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La reputación perredista, demolida en el Ajusco

Después de varios meses de gestiones administrativas, la delegación Tlalpan, encabezada por Claudia Sheinbaum, del Movimiento de Regeneración Nacional, decidió demoler dos de las tres cabañas construidas por Carlos Hernández Mirón y Eloy Fuentes Ortega, exfuncionarios de la demarcación, en el paraje La Rufina, zona del Ajusco. Ninguno de los dos comprobó ser el auténtico propietario, mientras que el tercero, Higinio Chávez, aún conserva su finca mediante argucias administrativas. El operativo del martes 6 se realizó semanas después de que Proceso documentó las tropelías de Chávez, quien estuvo al frente de la demarcación en el trienio 2009-2012.

El martes 6, alrededor de 200 trabajadores de la delegación Tlalpan acudieron al paraje conocido como La Rufina –de casi 15 mil metros cuadrados, en el bosque del Ajusco– y derribaron dos de las tres fincas campestres construidas por exfuncionarios de la demarcación en ese lugar, considerado uno de los principales pulmones de la Ciudad de México.

Acompañados por uniformados de la delegación y dos trascabos vaciaron una de las dos viviendas –la de Eloy Fuentes Ortega; la otra, perteneciente al diputado perredista Carlos Hernández Mirón, estaba semivacía– y procedieron a derruirlas.

Higinio Chávez García, quien fue jefe delegacional de 2009 a 2012 y es el presunto propietario de la tercera cabaña, estuvo ese día en el lugar y grabó con su celular todas las maniobras. Más tarde dijo a los reporteros que los dos inmuebles derruidos pertenecían a sus excolaboradores Hernández Mirón y Fuentes Ortega, a quienes él mismo se las vendió. Y declaró que la tercera vivienda edificada en la zona no es suya.

Eluin Fuentes Monzón, hijo de Fuentes Ortega, intentó infructuosamente frenar la demolición. Se subió a uno de los trascabos y le exigió al operador mostrarle la orden correspondiente. “Esto es un atropello”, vociferó.

Los uniformados presentes en el operativo lo bajaron de la máquina. Antes de retirarse, Fuentes Monzón responsabilizó a este semanario de la destrucción de las cabañas por informar en julio pasado sobre las suntuosas fincas campestres construidas a la altura del kilómetro 14 de la carretera Picacho-Ajusco, en suelo de conservación del Ajusco (Proceso 2072).

“Todo es culpa de la revista Proceso por publicar la información”, acusó.

El contrato privado de Fuentes Ortega

Aun cuando ninguno de los usufructuarios de los tres predios ubicados en La Rufina tiene títulos de propiedad ni licencias de construcción, las autoridades delegacionales sólo pudieron derruir dos cabañas: la de Hernández Mirón –quien fue director general de Desarrollo Social en Tlalpan entre 2009-2012, precisamente cuando Chávez García era el titular de la demarcación; hoy es diputado federal por el PRD– y la de Fuentes Ortega, director general de Servicios Urbanos en el mismo trienio.

Ninguno de los dos afectados acreditó en tiempo y forma interés jurídico alguno sobre la propiedad usufructuada; tampoco promovieron ningún juicio de nulidad o de amparo durante todo el proceso de desahogo del procedimiento administrativo.

Ortega Fuentes intentó hacerlo en un primer momento. No tuvo éxito. Según la resolución administrativa emitida en noviembre último por la Dirección General Jurídica y de Gobierno de la delegación Tlalpan, el 24 de agosto el exfuncionario presentó un contrato privado de compraventa con el que pretendió acreditar la propiedad del predio de mil 864 metros cuadrados donde construyó su cabaña y un salón de fiestas.

El contrató con reserva de dominio fue suscrito el 17 de enero de 2008, un año antes de asumir la dirección general de Servicios Urbanos de la demarcación. Como parte vendedora del predio aparece el nombre de Chávez García, quien en 2009 asumió la jefatura delegacional.

En las cláusulas del contrato, Fuentes Ortega se comprometió a pagarle a Chávez García 700 mil pesos por el terreno en varias exhibiciones: 400 mil de enganche y el resto a plazos, según la copia del documento consultado por Proceso.

Asimismo, el vendedor consignó que el predio en cuestión fue adquirido a través de un contrato privado de cesión de derechos celebrado con Roberto Esquivel Romero el 25 de enero de 2005.

