PUEBLA, Pue: Una supuesta carta anónima es el único elemento que tuvo la Procuraduría de Justicia de Puebla para allanar tres domicilios, asegurar propiedades y tratar de incriminar a siete estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) como si fueran terroristas, denunciaron las abogadas Marely Vélez y Hokabet Quintero.
Tras la liberación de los jóvenes bajo las reservas de ley, los padres de familia, los abogados y los propios estudiantes anunciaron que presentarán una denuncia ante Derechos Humanos por la serie de irregularidades que cometió la Procuraduría poblana para tratar de responsabilizarlos en los ataques con explosivos ocurridos el 27 de marzo y el 1 de junio en esta ciudad.
En la rueda de prensa estuvieron los estudiantes acusados Ana Rosa Zilli Colorado y Dulce Carolina Parra Escalona, de la Facultad de Medicina; Carlos Arafat Rosas Villegas, Juan Carlos Tepde Ixtacua, Axel Jiménez Morillo, Shariff Guerrero Contreras y Erick López Cruz, de la Facultad de Sociología.
Vélez denunció que aunque los jóvenes fueron detenidos desde las cuatro de la madrugada del viernes, fue hasta las 11:30 de la noche de ese día que les permitieron tener acceso a la averiguación previa para conocer de los supuestos delitos que les imputaban, así como de las pruebas en las que se basaban para su detención.
“Lo único que encontramos es una carta escrita a máquina, en una hoja simple, en la que un supuesto muchacho hace una denuncia anónima de que escuchó una plática de cuatro de los muchachos que hablan de las detonaciones que habían realizado, eso era todo lo que tenían contra ellos”, señaló la abogada, que formó parte del equipo de defensa de los jóvenes.
Además, señaló que en el expediente encontraron las impresiones de unas páginas de internet de un supuesto “Comité Invisible” que se adjudica los hechos del 27 de marzo cuando fue localizado un artefacto explosivo en las instalaciones del Instituto Nacional Electoral (INE) en Puebla.
Así como imágenes de una cámara de vídeo de dos personas del sexo masculino que colocaron ese objeto en el INE, pero de los que no se pueden distinguir rasgos fisonómicos.
“Eso es todo lo que tienen, no hay ninguna prueba real que pueda involucrar a los siete estudiantes, no obstante el trato que tuvieron desde el momento de su detención fue como si fueran terroristas”, indicó la abogada.
Los siete jóvenes narraron que además de que dos de ellos fueron golpeados, los encañonaron, se les mantuvo incomunicados, no se les permitió les ingresaran alimentos, ni agua y se les sometió a un interrogatorio sin que se les precisara su situación, ni de qué se les acusaba. Primero se dijo que eran testigos, luego que tres eran indiciados; después que tres estaban libres de cargos y ahora que los siete están aún como indiciados.
Vélez, quien forma parte del Comité por la Libertad de los Presos Políticos y el Cese al Hostigamiento Social en Puebla, dijo que la actuación de la Procuraduría en el caso de estos jóvenes no es nuevo, pues igual ha procedido en otras detenciones de los llamados presos políticos, como es el caso de la campesina Enedina Rosas.
“Esto no es nuevo, lo mismo vivimos con la detención de la señora Enedina, después de que los detienen inician la fabricación de los supuestos indicios, porque hasta hoy les puedo decir, que en la averiguación no hay nada que pueda incriminarlos”, aseguró.
Hokabet Quintero agregó que en el expediente no había ninguna orden de cateo, ni citatorios de presentación que según la Procuraduría ya había enviado a los jóvenes y bajo lo cual justificaron los operativos policíacos que usaron para detenerlos.
“Al momento que llegamos (los abogados) estaban haciendo un interrogatorio inducido para cada uno por separado, para que ellos pudieran responsabilizarse unos a otros y pudieran armar así el posible delito”, explicó.
“Lo único que los señala es ese anónimo que llegó de la nada, de verdad que hasta ofende la inteligencia, pruebas de ese calibre”, declaró Quintero.
Pese a esto, las abogadas manifestaron que la averiguación, que tiene el número 220/2015, se mantiene abierta supuestamente por el delito de tentativa de daño en propiedad, por lo que existe el riesgo de que la Procuraduría vuelva a aprehender a los jóvenes, aunque se supone que tres de ellos ya fueron exculpados totalmente.
Ya cálmense, les dijeron
Según Arafat Rosas, cuando por la madrugada fueron puestos en libertad, los elementos de la Procuraduría de Justicia de Puebla, les advirtieron a los siete que se mantuvieran visibles porque que en cualquier momento les podrían volver a llamar o detener. “Nos dicen que nos calmemos, que arreglemos nuestras vidas, que ya no participemos en las marchas”, relató.
El estudiante de Sociología contó que unos 20 ministeriales, que se trasladaban en cinco vehículos, ingresaron a su casa por la fuerza alrededor de las cuatro de la mañana cuando él y su familia dormían. Lo encañonaron y le advirtieron que realizarían un cateo en el que buscaban mechas, gasolina, estopa, gas y armas.
Agregó que además de computadoras, celulares y una camioneta de su propiedad, los policías ministeriales se llevaron carteles, lonas, le preguntaron por sus actividades en el movimiento “YoSoy132” y en la Asamblea General en Solidaridad con Ayotzinapa. “Pero en ningún momento encuentran absolutamente nada”, refirió.
Los siete jóvenes acusados coincidieron en señalar que en los interrogatorios además de preguntarles si sabían hacer bombas molotov y si conocían de explosivos, se les preguntó con insistencia si trabajaban o enviaban notas para el periódico La Jornada de Oriente.
Arafat señaló que luego de que fueron liberados esta madrugada intentaron regresar a sus casas pero se encontraron con que no pueden entrar porque tienen sellos de la Procuraduría, además de que sus celulares, computadoras y hasta la camioneta, no se las han regresado, porque se consideran parte de la investigación.
“Estamos en una situación de peligro, la verdad que si tememos por nuestra vida y nuestra libertad, aunque no hicimos absolutamente nada”, reclamó el joven.
“A nosotros se nos señala como a muchos presos que hay actualmente en Puebla, sin pruebas reales, sólo se nos criminaliza porque hemos sido jóvenes que de manera pacífica y legal siempre nos hemos manifestado, hemos organizado foros, círculos de estudio, pero en ningún momento hemos alterado el orden ni afectado la propiedad ni de particulares ni del Estado”, puntualizó.
Dijo que la experiencia por la que ellos pasan, debe dejar en claro para los poblanos que el Gobernador Rafael Moreno Valle es “un dictador” que puede encarcelar a quien quiera sin contar con pruebas, como ocurre en el caso de los 139 presos políticos que actualmente hay en Puebla.
