situación que partió de tomar ese espacio como una forma de romper la exclusión social que había, y que ahora acabó siendo otra forma de exclusión. Es necesario recuperarlo con alguna forma de “mediación social” noviolenta amplia de la comunidad, para que pueda volver a servir a la construcción colectiva de conocimiento, al debate abierto de ideas, y al crecimiento de la reflexión conjunta en toda la comunidad.
Sin embargo, como decía Gandhi: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”, y no se puede lograr un fin positivo, como es recuperar ese espacio para la colectividad amplia y total, a partir de la guerra sucia, de la represión, de denuncias sin pruebas de la PGR contra el joven Jorge Esquivel diciendo que llevaba droga y fue apresado como narcomenudista. ¿Cuántos decenas de miles de narcomenudistas hay en el país, en cada secundaria, prepa, uni, esquina de barrio…? ¿Cuántos cientos y cientos hay en CU? ¿Cómo puede ser posible que se mande a una persona en pocas horas, sin mostrar pruebas claras a la sociedad, por un delito así, al penal de máxima seguridad de Hermosillo? ¡De locos la impunidad e injusticia! Es evidente que es muy difícil creer la versión de la PGR, y aunque fuera así, el “castigo totalmente desproporcionado”, y la “criminalización social” dan a pensar que se trató de una vil y burda trampa más del poder, para aumentar la espiral de guerra, despojo y represión en el país.
Rectoría en su comunicado inmediato al hecho, criminalizó con prejuicios, estigmas y apodos al tratar de vándalos, ajenos, delincuentes y narcomenudistas a Jorge y sus compañeros del OkupaChe, olvidando que su tarea principal es la construcción de paz y no aumentar la espiral de la guerra, aún con un fin legítimo como reabrir el auditorio a la comunidad amplia. Algo fundamental en la pedagogía de la paz es “escuchar todas las voces” en conflicto, y no se escuchó a los del Okupa y, en cambio, se “obedeció ciegamente” a otra autoridad: PGR. Según los Okupa, se trató de una “siembra de droga”, Jorge no vendía nada ahí, y fue incluso arrestado por policías de civil en coches sin placas. Sabemos cómo han sido “sembrados” por el poder Mireles, Nestora Salgado, la gente de la CRAC, Semehí Verdia…
Los medios y las autoridades tomaron, haciendo uso del típico “pensamiento periférico”, el momento final de la violencia cuando los del Okupa bloquearon las calles del circuito de CU y realizaron agresiones, ignorando por completo el origen de ese proceso: su desesperación al tener un compañero desaparecido-preso sin ninguna justificación y con lujo de violencia. Podemos diferir en sus métodos de lucha, y creo que lo que hicieron no ayudó a su compañero sino que justificó mediáticamente más la represión brutal y en eso fueron ‘penetrados’ y provocados, pero no hay que olvidar que estaban dignamente siguiendo el ejemplo del colectivo Nos hacen falta al “hacerse cargo” de su compañero desaparecido.
Pero esta acción represiva se da dentro de un proceso nacional de guerra, disciplinamiento y aterrorizamiento social, en nombre de la “seguridad”, concepto de la militarización que nada tiene que ver con la paz, la cual va asociada a la justicia y la interculturalidad. Y entonces surgen otros hechos que llaman la atención y alertan sobre los ataques a la cultura humanista y de humanización de la especie que tanto ha difundido la facultad. Grupos de maestros y estudiantes, están circulando una carta y un documento de algunos Consejeros diciendo que “para conservar las condiciones materiales de seguridad y convivencia” hay que tomar medidas frente a “ese par de problemas interconectados: seguridad y comercio interno”. Así, “la invasión de vendedores ambulantes (de comida y dulces)” que hay dentro de la facultad atentan contra la seguridad y la convivencia, y contribuyen a “los niveles de deterioro creciente de nuestro espacio académico”; “…nuestra facultad se encuentra en un estado de vulnerabilidad general”. Y agregando, con total falsedad, que esta ‘limpieza social’ del espacio se trata de “una demanda unánime”. ¿A quién consultaron? ¿Nos dirán luego que esos vendedores son narcomenudistas?