Sin embargo, el jurídico de la delegación rebotó la documental de Fuentes Ortega con el argumento de que presentaba algunas inconsistencias, mismas que debían subsanarse en los siguientes cinco días hábiles. El 9 de septiembre Fuentes Ortega presentó de nueva cuenta el escrito, pero no acreditó interés jurídico sobre la propiedad usufructuada, por lo que el jurídico delegacional dio por concluido el procedimiento administrativo el 15 de noviembre con la orden expresa de demoler la finca.

La finca de Hernández Mirón

El caso de Hernández Mirón fue distinto. El diputado federal perredista asumió una actitud pasiva de principio a fin al no mover un dedo para frenar la acción de la autoridad.

En declaraciones a la prensa, posteriores a la demolición, el legislador perredista insistió en que la cabaña derruida no era de su propiedad, pese a que su “padre político” –Chávez García–, lo desdijo al declarar públicamente que él mismo le vendió el predio de 2 mil metros cuadrados.

En ambos casos, la decisión de demoler estuvo sustentada en buena medida en los dictámenes ambientales que la delegación comandada por la delegada Sheinbaum, de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), realizó previamente, como parte del procedimiento administrativo.

Según los estudios, el polígono de los tres predios se encuentra dentro de una zona prolija en vegetación ordinaria que, por su estructura y función, favorecen la recarga del acuífero y la conservación de la biodiversidad, por lo que “está estrictamente prohibido el desmonte y la caza, y, por ende, el uso de suelo habitacional”.

Elaborados por un equipo de trabajo encabezado por la titular de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Columba Jazmín López Gutiérrez, y por peritos de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México, los dictámenes destacan que las construcciones en el polígono de referencia ocasionaron la remoción de una buena parte de la vegetación nativa y propiciaron la propagación de flora exótica. El impacto ambiental que esto produce, consigna uno de los reportes, es la pérdida de la capacidad de infiltración fluvial y la de almacenamiento de carbono orgánico.

Con imágenes satelitales de Google Earth, entre otras periciales, los expertos corroboraron también que los tres predios ocupados formaban parte del bosque templado del Ajusco, que se derribaron árboles maduros y que, en síntesis, se modificaron los patrones ecológicos y evolutivos de la biodiversidad de ese pulmón de la Ciudad de México.

“La única forma de resarcir los daños es realizando los trabajos necesarios para que los predios vuelvan a su estado natural, es decir, mediante la demolición de las construcciones”, concluyeron los expertos.

Argucias del exdelegado

De los tres inmuebles, el único que no pudo ser tocado fue el de Chávez García, pues durante su gestión como delegado se borraron las evidencias de las irregularidades cometidas y se terminaron de construir las tres cabañas.

La suya es la más grande y suntuosa: ocupa una superficie de 9 mil 100 metros cuadrados, de los cuales 810.74 se encuentran construidos (Proceso 2072).

Chávez García, diputado del PRD con licencia, logró frenar provisionalmente la orden de demolición emitida por la Dirección General Jurídica y de Gobierno de la delegación Tlalpan al conseguir, el pasado 16 de noviembre, una suspensión definitiva de amparo que promovió ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo de esta capital, así como la protección provisional de la justicia federal.

Amparado en un contrato de derechos posesorios que presuntamente le cedió un comunero de San Miguel Ajusco, de nombre Guillermo Vega Camacho, el 10 de marzo de 1999, Chávez García comenzó a litigar el asunto casi un mes después de que las autoridades delegacionales arrancaron el procedimiento administrativo en su contra –el 11 de agosto último–, con una visita de verificación al predio.

El 25 de agosto Susana García Cárdenas, esposa de Chávez García, acudió a la delegación a presentar un escrito de observaciones. Cuatro días más tarde, el Jurídico de la demarcación emitió un acuerdo de prevención para que la supuesta propietaria acreditara el interés jurídico y aportara pruebas de la legítima propiedad del predio.

Un par de días después, una vez notificada, García Cárdenas promovió un juicio de nulidad ante el Tribunal de lo Contencioso, mismo que fue admitido por la Primera Sala, ponencia dos.