Alzar la voz, un delito
Antonio Parra Ortega y Juan José Guerrero, padres de Dulce Carolina Parra y de Shariff Guerrero, respectivamente, pidieron que cese la persecución contra sus hijos que, aseguraron, no tiene otro sustento que las actividades sociales y políticas que los estudiantes han llevado a cabo.
“¿Ser activista o alzar la voz es un delito acá en Puebla?”, reclamó Parra Ortega, “yo me pregunto si es un delito tener ideales, o querer cambiar a México, a Puebla, ¿ser estudiante y ser joven es delito?”.
El padre de familia señaló que temen por la seguridad de sus hijos y que pueda ocurrir una represión similar a la de Ayotzinapa, Guerrero.
“Nuestro temor como padres de familia es que esto no vaya a ser un segundo Guerrero, que nos los desaparezcan que nos los torturen o que los violenten. Vivimos en un México, y todos lo saben, que ser joven en México, ya se está convirtiendo en un delito”, manifestó.
Por su parte, Guerrero recordó que esta es la segunda vez en este año que su hijo Shariff es detenido, ya que el 19 de enero, fue arrestado cuando participaba en una marcha en protesta por la visita del presidente Enrique Peña Nieto a Puebla.
“Sencillamente me lo secuestraron, lo desaparecieron, fueron muchas horas que como padre de familia te desesperas fuimos a buscarlo a un lado y otro y no estaba”, recordó, “no es la primera vez que lo reprimen porque, como joven que es, tiene ganas de expresarse”.
Además, se quejó de que aunque, al momento de ser detenido, su hijo presentaba una herida en la cara, no le permitieron tener atención médica.
FUENTE. PROCESO.
AUTOR: GABRIELLA HERNÁNDEZ
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domingo, 7 de junio de 2015
jueves, 21 de mayo de 2015
Hallan muerta a estudiante de la BUAP secuestrada
PUEBLA, Pue: La estudiante de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y militante del PRI, Isarve Cano Vargas, secuestrada desde el pasado 24 de abril, fue localizada hoy sin vida.
Ángel Carrasco, hijo del exdelegado federal del Instituto Nacional de Migración (INM) y exregidor de Industria, Comercio y Turismo de Tehuacán, Ángel Carrasco Rivera, fue aprehendido y es interrogado como presunto responsable del plagio y homicidio de la joven, quien el próximo 1 de junio cumpliría 20 años.
De acuerdo con fuentes extraoficiales, el cuerpo de Cano Vargas, desaparecida en Puebla desde hace casi un mes, fue encontrado este miércoles en estado de descomposición en un paraje de la carretera que comunica a Coxcatlán y Teotitlán, al sureste del estado.
Activista en el PRI, la joven era secretaria de Políticas Internacionales de la Red Jóvenes por México, nieta del exdiputado federal, Pedro Cano Merino, y sobrina del actual director de Turismo del Ayuntamiento de Tehuacán, Habib Raichs Mauleón y del empresario José Raichs.
Desde su desaparición, familiares y amigos enviaron mensajes en las redes sociales para pedir ayuda en su localización. Sin embargo, se informó que días después los captores se comunicaron con su familia y pidieron un rescate, cuyo monto se desconoce. Y, aunque entregaron el dinero, ya no supieron nada de la joven hasta hoy, cuando fue hallado su cadáver.
Ángel Carrasco fue detenido la tarde de este miércoles cuando salía de las instalaciones de la Facultad de Psicología de la BUAP, campus Tehuacán, aunque oficialmente no se ha informado sobre los elementos que lo inculpan del secuestro y asesinato de la joven.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HEERNÁNDEZ.
Ángel Carrasco, hijo del exdelegado federal del Instituto Nacional de Migración (INM) y exregidor de Industria, Comercio y Turismo de Tehuacán, Ángel Carrasco Rivera, fue aprehendido y es interrogado como presunto responsable del plagio y homicidio de la joven, quien el próximo 1 de junio cumpliría 20 años.
De acuerdo con fuentes extraoficiales, el cuerpo de Cano Vargas, desaparecida en Puebla desde hace casi un mes, fue encontrado este miércoles en estado de descomposición en un paraje de la carretera que comunica a Coxcatlán y Teotitlán, al sureste del estado.
Activista en el PRI, la joven era secretaria de Políticas Internacionales de la Red Jóvenes por México, nieta del exdiputado federal, Pedro Cano Merino, y sobrina del actual director de Turismo del Ayuntamiento de Tehuacán, Habib Raichs Mauleón y del empresario José Raichs.
Desde su desaparición, familiares y amigos enviaron mensajes en las redes sociales para pedir ayuda en su localización. Sin embargo, se informó que días después los captores se comunicaron con su familia y pidieron un rescate, cuyo monto se desconoce. Y, aunque entregaron el dinero, ya no supieron nada de la joven hasta hoy, cuando fue hallado su cadáver.
Ángel Carrasco fue detenido la tarde de este miércoles cuando salía de las instalaciones de la Facultad de Psicología de la BUAP, campus Tehuacán, aunque oficialmente no se ha informado sobre los elementos que lo inculpan del secuestro y asesinato de la joven.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HEERNÁNDEZ.
viernes, 13 de febrero de 2015
Marchan estudiantes de la BUAP; “pese a represión”, seguirá la lucha, advierten
PUEBLA, Pue: Estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) marcharon hoy por las calles de esta ciudad para advertir que, pese a la represión que sufrieron la madrugada del pasado domingo, mantendrán la impartición de cursos gratuitos y su reclamo para abrir los espacios universitarios.
Con una gran manta al frente que decía “Esparza represor, Moreno es tu asesor. Colectivo Universitario por la Educación Popular”, unos 400 jóvenes respaldados por maestros universitarios, sindicatos, organizaciones independientes y padres de familia marcharon desde el Centro Universitario hasta el centro histórico de la capital.
La manifestación estudiantil hizo una parada en la Procuraduría de Justicia del Estado, donde alzaron una sola voz: “Presos políticos, libertad”.
Cuando pasaron por los portales del Zócalo, los estudiantes gritaron varias veces “gracias meseros”. Fue su forma de agradecer a los empleados de los restaurantes de la zona pues fueron los únicos que les prestaron auxilio cuando fueron atacados y perseguidos por un grupo de encapuchados custodiados por policías estatales y municipales.
Aunque la marcha pretendía concluir frente al edificio Carolino, sede de la rectoría de la BUAP, los manifestantes realizaron el mitin sobre la calle Juan de Palafox, pues el frente del edificio universitario estaba ocupado por un tianguis.
En su mayoría integrantes de la Liga Estudiantil Democrática (LED) y del Colectivo Universitario por una Educación Popular (CUEP), los estudiantes leyeron un comunicado en el que anunciaron la organización de una “consulta universitaria” en la que, entre otros temas, cuestionarán si el actual rector Alfonso Ortiz Esparza debe o no permanecer al frente de la BUAP.