Nos preguntamos: ¿con base en qué DATOS objetivos y reales se pueden hacer semejantes afirmaciones de aterrorizamiento, para crear condiciones al desalojo y la represión? Porque si no hay esos datos, se trata del puro pre-juicio, del estigma, del “empirismo lógico” que “afirma sin pruebas”; y cuando hablamos de “datos” lo hacemos con rigor científico donde un dato no es la generalización de una excepción. Esta cultura del “encierro” y el terror por la inseguridad, propia de todo el país y gran negocio para el poder, se vio en la misma facultad hace pocas semanas cuando se impuso una “huella digital” para entrar a la sala de maestros, espacio que se supone es símbolo de libertad y diálogo. ¿Aterra que un/a alumno/a entre sin permiso a esa sala exclusiva? ¿Cuántas agresiones y de qué tipo de ‘gravedad’ a maestros/as ha habido en los últimos meses por parte de alumnos/as o vendedores dentro de la facultad? Si la respuesta es cero, o casi, se trata de medidas irracionales, prejuiciadas, o de otro tipo.
Ante todo este avance de la polarización y el encierro (ideológico y físico), son una gran oportunidad de reflexión colectiva amplia en la facultad las Jornadas de “Refléctere”, acción académica de no-cooperación (evitar la inhumana normalización de “dar clases como si no pasara nada”), donde durante toda esta semana se reflexionará en varias clases lo que está sucediendo con la situación de violencia en el país, la justicia, las víctimas, la facultad, el auditorio…en un intento de construir un conocimiento que permita enfrentar desde el diálogo, la construcción de paz y noviolencia a estas situaciones, y así romper con la siembra de la inseguridad y el terror, la polarización y la confrontación prejuiciosa, que son lo que menos necesitan México y la UNAM.
Que el Auditorio Che Guevara o Justo Sierra regrese a su uso ampliado para la totalidad de la comunidad universitaria, pero desde una mediación de cultura de paz y no desde el incremento de la espiral de la guerra. Para ello, la mirada central debe estar en los medios, y no sobre el fin ‘a toda costa’.
Agreden a dos alumnas en los baños de la FCPyS de la UNAM
By: Unknown on 12:07:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Amenazas, Distrito Federal, estado fallido, Facultad de Ciencias Políticas, Graue, Grupos de choque, Nacional, Paramilitares, Rectoría de la UNAM, UNAM
Hombres armados atacan a dos estudiantes de Chapingo
By: Draco Dracul on 23:12:00 / comment : 0 Agresión a estudiantes, Estado de México, Nacional, UACh, Universidad Autónoma de Chapingo
El hecho sucedió la medianoche del pasado sábado 16 pero las autoridades lo dieron a conocer hasta hoy, para alertar a los estudiantes y sugerirles que eviten transitar por el campus a altas horas de la noche.
De acuerdo con autoridades mexiquenses, citadas por el portal Hoy Estado de México, ambos jóvenes fueron atacados frente a la entrada principal de la UACh, sobre la Avenida Úrsulo Galván.
Los sujetos armados se acercaron a los jóvenes e intentaron ultrajar a la mujer, alumna de séptimo grado. Su hermano, también estudiante del plantel intentó impedirlo lo que provocó que los sujetos les dispararan. Los dos alumnos cayeron heridos y los atacantes se dieron a la fuga.
Tras el incidente, del que no se dieron más detalles, las autoridades de la UACh emitieron recomendaciones para que sus estudiantes eviten transitar por zonas oscuras en la noche.
Según las autoridades municipales de Texcoco, desde el inicio del ciclo escolar han implementado un operativo de seguridad permanente en la zona a fin de evitar delitos contra la comunidad universitaria.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=427328
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