Antes de que el Contencioso resolviera el asunto, el área jurídica de la delegación siguió adelante con el procedimiento y el 30 de septiembre ordenó la clausura del predio, previa notificación a los usufructuarios y su publicación en estrados.

El caso se atoró ahí porque el 27 de octubre la Primera Sala de lo Contencioso reconoció la validez de los actos impugnados por la quejosa en el juicio de nulidad I-78802/2016 de fecha 11 de octubre.

No conforme con ello, la defensa legal de Chávez García buscó la protección de la justicia federal con la promoción de un amparo ante un Juzgado de Distrito para evitar la demolición de la finca y el cobro de la sanción pecuniaria impuesta por la autoridad delegacional. El 16 de noviembre el juzgado le otorgó la suspensión definitiva en el juicio de amparo 1647/2016.

Un día después, Chávez García obtuvo otro triunfo en la batalla legal que libra con la delegación Tlalpan al ganar otro juicio de nulidad III/96008/2016 en el Tribunal de lo Contencioso: la resolución impide de momento a la autoridad ejecutar la demolición de la cabaña y cobrar la multa administrativa correspondiente, cuyo monto asciende a 5% del valor de la construcción.

El rancho Los Frutales

De acuerdo con un avalúo realizado por la esposa del exdelegado el 21 de agosto de 2015, un mes antes de que Claudia Sheinbaum asumiera las riendas de la delegación, la finca se cotizaba en 16 millones 200 mil pesos.

Bautizada por sus propios dueños como rancho Los Frutales, el inmueble, ubicado en los límites de los pueblos de Santo Tomás y San Miguel Ajusco, tiene estacionamiento para seis automóviles, vivienda para conserje, horno para barbacoa, terraza-bar, casa de muñecas, salón de fiestas con dos baños y medio, gallineros, baños exteriores y amplios jardines.

Construida con tabique rojo recocido y coronada con acabados de madera, la cabaña principal cuenta con sótano y dos niveles. En la planta baja hay dos terrazas –una de ellas con jardín–, cocina, antecomedor, comedor, oratorio, estancia doble, bar, baño, recámara en tapanco, acceso principal y chimenea; la de la parte alta tiene tres recámaras con clósets; todas tienen baño, y una cuenta con un baño extra para los invitados.

Los pisos son de loseta cerámica y de cantera en el exterior, y en el interior predomina la duela de madera natural.

Chávez García no escatimó en gastos. En el jardín mandó instalar un temascal y un spa con vestidor y regaderas, así como un cuarto de masajes. También construyó un estanque artificial rodeado de árboles frutales, cinco caballerizas, un picadero y una palapa de descanso, desde donde se puede apreciar la inmensidad del bosque del Ajusco, al que le quitó un pedacito.

Aunque hasta ahora la batalla legal se ha inclinado a favor del exjefe delegacional, la delegación todavía tiene un as bajo la manga para lograr su cometido de recuperar los casi 15 mil metros cuadrados escamoteados al bosque del Ajusco.

Se trata de una denuncia penal por la presunta comisión de delitos ambientales interpuesta contra Chávez García, Hernández Mirón y Fuentes Ortega.

La querella fue presentada por la representante legal de la delegación, Valeria Magdalena de la Rosa Tapia, el pasado 5 de septiembre en la agencia investigadora del Ministerio Público “B” de la Fiscalía Desconcentrada en Investigación en Delitos Ambientales y en Materia de Protección Urbana, misma que quedó radicada en la carpeta de investigación CI-FEDAPUR/A/UI-3 C/D/00124/08-2016.

No sería la primera querella contra el exdelegado. Detrás de la posesión de al menos uno de los dos predios que vendió a sus allegados hay una historia:

En 2007, Juan Antonio Urías Sandoval lo denunció por despojo. Según la indagatoria iniciada en aquel entonces –FTL/TLP/72/00446/07-5–, Chávez García le quitó a la fuerza un predio de 2 mil metros cuadrados en el paraje La Rufina, luego de que se negó a vendérselo.

Precedido de la amenaza de quitarle la propiedad “a como diera lugar”, el 5 de mayo de ese año Villegas Fabián encontró invadido el terreno por huestes del entonces diputado federal. En su declaración ministerial quedó asentado que Chávez García “me dijo que tenía fuero, que no se podía proceder en su contra y que, como ya había visto, podía controlar al fiscal, al Ministerio Público, al jefe delegacional y a la PGJ”.