También adelantaron que este sábado 14 de febrero intentarán impartir los cursos gratuitos para aspirantes a ingresar a la universidad en las instalaciones de la preparatoria Calderón, que hace días fue ofrecida por la rectoría en el marco de la mesa de negociaciones.
En su discurso al frente de los participantes, Fidel Sánchez, uno de los jóvenes secuestrado, golpeado y torturado el pasado 8 de febrero, dijo que la organización de la que forma parte es considerada “una amenaza” por la rectoría debido a que han abierto una posibilidad de educación a jóvenes que no pueden pagar los cursos oficiales.
“Sin mucho alarde, nos pusimos a organizar un curso que al principio eran 50 y después llegó a mil 800, que son 17% de la matrícula del seminario oficial”, explicó.
En su opinión, “lo que le hizo dolor (a las autoridades) es que le quitáramos gente que no paga su curso y que educáramos a parte del pueblo que no tendría manera”.
Contrario a lo que ocurrió con los 43 normalistas de Ayotzinapa, aseguró, “los ocho estudiantes secuestrados el domingo en esta ciudad, tuvieron la oportunidad de regresar y que lo hicieron para trabajar en un proyecto de educación y estructura”.
Luego, lanzó: “Que estos moretones y esta sangre (que sufrieron durante su cautiverio) sean semilla para construir una nueva universidad. Estamos orgullosos de que esa madriza ha servido para hacer conciencia de la comunidad universitaria, para rescatar a la BUAP”.
Sánchez denunció que el hostigamiento y la persecución contra los integrantes del movimiento continúan. No obstante, llamó a los participantes en la marcha a no tener miedo, a organizarse y a mantener la unidad.
“Es lo que les proponemos. Vamos a trabajar, a estudiar, a leer, a formarnos como personas cultas capaces de cambiar a este país. Nos han torturado, nos quisieron desaparecer y aun así aquí seguimos y la gente nos conocerá a partir de nuestro trabajo”, exclamó.
Entrevistados después de la marcha, los estudiantes advirtieron que no confían en la investigación que inició la Procuraduría de Justicia del Estado para dar con los responsables de la represión contra 23 estudiantes.
Fidel Sánchez, estudiante de la Facultad de Economía, consideró que el rector Alfonso Esparza Ortiz maneja un doble discurso, ya que mientras que el miércoles acudió a la Procuraduría para pedir el esclarecimiento de la agresión, al interior “no hace nada” para buscar a los responsables.
“Ellos dicen que le piden al procurador que se esclarezca el asunto, eso sabemos que se desfasa de la política interna, porque hacia afuera piden la solución pero internamente no hay iniciada ninguna averiguación y no han hecho algo para que se pueda esclarecer”, recalcó.
Prueba de ello, dijo, es que cuando estaba por iniciar la marcha se cerraron los accesos a Ciudad Universitaria (CU) para evitar que se sumaran más estudiantes a la protesta.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
Con una gran manta al frente que decía “Esparza represor, Moreno es tu asesor. Colectivo Universitario por la Educación Popular”, unos 400 jóvenes respaldados por maestros universitarios, sindicatos, organizaciones independientes y padres de familia marcharon desde el Centro Universitario hasta el centro histórico de la capital.
La manifestación estudiantil hizo una parada en la Procuraduría de Justicia del Estado, donde alzaron una sola voz: “Presos políticos, libertad”.
Cuando pasaron por los portales del Zócalo, los estudiantes gritaron varias veces “gracias meseros”. Fue su forma de agradecer a los empleados de los restaurantes de la zona pues fueron los únicos que les prestaron auxilio cuando fueron atacados y perseguidos por un grupo de encapuchados custodiados por policías estatales y municipales.
Aunque la marcha pretendía concluir frente al edificio Carolino, sede de la rectoría de la BUAP, los manifestantes realizaron el mitin sobre la calle Juan de Palafox, pues el frente del edificio universitario estaba ocupado por un tianguis.
En su mayoría integrantes de la Liga Estudiantil Democrática (LED) y del Colectivo Universitario por una Educación Popular (CUEP), los estudiantes leyeron un comunicado en el que anunciaron la organización de una “consulta universitaria” en la que, entre otros temas, cuestionarán si el actual rector Alfonso Ortiz Esparza debe o no permanecer al frente de la BUAP.
También adelantaron que este sábado 14 de febrero intentarán impartir los cursos gratuitos para aspirantes a ingresar a la universidad en las instalaciones de la preparatoria Calderón, que hace días fue ofrecida por la rectoría en el marco de la mesa de negociaciones.
En su discurso al frente de los participantes, Fidel Sánchez, uno de los jóvenes secuestrado, golpeado y torturado el pasado 8 de febrero, dijo que la organización de la que forma parte es considerada “una amenaza” por la rectoría debido a que han abierto una posibilidad de educación a jóvenes que no pueden pagar los cursos oficiales.
“Sin mucho alarde, nos pusimos a organizar un curso que al principio eran 50 y después llegó a mil 800, que son 17% de la matrícula del seminario oficial”, explicó.
En su opinión, “lo que le hizo dolor (a las autoridades) es que le quitáramos gente que no paga su curso y que educáramos a parte del pueblo que no tendría manera”.
Contrario a lo que ocurrió con los 43 normalistas de Ayotzinapa, aseguró, “los ocho estudiantes secuestrados el domingo en esta ciudad, tuvieron la oportunidad de regresar y que lo hicieron para trabajar en un proyecto de educación y estructura”.
Luego, lanzó: “Que estos moretones y esta sangre (que sufrieron durante su cautiverio) sean semilla para construir una nueva universidad. Estamos orgullosos de que esa madriza ha servido para hacer conciencia de la comunidad universitaria, para rescatar a la BUAP”.
Sánchez denunció que el hostigamiento y la persecución contra los integrantes del movimiento continúan. No obstante, llamó a los participantes en la marcha a no tener miedo, a organizarse y a mantener la unidad.
“Es lo que les proponemos. Vamos a trabajar, a estudiar, a leer, a formarnos como personas cultas capaces de cambiar a este país. Nos han torturado, nos quisieron desaparecer y aun así aquí seguimos y la gente nos conocerá a partir de nuestro trabajo”, exclamó.
Entrevistados después de la marcha, los estudiantes advirtieron que no confían en la investigación que inició la Procuraduría de Justicia del Estado para dar con los responsables de la represión contra 23 estudiantes.
Fidel Sánchez, estudiante de la Facultad de Economía, consideró que el rector Alfonso Esparza Ortiz maneja un doble discurso, ya que mientras que el miércoles acudió a la Procuraduría para pedir el esclarecimiento de la agresión, al interior “no hace nada” para buscar a los responsables.
“Ellos dicen que le piden al procurador que se esclarezca el asunto, eso sabemos que se desfasa de la política interna, porque hacia afuera piden la solución pero internamente no hay iniciada ninguna averiguación y no han hecho algo para que se pueda esclarecer”, recalcó.
Prueba de ello, dijo, es que cuando estaba por iniciar la marcha se cerraron los accesos a Ciudad Universitaria (CU) para evitar que se sumaran más estudiantes a la protesta.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
martes, 10 de febrero de 2015
Denuncian secuestro y golpiza de porros contra 14 estudiantes de la BUAP
PUEBLA, Pue: A consecuencia de la golpiza que recibieron la madrugada del pasado domingo, 14 estudiantes fueron atendidos en el hospital Universitario de esta ciudad; entre ellos, una joven de 15 años que orinaba sangre y fue agredida sexualmente y un joven con una lesión craneoencefálica.
Fidel Sánchez, integrante del Colectivo Universitario por una Educación Popular (CUEP), informó que la mayoría de los jóvenes salieron del hospital entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, tras ser atendidos por los golpes, escoriaciones y fracturas que presentaban.
La madrugada del domingo, integrantes del CUEP –que realizaban una huelga de hambre en el zócalo poblano en demanda de que la Rectoría les permita usar las instalaciones para impartir cursos propedéuticos gratuitos– fueron reprimidos por un grupo de choque bajo la custodia de policías estatales y municipales.
Ocho de los manifestantes, cuatro hombres y cuatro mujeres, fueron secuestrados por este grupo de supuestos porros. Según la acusación, fueron torturados física y psicológicamente y abandonados en un lote baldío a las afueras de Puebla.
Sánchez informó que una estudiante de preparatoria identificada como Nohelia y otro joven apodado El Tío, estuvieron hospitalizados durante más tiempo, pues presentaban mayores complicaciones.
“La compañera de 15 años estaba orinando sangre porque nos dicen que la patearon tanto que casi le revientan los intestinos. Además presenta crisis nerviosas porque se duerme y despierta muy espantada”, relató.
Otro de los integrantes del CUEP narró que la adolescente estaba muy afectada pues los supuestos porros intentaron quitarle la ropa aparentemente para violarla. Y aunque ella se resistió, éstos la manosearon.
Nelly, integrante de la Liga Estudiantil Democrática, comentó que la madrugada del lunes los doctores del Hospital Universitario dieron de alta a Nohelia. Sin embargo, al salir presentó una crisis de vómito y se desmayó, por lo que la internaron de nuevo y salió horas más tarde.
El joven apodado El Tío fue dado de alta la noche de este lunes. Él tenía una lesión en la nuca producida por un golpe con una varilla, un hombro dislocado y el labio roto. “Al compañero fue de los primeros que golpearon”, narró Nelly.
“Como él fue quien resguardó la casa de campaña de los huelguistas, recibió un golpe en la parte de la nuca, a la hora de caer se dislocó el hombro y lo siguieron golpeando”, dijo.
Otro de los estudiantes “levantados” tenía tres heridas penetrantes producidas por desarmador –dos en una mano y una en la entrepierna–; otro tenía un dedo fracturado y fue necesario colocarle un clavo.
Los jóvenes denunciaron el “trato marginal” que recibieron del personal médico de la institución hospitalaria. Acusaron que esperaron más de seis horas para ser atendidos y les negaron la entrega de los reportes médicos sobre los golpes y lesiones que presentaron.
Nelly dijo que personal del jurídico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) se presentó para ofrecerles apoyo y el compromiso de que la atención médica recibida no tenga ningún costo.
Aunque en un comunicado la universidad se deslindó del ataque a los jóvenes, los integrantes del CUEP reiteraron el señalamiento contra porros que participaron en el operativo represor.
Uno de los estudiantes que estuvo en guardia contó que los primeros que llegaron al zócalo no llevaban capucha, razón por la que pudo dibujar el rostro de dos de ellos y así, lograr su identificación como estudiantes de la Facultad de Ingeniería.
Reprueban represión
Organizaciones no gubernamentales advirtieron que la represión contra estudiantes de la BUAP demuestra que la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, lejos de generar cambios en las estrategias de las autoridades, se toma como un paradigma de la relación entre gobierno y movimientos estudiantiles para imponer orden.
“Es trágico que lo ocurrido con los 43 estudiantes de Ayotzinapa se utilice como ejemplo para generar terror en los jóvenes, para torturarlos”, dijo el Nodo de Derechos Humanos en un comunicado.
Además, advirtió que en el caso de la represión contra los estudiantes en Puebla, se confirman elementos estratégicos relacionados más con la acción violenta de un comando del crimen organizado que con un operativo de seguridad.
“Después de Chalchiuapan, de la muerte de José Luis Alberto Tlahuitle (sic) y los lesionados de aquel brutal episodio; después de Iguala, de los jóvenes muertos y de los 43 aún desaparecidos; después de toda la violencia que se vive y crece en el país, en Puebla las estrategias de seguridad pública empiezan a parecerse a las estrategias de terror de los cárteles del narcotráfico”, aseguró.
“Es alarmante que después de lo que se hizo brutalmente evidente en Iguala con la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, con esa herida aún sangrando, los gobiernos y los cuerpos de policía de otros lugares no replanteen sus estrategias y actitudes para enfrentar el creciente y legítimo descontento social”, reclamó el Nodo de Derechos Humanos.
“Pareciera que más bien retomaron el ejemplo de la pareja Abarca y de aquella sangrienta noche de septiembre para convertirlo en un paradigma de la relación entre el gobierno y los ciudadanos, en particular los jóvenes y estudiantes, en una forma de imponer una especie de “orden” ornamental”, agregó.
La ONG añadió que es preocupante que el gobierno municipal de Antonio Gali y el estatal de Rafael Moreno Valle no hayan impedido la agresión y en lugar de condenar los hechos de violencia contra los estudiantes e iniciar una investigación de los hechos, “mantengan un silencio sepulcral”.
Por ello, exigió “que las autoridades estatales y municipales expliquen su relación con el grupo de choque y que tomen acciones claras y contundentes para evitar que hechos como este vuelvan a ocurrir”.
El Frente Nacional de Lucha por el Socialismo señaló que la agresión contra los estudiantes en Puebla se circunscribe dentro del incremento de la represión nacional y local, ejercida por el Estado.
“Hacemos el llamado a cerrar filas ante la represión sistemática del Estado mexicano, encaminada a desarticular toda voluntad del pueblo con determinación de organizarse y luchar, estamos en contra de los actos terroristas que pretenden infundir terror y paralizar al pueblo mexicano”, manifiestó un comunicado firmado la Red de Defensa de los Derechos Humanos (REDDH).
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
Fidel Sánchez, integrante del Colectivo Universitario por una Educación Popular (CUEP), informó que la mayoría de los jóvenes salieron del hospital entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, tras ser atendidos por los golpes, escoriaciones y fracturas que presentaban.