No pasó nada.





Fuente: Proceso
Autor: Raúl Monge
http://www.proceso.com.mx/467791/la-reputacion-perredista-demolida-en-ajusco

No eran ‘cuestión de percepción’ secuestros y asesinatos en el Ajusco: implementan operativo

MÉXICO, D.F: Tuvieron que registrarse tres hechos de violencia en cadena –el secuestro de ocho ciclistas, el hallazgo del cadáver de una estudiante de la UNAM secuestrada y la ejecución de un abogado exmilitar–, para que los gobiernos federal y local se pusieran de acuerdo y echaran a andar el “Operativo Ajusco”.

Aunque la semana pasada el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, adelantó que se reforzaría la vigilancia en esa zona al sur de la Ciudad de México con ayuda de la Policía Federal, fue hasta hoy cuando hizo el anuncio oficial en una fugaz ceremonia.

El funcionario llegó en helicóptero hasta el kilómetro 14.5 de la carretera Picacho Ajusco, punto conocido como la “Y”, que divide el camino hacia Chalco y Santo Tomás Ajusco.

Sobre un terreno de pastizal, bajó de la aeronave y subió a su camioneta blindada para recorrer algunos metros y llegar hasta el sitio donde ya estaba montado un pequeño templete, mientras policías federales y locales, y militares lo esperaban, armados e inmóviles.

El mandatario local abrió plaza arropado por el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, así como por representantes del gobierno federal: Ejército, Marina, Policía Federal, Procuraduría General de la República, Centro de Investigación en Seguridad Nacional (Cisen), Instituto Nacional de Migración y Secretaría de Gobernación.

También estaban representantes de la Procuraduría General de Justicia y de la Secretaría de Seguridad Pública locales.

Frente a las cámaras de prensa y televisión, Mancera y sus acompañantes escucharon una breve explicación de las tres bases de operación mixta que funcionarán a partir de este miércoles: La “Y” en el kilómetro 14.5, más adelante en el 30, conocido como “La Cantimplora” y en el 35, ya en los límites con el Estado de México.

Luego subieron por escasos minutos a “conocer” el centro de mando instalado en una caja de tráiler con los escudos de las corporaciones participantes.

Los anuncios

El pasado 30 de octubre ocho ciclistas –entre ellos la triatleta Fabiola Corona y su entrenador Carlos Probert– fueron secuestrados mientras realizaban un entrenamiento en la zona del Ajusco. La madrugada del día siguiente, tras la intervención directa de la Policía Federal y el pago del rescate, los deportistas fueron liberados.

El domingo 7 de diciembre, policías de la PGJDF encontraron en la zona boscosa de la localidad el cuerpo de Anayeli Bautista Tecpa, destacada estudiante de la UNAM, que fue secuestrada días antes.

Más: el 11 de diciembre fue hallado el cuerpo decapitado y con el brazo izquierdo cercenado de Álvaro Ezequiel Sánchez Miro, abogado exmilitar. El hombre fue ejecutado en su casa, ubicada en el kilómetro 16.7 de la carretera, en el pueblo de Santo Tomás Ajusco, delegación Tlalpan. Reportes periodísticos informaron que el hombre fue víctima de asalto en dos ocasiones y que había denunciado los actos de extorsión, secuestro y robo en la zona.

Ante esos hechos, el subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la PGJDF, Óscar Montes de Oca, declaró que la inseguridad en la zona era “cuestión de percepción”.

Pero esa “percepción” hoy reunió a autoridades nacionales y locales en el Ajusco.

El comisionado de Seguridad Nacional, Monte Alejandro Rubido, formalizó la puesta en marcha del operativo conjunto del gobierno federal y del DF “para dotar a la zona de mayores niveles de seguridad”.

Tal acción, dijo, sumará las capacidades de las distintas dependencias “respetando a cabalidad los ámbitos de competencia”. Explicó que las fuerzas federales patrullarán en la carretera, los senderos y las brechas en áreas recreativas. Y aclaró que “los elementos federales no realizarán acciones directas con los pobladores”.