La madrugada del domingo, integrantes del CUEP –que realizaban una huelga de hambre en el zócalo poblano en demanda de que la Rectoría les permita usar las instalaciones para impartir cursos propedéuticos gratuitos– fueron reprimidos por un grupo de choque bajo la custodia de policías estatales y municipales.
Ocho de los manifestantes, cuatro hombres y cuatro mujeres, fueron secuestrados por este grupo de supuestos porros. Según la acusación, fueron torturados física y psicológicamente y abandonados en un lote baldío a las afueras de Puebla.
Sánchez informó que una estudiante de preparatoria identificada como Nohelia y otro joven apodado El Tío, estuvieron hospitalizados durante más tiempo, pues presentaban mayores complicaciones.
“La compañera de 15 años estaba orinando sangre porque nos dicen que la patearon tanto que casi le revientan los intestinos. Además presenta crisis nerviosas porque se duerme y despierta muy espantada”, relató.
Otro de los integrantes del CUEP narró que la adolescente estaba muy afectada pues los supuestos porros intentaron quitarle la ropa aparentemente para violarla. Y aunque ella se resistió, éstos la manosearon.
Nelly, integrante de la Liga Estudiantil Democrática, comentó que la madrugada del lunes los doctores del Hospital Universitario dieron de alta a Nohelia. Sin embargo, al salir presentó una crisis de vómito y se desmayó, por lo que la internaron de nuevo y salió horas más tarde.
El joven apodado El Tío fue dado de alta la noche de este lunes. Él tenía una lesión en la nuca producida por un golpe con una varilla, un hombro dislocado y el labio roto. “Al compañero fue de los primeros que golpearon”, narró Nelly.
“Como él fue quien resguardó la casa de campaña de los huelguistas, recibió un golpe en la parte de la nuca, a la hora de caer se dislocó el hombro y lo siguieron golpeando”, dijo.
Otro de los estudiantes “levantados” tenía tres heridas penetrantes producidas por desarmador –dos en una mano y una en la entrepierna–; otro tenía un dedo fracturado y fue necesario colocarle un clavo.
Los jóvenes denunciaron el “trato marginal” que recibieron del personal médico de la institución hospitalaria. Acusaron que esperaron más de seis horas para ser atendidos y les negaron la entrega de los reportes médicos sobre los golpes y lesiones que presentaron.
Nelly dijo que personal del jurídico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) se presentó para ofrecerles apoyo y el compromiso de que la atención médica recibida no tenga ningún costo.
Aunque en un comunicado la universidad se deslindó del ataque a los jóvenes, los integrantes del CUEP reiteraron el señalamiento contra porros que participaron en el operativo represor.
Uno de los estudiantes que estuvo en guardia contó que los primeros que llegaron al zócalo no llevaban capucha, razón por la que pudo dibujar el rostro de dos de ellos y así, lograr su identificación como estudiantes de la Facultad de Ingeniería.
Reprueban represión
Organizaciones no gubernamentales advirtieron que la represión contra estudiantes de la BUAP demuestra que la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, lejos de generar cambios en las estrategias de las autoridades, se toma como un paradigma de la relación entre gobierno y movimientos estudiantiles para imponer orden.
“Es trágico que lo ocurrido con los 43 estudiantes de Ayotzinapa se utilice como ejemplo para generar terror en los jóvenes, para torturarlos”, dijo el Nodo de Derechos Humanos en un comunicado.
Además, advirtió que en el caso de la represión contra los estudiantes en Puebla, se confirman elementos estratégicos relacionados más con la acción violenta de un comando del crimen organizado que con un operativo de seguridad.
“Después de Chalchiuapan, de la muerte de José Luis Alberto Tlahuitle (sic) y los lesionados de aquel brutal episodio; después de Iguala, de los jóvenes muertos y de los 43 aún desaparecidos; después de toda la violencia que se vive y crece en el país, en Puebla las estrategias de seguridad pública empiezan a parecerse a las estrategias de terror de los cárteles del narcotráfico”, aseguró.
“Es alarmante que después de lo que se hizo brutalmente evidente en Iguala con la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, con esa herida aún sangrando, los gobiernos y los cuerpos de policía de otros lugares no replanteen sus estrategias y actitudes para enfrentar el creciente y legítimo descontento social”, reclamó el Nodo de Derechos Humanos.
“Pareciera que más bien retomaron el ejemplo de la pareja Abarca y de aquella sangrienta noche de septiembre para convertirlo en un paradigma de la relación entre el gobierno y los ciudadanos, en particular los jóvenes y estudiantes, en una forma de imponer una especie de “orden” ornamental”, agregó.
La ONG añadió que es preocupante que el gobierno municipal de Antonio Gali y el estatal de Rafael Moreno Valle no hayan impedido la agresión y en lugar de condenar los hechos de violencia contra los estudiantes e iniciar una investigación de los hechos, “mantengan un silencio sepulcral”.
Por ello, exigió “que las autoridades estatales y municipales expliquen su relación con el grupo de choque y que tomen acciones claras y contundentes para evitar que hechos como este vuelvan a ocurrir”.
El Frente Nacional de Lucha por el Socialismo señaló que la agresión contra los estudiantes en Puebla se circunscribe dentro del incremento de la represión nacional y local, ejercida por el Estado.
“Hacemos el llamado a cerrar filas ante la represión sistemática del Estado mexicano, encaminada a desarticular toda voluntad del pueblo con determinación de organizarse y luchar, estamos en contra de los actos terroristas que pretenden infundir terror y paralizar al pueblo mexicano”, manifiestó un comunicado firmado la Red de Defensa de los Derechos Humanos (REDDH).
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
“Van a desaparecer como los normalistas”, la amenaza contra estudiantes de la BUAP que fueron torturados
PUEBLA, Pue: “Van a desaparecer como los normalistas”, fue la amenaza que usaron supuestos porros para aterrar a estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) que la madrugada del domingo fueron levantados, golpeados y torturados para posteriormente ser abandonados en un paraje baldío a las afueras de esta ciudad.
Cinco de los ocho jóvenes aparecieron públicamente casi 24 horas después de la agresión, justo cuando los integrantes del Colectivo Universitario para la Educación Popular (CUEP) ofrecían una rueda de prensa en el Paseo Bravo para denunciar el desalojo del que fueron víctimas por parte de presuntos grupos porriles custodiados por policías estatales y municipales.
Con hematomas visibles, manchas de sangre en sus ropas y aún bajo crisis nerviosas, dos muchachos y tres jovencitas narraron que el grupo de choque que los agredió, además de golpearlos con bates, varillas, tubos, macanas y desarmadores, los mantuvo secuestrados durante al menos una hora y media bajo la amenaza de que los desaparecerían.
Desde el jueves, cinco estudiantes de la BUAP realizaban una huelga de hambre en el Zócalo de esta ciudad para pedir que la rectoría les permita usar las instalaciones a fin de impartir cursos propedéuticos gratuitos para el examen de admisión a la universidad.
En la rueda de prensa, los jóvenes explicaron que fueron reprimidos en dos ocasiones, la primera cuando un grupo de unos 30 sujetos se llevó a ocho de los participantes en la protesta y la segunda minutos después, cuando los estudiantes trataron de recuperar las pertenencias que guardaban en el campamento.
Un cartel que portaba una joven resumía la protesta: “1968-2015, ser estudiante más peligroso que ser delincuente”.
Diego, estudiante de la Facultad de Contaduría Pública, quien estaba de guardia en el campamento, contó la forma en que inició el operativo represivo, alrededor de las 3:20 de la madrugada:
“En su mayoría venían en estado de ebriedad y venían drogados (…) al principio seis sujetos se acercaron al campamento, uno de ellos se bajó la bragueta, sacó su parte, su sexo, nos la enseñó y nos dijo que nos iba a cargar la chingada”.
Luego de esto, señaló que los agresores tomaron sillas y golpearon las casas de campaña donde dormían los estudiantes, quienes ayer domingo cumplirían cuatro días en huelga de hambre.
Esmeralda Manzano, de 17 años de edad, denunció que cuando estaba en el interior de una de las casas de campaña, recibió un golpe en la cabeza que la descalabró. Mostró la herida que debió ser cerrada con ocho puntadas.
Posteriormente llegaron otros 25 sujetos encapuchados que lanzaron una “bomba de humo” y después golpearon y persiguieron a los 23 estudiantes, entre hombres y mujeres, que a esa hora se encontraban en el Zócalo.
Fidel Sánchez, de la Facultad de Economía, uno de los jóvenes que estaba en huelga de hambre, relató que fue despertado por los golpes. Aunque en ese momento levantaron las manos y dijeron estar dispuestos a retirarse, aseguró que los sujetos no dejaron de agredirlos.
En medio de agresiones verbales y empujones, indicó, fue llevado hasta una camioneta negra cerrada sin logotipos y con vidrios polarizados que estaba estacionada en la calle 2 Sur. “Empecé a gritar mi nombre y a decir que me estaban llevando por si alguien no me había visto”, recordó.
Los estudiantes se quejaron de que al lado de esa camioneta estaban policías que no los ayudaron.
“Suben a otros compañeros a la misma camioneta y a todos nos empiezan a golpear”, agregó Fidel: “Me golpearon con bates y muchos puñetazos en la cara, tenía mucha sangre entre la nariz y mi boca, y se pararon sobre mi cuello, ya no me podía mover, me estaba ahogando y aun así me seguían pegando”.
“Nos decían: no que te sentías muy chingoncito, primero muy valiente y ahora chillas como nena (…) varias veces nos dijeron que nos iban a hacer lo mismo que a los normalistas, que a ver quién nos iba a encontrar después hubo mucha tortura psicológica y física”.
Al tiempo que los golpeaban y gritaban esas amenazas, arrancaron a gran velocidad en la camioneta: “Todo el camino fui con un desarmador en la nuca, me decía que si me movía me lo iban a enterrar”.
Otra joven relató que en el trayecto le rasgaron los pantalones y le quitaron la ropa interior y advirtieron que la violarían, junto a sus compañeros.
Entre sollozos y visiblemente temblorosa, una jovencita identificada como Magaly contó cómo la tomaron de los cabellos para aventarla al interior de la camioneta. Quedaron abajo las mujeres y encima de ellas lanzaron a los hombres.
“Nos íbamos asfixiando, no podíamos respirar y encima esos malditos caminaban arriba de nosotros, nos golpeaban con palos y nos torturaban con desarmadores, nos amenazaban de muerte, que nos iba a pasar lo mismo que a los de Ayotzi”, dijo mientras se quejaba de dolores en todo el cuerpo.
Les advirtieron que tenían que entregar los celulares, los “manosearon” para verificar que no trajeran ningún aparato y después les ataron las manos.
Llegaron a un lugar que en un principio no identificaron, pero luego supieron que era un terreno baldío del Complejo Industrial 2000, en la carretera a Tehuacán, en donde los bajan de la camioneta. A los hombres los obligan a quitarse el pantalón y los zapatos.
“Nos decían que eso era para que aprendiéramos a respetar la autoridad”, señaló otro de los jóvenes.
“Nos tiran (al suelo) y nos dicen: el primero que levante la cabeza, se la vamos a volar”, recordó Fidel: “La neta, en ese momento pensamos que nos habían sacado para matarnos ahí, que era la intención, a todos nos pasó nuestra vida por la mente… en verdad creímos que nos iban a matar”.
Sin embargo, los sujetos se subieron a la camioneta y se marcharon. “Un compañero se logra desatar y nos ayuda a los demás, en ese momento nos dimos cuenta que éramos ocho, nos abrazamos y lloramos”.
Indicó que luego de eso empezaron a caminar y que apenas habían avanzado unas tres cuadras cuando se encontraron con una persona que identifica como funcionario de la Secretaría de Gobierno del Estado, que iban en una camioneta Ram negra.
“Bajó la ventana, se empezó a reír y nos dijo: ‘cuídense chamacos’. Se siguió riendo y se fue”, narró.
Los jóvenes siguieron caminando hasta encontrarse con personas que los ayudaron, les dieron primeros auxilios, proporcionaron ropa, dieron de comer y les prestaron celulares para que pudieran comunicarse.
Posteriormente, se refugiaron en una casa, donde planeaban estar escondidos por varios días, pero se enteraron de que el CUE daría una rueda de prensa por lo que decidieron presentarse en ese lugar para denunciar lo ocurrido. Dos de los jóvenes no acudieron porque fueron resguardados por sus padres, mientras que una de las jóvenes decidió abandonar el movimiento.
La segunda represión
La segunda embestida ocurrió unos minutos después de la primera agresión, cuando los estudiantes que se libraron de ser “levantados” regresaron al campamento para ver si estaban aún en el lugar sus pertenencias, mochilas, casas de campaña y equipo de sonido.
Apenas inspeccionaban el lugar cuando regresaron 10 sujetos encapuchados que se distinguían porque además de tubos, palos y varillas, también traían machetes.
“Empezamos a correr y debo agradecer a los meseros de los portales y a los taxistas que nos defendieron, incluso a algunos meseros los tiraron y les empezaron a dar de varillazos, a los taxistas les rompieron los vidrios, les decían que no se metieran, que no era con ellos”, relató un estudiante que se identificó como Miguel Ángel.
Mientras, mencionó, los policías, que estaban en unas seis patrullas alrededor del Zócalo, sólo se mantenían como observadores, a pesar de que los supuestos porros persiguieron por varias cuadras a los muchachos. Incluso un estudiante señaló que en el momento de la represión marcó a la línea de emergencias 066 para pedir auxilio, pero sólo le colgaron.