Miguel Ángel Mancera reconoció que el Operativo Escudo “no estaría completo” sin la ayuda de la Policía Federal y del Ejército. Por eso, anunció la participación de 324 elementos de las distintas corporaciones, 15 camionetas –dos blindadas–, 30 patrullas, dos unidades móviles todo terreno, 12 motos, 12 caballos y dos camionetas van sprinter.

“No vamos a permitir que haya ningún espacio de impunidad ni de inseguridad”, dijo y aprovechó para pedir el apoyo federal en la instalación de un cuarto punto de control en el límite de las delegaciones Tláhuac y Xochimilco con el municipio de Chalco, Estado de México.

El desfile    

Durante su discurso, Miguel Ángel Mancera destacó que la cámara de video del sistema Ciudad Segura instalada en la base de control de la “Y”, grabó el momento en que pasó el grupo de ciclistas secuestrado a finales de octubre. Aseguró que esas imágenes ayudaron a su rescate.

En ese anuncio estaba cuando la atención de algunos se desvió por la llegada de 11 policías a caballo que no tenían un espacio fijo designado en todo el montaje del operativo.

Rubido y Mancera fueron los únicos oradores. En el acto no hubo vecinos ni comuneros invitados, ningún representante de los habitantes y comerciantes de la zona que también han padecido la delincuencia a través de extorsiones, secuestros, cobros por “derecho de piso” y asaltos.

Al terminar los discursos vino el desfile. Con una bandera de cuadros blancos y negros, Mancera posó para la foto y dio salida a patrullas de la Policía Federal y del DF, unidades del Ejército –incluidos soldados con la misma pose que cuando desfilan en el Zócalo el Día de la Independencia—, camionetas despintadas del INM, motocicletas y vehículos “todo terreno” de la SSP-DF que emitían exceso de humo contaminante y vehículos sin logotipos oficiales, pero con vidrios blindados.

Las unidades recorrieron unos metros y viraron. Pasaron al menos dos veces frente a las autoridades, como en un carrusel de feria, mientras en el cielo sobrevolaban dos helicópteros “Cóndor” de la policía local y uno más de la federal.

Al terminar el desfile, Mancera y Rubido subieron a la camioneta en la que llegó el primero y se fueron escoltados por una motopatrulla y otro vehículo.

Ninguno pudo ver la larga fila de automóviles, particulares, de carga y de transporte público que se concentraron por el cierre de la carretera mientras duraba el acto oficial y que pasaron lentamente cuando éste terminó.

Tampoco observaron cómo desde el Periférico Sur y sobre toda la carretera Picacho Ajusco, en ambos sentidos, hubo policías de Tránsito que agilizaban la vialidad y sorprendían hasta a los propios taxistas:


“¿Y ahora, qué habrá pasado? Aquí nunca hay policías”.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: SARA PANTOJA.

El informe del Ajusco (14 Diciembre 2014)

Mientras residentes denuncian la inseguridad y violencia, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal se basa en un informe interno para asegurar que las cifras de delitos de alto impacto han disminuido en esa zona este año, en comparación al 2013.

El reporte se titula “Tlalpan, delitos de alto impacto social”, contiene estadística pura de la incidencia delictiva en esta delegación y uno de sus apartados sostiene que en el Ajusco, lejos de incrementarse, los ilícitos han disminuido en esta zona integrada por los pueblos de San Miguel Ajusco y Santo Tomás Ajusco.

Luego de que las últimas semanas el Ajusco está en el ojo del huracán por casos de secuestro, homicidio e incluso la decapitación de un abogado, las dependencias encargadas de impartición de justicia en el Distrito Federal están contra la pared. 

A escasas horas de que la Policía Federal, la del Estado de México y del Distrito Federal inicien oficialmente el operativo en esta región de la zona sur de la capital, las versiones respecto a lo que ahí ocurre se contraponen: ciudadanos denuncian que el Ajusco está infestado de secuestradores y ladrones, mientras que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) sostiene que de acuerdo a sus cifras, los delitos ahí van a la baja.

Pese a la polémica que despiertan esa aseveraciones, la PGJDF mantiene firme su postura de que la coordinación territorial TLP-2 (a la que pertenece el Ajusco) muestra una reducción del 5.7 por ciento; específicamente en el Ajusco (los pueblos de San Miguel y Santo Tomás) los delitos de alto impacto han disminuido en 15.16 por ciento en el 2014 respecto al 2013.