“Lo único que pedimos son salones para dar asesorías gratuitas ¿y nos mandan este tipo de intimidaciones? entendemos que este es el diálogo del rector Alfonso Ortiz Esparza, que es el diálogo de Peña Nieto y de Moreno Valle”, reclamó Sánchez.
Los jóvenes acudieron al hospital Universitario para pedir la atención médica y para que certifiquen las heridas que presentan ya que, aseguraron, presentarán una denuncia contra quien resulte responsable.
La BUAP se deslinda
La BUAP condenó la agresión contra estudiantes por parte de un grupo de choque:
“La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla condena enérgicamente la agresión a los estudiantes producida en la madrugada de este domingo. La BUAP descalifica las versiones de que fueron “porros” de la rectoría de la universidad los que provocaron estos lamentables incidentes”, refiere la institución en un comunicado.
“Además, la BUAP lamenta profundamente el altercado y reprueba cualquier hecho de violencia sin importar quién lo genere; estará pendiente del deslinde de responsabilidades correspondiente que derive de este hecho”, agrega.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
Cinco de los ocho jóvenes aparecieron públicamente casi 24 horas después de la agresión, justo cuando los integrantes del Colectivo Universitario para la Educación Popular (CUEP) ofrecían una rueda de prensa en el Paseo Bravo para denunciar el desalojo del que fueron víctimas por parte de presuntos grupos porriles custodiados por policías estatales y municipales.
Con hematomas visibles, manchas de sangre en sus ropas y aún bajo crisis nerviosas, dos muchachos y tres jovencitas narraron que el grupo de choque que los agredió, además de golpearlos con bates, varillas, tubos, macanas y desarmadores, los mantuvo secuestrados durante al menos una hora y media bajo la amenaza de que los desaparecerían.
Desde el jueves, cinco estudiantes de la BUAP realizaban una huelga de hambre en el Zócalo de esta ciudad para pedir que la rectoría les permita usar las instalaciones a fin de impartir cursos propedéuticos gratuitos para el examen de admisión a la universidad.
En la rueda de prensa, los jóvenes explicaron que fueron reprimidos en dos ocasiones, la primera cuando un grupo de unos 30 sujetos se llevó a ocho de los participantes en la protesta y la segunda minutos después, cuando los estudiantes trataron de recuperar las pertenencias que guardaban en el campamento.
Un cartel que portaba una joven resumía la protesta: “1968-2015, ser estudiante más peligroso que ser delincuente”.
Diego, estudiante de la Facultad de Contaduría Pública, quien estaba de guardia en el campamento, contó la forma en que inició el operativo represivo, alrededor de las 3:20 de la madrugada:
“En su mayoría venían en estado de ebriedad y venían drogados (…) al principio seis sujetos se acercaron al campamento, uno de ellos se bajó la bragueta, sacó su parte, su sexo, nos la enseñó y nos dijo que nos iba a cargar la chingada”.
Luego de esto, señaló que los agresores tomaron sillas y golpearon las casas de campaña donde dormían los estudiantes, quienes ayer domingo cumplirían cuatro días en huelga de hambre.
Esmeralda Manzano, de 17 años de edad, denunció que cuando estaba en el interior de una de las casas de campaña, recibió un golpe en la cabeza que la descalabró. Mostró la herida que debió ser cerrada con ocho puntadas.
Posteriormente llegaron otros 25 sujetos encapuchados que lanzaron una “bomba de humo” y después golpearon y persiguieron a los 23 estudiantes, entre hombres y mujeres, que a esa hora se encontraban en el Zócalo.
Fidel Sánchez, de la Facultad de Economía, uno de los jóvenes que estaba en huelga de hambre, relató que fue despertado por los golpes. Aunque en ese momento levantaron las manos y dijeron estar dispuestos a retirarse, aseguró que los sujetos no dejaron de agredirlos.
En medio de agresiones verbales y empujones, indicó, fue llevado hasta una camioneta negra cerrada sin logotipos y con vidrios polarizados que estaba estacionada en la calle 2 Sur. “Empecé a gritar mi nombre y a decir que me estaban llevando por si alguien no me había visto”, recordó.
Los estudiantes se quejaron de que al lado de esa camioneta estaban policías que no los ayudaron.
“Suben a otros compañeros a la misma camioneta y a todos nos empiezan a golpear”, agregó Fidel: “Me golpearon con bates y muchos puñetazos en la cara, tenía mucha sangre entre la nariz y mi boca, y se pararon sobre mi cuello, ya no me podía mover, me estaba ahogando y aun así me seguían pegando”.
“Nos decían: no que te sentías muy chingoncito, primero muy valiente y ahora chillas como nena (…) varias veces nos dijeron que nos iban a hacer lo mismo que a los normalistas, que a ver quién nos iba a encontrar después hubo mucha tortura psicológica y física”.
Al tiempo que los golpeaban y gritaban esas amenazas, arrancaron a gran velocidad en la camioneta: “Todo el camino fui con un desarmador en la nuca, me decía que si me movía me lo iban a enterrar”.
Otra joven relató que en el trayecto le rasgaron los pantalones y le quitaron la ropa interior y advirtieron que la violarían, junto a sus compañeros.
Entre sollozos y visiblemente temblorosa, una jovencita identificada como Magaly contó cómo la tomaron de los cabellos para aventarla al interior de la camioneta. Quedaron abajo las mujeres y encima de ellas lanzaron a los hombres.
“Nos íbamos asfixiando, no podíamos respirar y encima esos malditos caminaban arriba de nosotros, nos golpeaban con palos y nos torturaban con desarmadores, nos amenazaban de muerte, que nos iba a pasar lo mismo que a los de Ayotzi”, dijo mientras se quejaba de dolores en todo el cuerpo.
Les advirtieron que tenían que entregar los celulares, los “manosearon” para verificar que no trajeran ningún aparato y después les ataron las manos.
Llegaron a un lugar que en un principio no identificaron, pero luego supieron que era un terreno baldío del Complejo Industrial 2000, en la carretera a Tehuacán, en donde los bajan de la camioneta. A los hombres los obligan a quitarse el pantalón y los zapatos.
“Nos decían que eso era para que aprendiéramos a respetar la autoridad”, señaló otro de los jóvenes.
“Nos tiran (al suelo) y nos dicen: el primero que levante la cabeza, se la vamos a volar”, recordó Fidel: “La neta, en ese momento pensamos que nos habían sacado para matarnos ahí, que era la intención, a todos nos pasó nuestra vida por la mente… en verdad creímos que nos iban a matar”.
Sin embargo, los sujetos se subieron a la camioneta y se marcharon. “Un compañero se logra desatar y nos ayuda a los demás, en ese momento nos dimos cuenta que éramos ocho, nos abrazamos y lloramos”.