De acuerdo con el documento que posee Reporte Índigo, en ese lapso, el homicidio doloso bajó 21.9 por ciento; robo a transeúnte 29 por ciento; robo a casa habitación 63.6 por ciento; a transportista 87.9.

El robo con violencia a negocio bajó 63 por ciento; lesiones por arma de fuego 45.4, y el secuestro disminuyó 50 por ciento.

Pese a los números oficiales, el caso de los siete atletas y un asistente secuestrados el jueves 30 de octubre cuando realizaban una práctica en bicicleta en caminos del Ajusco reactivó la alerta roja de que en la zona operan bandas dedicadas al plagio.

Desde ese día, 30 de octubre de 2014, previo a la operación a corazón abierto a la que se sometió el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera Espinosa, que puso en crisis al gobierno central, el tema de la inseguridad en la parte alta del Ajusco no ha parado.

A dicho evento se sumó el crimen de una estudiante con excelencia de la Facultad de Química de la UNAM, Anayeli Bautista Tecpa, y del abogado retirado del Ejército Mexicano, Álvaro Ezequiel Sánchez, quien fue decapitado en su domicilio. El tema del Ajusco se incendió.

En medio del escándalo, la PGJDF mantiene su postura a partir de las cifras oficiales del Ministerio Público, de que no es tal la alarma en materia de secuestros y homicidios.

Respecto al delito de secuestro, la Procuraduría capitalina reporta que en el 2013 se registraron en toda la delegación Tlalpan seis casos de plagio, mientras que en este año que está a punto de terminar tan sólo tres, lo que a la luz de las cifras frías arroja una disminución del 50 por ciento.

Sin embargo, cabe precisar que se trata de casos de secuestros reportados y atendidos por la PGJDF y no se tiene un cruce de los plagios que fueron denunciados ante la Procuraduría General de la República (PGR), como el caso de la estudiante de la UNAM, cuyo cuerpo fue localizado en la zona boscosa del Ajusco.

En materia de cifras, por frío que suene, el secuestro de Anayeli Bautisca Tecpa contabilizó en el ámbito federal y el homicidio para el Distrito Federal. De ahí lo cuestionable de las estadísticas.

El plagio a nivel nacional reporta un crecimiento en promedio anual del 23 por ciento; en contraparte, en el Distrito Federal se registra una tasa promedio de menos 7 por ciento al mes de octubre de 2014, reporta a su favor la Procuraduría capitalina.

Homicidio, otro factor

En materia de homicidio, avala el informe de la PGJDF, el homicidio doloso representa una disminución en 2013 con respecto al 2012 de 3.59 por ciento. Para el periodo de enero a noviembre del 2014 con relación al 2013, la merma es de 2.24 por ciento.

De manera histórica, el promedio diario de averiguaciones previas que se inician en la capital por homicidio doloso es de dos casos al día. 


En este rubro, las cinco delegaciones que concentran la cifra roja en materia de homicidios son: Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. En la lista no aparece la delegación Tlalpan (Ajusco) como uno de los factores de riesgo a tomarse en cuenta.

Señalan a talamontes

Pese al “no pasa nada” de la Procuraduría capitalina, este miércoles arranca el operativo conjunto entre autoridades del Estado de México, Policía Federal y el Distrito Federal.

La semana pasada, elementos de la Policía de Investigación (PDI) fueron enviados a la zona para iniciar líneas de trabajo.

Encontraron que gran parte de los problemas los ocasionan grupos de talamontes provenientes del Estado de México, que se internan en la zona. 

Dichas bandas mantienen un pleito por 80 hectáreas de tierras de las que no se tiene definición si corresponden al DF o al Estado de México.

Según esta versión, estos grupos se encargan de sembrar el terror en los pueblos del Ajusco a fin de distraer la atención de lo que ocurre en las partes más altas, de donde bajan toneladas de madera cortada de manera ilegal.


Mientras esto ocurre, el jefe de Gobierno informó que en las próximas horas se instalaría un puesto de auxilio a la altura del kilómetro 22 de la carretera Picacho-Ajusco que conecta al DF con el Estado de México.

Otro operativo, más policías para la parte alta del DF mientras baja la marea roja que tiene al Ajusco en el centro de los reflectores.

FUENTE: REPORTE INDIGO.
AUTOR: REDACCIÓN.