Indicó que luego de eso empezaron a caminar y que apenas habían avanzado unas tres cuadras cuando se encontraron con una persona que identifica como funcionario de la Secretaría de Gobierno del Estado, que iban en una camioneta Ram negra.
“Bajó la ventana, se empezó a reír y nos dijo: ‘cuídense chamacos’. Se siguió riendo y se fue”, narró.
Los jóvenes siguieron caminando hasta encontrarse con personas que los ayudaron, les dieron primeros auxilios, proporcionaron ropa, dieron de comer y les prestaron celulares para que pudieran comunicarse.
Posteriormente, se refugiaron en una casa, donde planeaban estar escondidos por varios días, pero se enteraron de que el CUE daría una rueda de prensa por lo que decidieron presentarse en ese lugar para denunciar lo ocurrido. Dos de los jóvenes no acudieron porque fueron resguardados por sus padres, mientras que una de las jóvenes decidió abandonar el movimiento.
La segunda represión
La segunda embestida ocurrió unos minutos después de la primera agresión, cuando los estudiantes que se libraron de ser “levantados” regresaron al campamento para ver si estaban aún en el lugar sus pertenencias, mochilas, casas de campaña y equipo de sonido.
Apenas inspeccionaban el lugar cuando regresaron 10 sujetos encapuchados que se distinguían porque además de tubos, palos y varillas, también traían machetes.
“Empezamos a correr y debo agradecer a los meseros de los portales y a los taxistas que nos defendieron, incluso a algunos meseros los tiraron y les empezaron a dar de varillazos, a los taxistas les rompieron los vidrios, les decían que no se metieran, que no era con ellos”, relató un estudiante que se identificó como Miguel Ángel.
Mientras, mencionó, los policías, que estaban en unas seis patrullas alrededor del Zócalo, sólo se mantenían como observadores, a pesar de que los supuestos porros persiguieron por varias cuadras a los muchachos. Incluso un estudiante señaló que en el momento de la represión marcó a la línea de emergencias 066 para pedir auxilio, pero sólo le colgaron.
“Lo único que pedimos son salones para dar asesorías gratuitas ¿y nos mandan este tipo de intimidaciones? entendemos que este es el diálogo del rector Alfonso Ortiz Esparza, que es el diálogo de Peña Nieto y de Moreno Valle”, reclamó Sánchez.
Los jóvenes acudieron al hospital Universitario para pedir la atención médica y para que certifiquen las heridas que presentan ya que, aseguraron, presentarán una denuncia contra quien resulte responsable.
La BUAP se deslinda
La BUAP condenó la agresión contra estudiantes por parte de un grupo de choque:
“La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla condena enérgicamente la agresión a los estudiantes producida en la madrugada de este domingo. La BUAP descalifica las versiones de que fueron “porros” de la rectoría de la universidad los que provocaron estos lamentables incidentes”, refiere la institución en un comunicado.
“Además, la BUAP lamenta profundamente el altercado y reprueba cualquier hecho de violencia sin importar quién lo genere; estará pendiente del deslinde de responsabilidades correspondiente que derive de este hecho”, agrega.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
viernes, 6 de febrero de 2015
Inician huelga de hambre estudiantes de la BUAP
PUEBLA, Pue: Cuatro estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) iniciaron hoy una huelga de hambre para exigir que se les permita el uso de aulas para dar cursos propedéuticos gratuitos a aspirantes a ingresar a la casa de estudios.
Integrantes del Colectivo Universitario para la Educación Popular (CUEP) explicaron que desde 2010 iniciaron la labor de preparar a jóvenes que no pueden pagar los seminarios oficiales que ofrece la rectoría de la BUAP para presentar el examen de admisión.
La huelga de hambre fue iniciada en un campamento que instalaron en el Zócalo de esta ciudad los estudiantes Francisco Ramos, de la Facultad de Derecho; Miguel Ángel García, de Economía; Gabriela Zambrano, de Ingeniería, y Juan Carlos Serrano, de Biotecnologías.
Ramos relató que este año tienen la solicitud de mil 800 jóvenes para tomar este curso que ofrecen estudiantes de licenciatura de la misma casa de estudios sin ningún costo, pero que la BUAP no les permite usar las instalaciones universitarias para impartirlos.
“Pedimos un respeto al derecho universitario a generar proyectos académicos en pro de la sociedad, nosotros creemos que no estamos fuera de la legalidad, que estamos en un proyecto que es en beneficio de las personas que no pueden pagar el seminario que ofrece la BUAP”, reclamó.
Luego señaló que en otros años han tenido que dar la preparación para el examen de admisión en los parques del Centro Universitario, pero que desde el 2014 ya no les permitieron siquiera el ingreso, por lo que tuvieron que buscar aulas alternas de otras escuelas.
El año pasado, aseguró, de mil 600 jóvenes que tomaron este curso alternativo un total de mil 532 lograron pasar el examen de admisión de la BUAP.
“La rectoría tiene como argumento central que el seminario ya existe y no tiene por qué haber otro, pero ese curso cuesta alrededor de 500 pesos, y hay jóvenes que no pueden pagar ese dinero y pueden tener la opción de prepararse con nosotros”, explicó.
También dijo que la rectoría de la BUAP les ha ofrecido instalar una mesa de diálogo, por lo que estaban en espera de que exista una respuesta positiva a su planteamiento, que aseguran se encuentra respaldado en los estatutos como un derecho de los estudiantes de usar las instalaciones para generar proyectos académicos.
Los jóvenes además advirtieron que temen ser desalojados del zócalo luego de que funcionarios del gobierno estatal acudieron para amenazarlos.
Hasta esta noche, la BUAP no había emitido postura alguna sobre este ayuno que iniciaron los activistas del CUEP.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
Integrantes del Colectivo Universitario para la Educación Popular (CUEP) explicaron que desde 2010 iniciaron la labor de preparar a jóvenes que no pueden pagar los seminarios oficiales que ofrece la rectoría de la BUAP para presentar el examen de admisión.
La huelga de hambre fue iniciada en un campamento que instalaron en el Zócalo de esta ciudad los estudiantes Francisco Ramos, de la Facultad de Derecho; Miguel Ángel García, de Economía; Gabriela Zambrano, de Ingeniería, y Juan Carlos Serrano, de Biotecnologías.
Ramos relató que este año tienen la solicitud de mil 800 jóvenes para tomar este curso que ofrecen estudiantes de licenciatura de la misma casa de estudios sin ningún costo, pero que la BUAP no les permite usar las instalaciones universitarias para impartirlos.
“Pedimos un respeto al derecho universitario a generar proyectos académicos en pro de la sociedad, nosotros creemos que no estamos fuera de la legalidad, que estamos en un proyecto que es en beneficio de las personas que no pueden pagar el seminario que ofrece la BUAP”, reclamó.
Luego señaló que en otros años han tenido que dar la preparación para el examen de admisión en los parques del Centro Universitario, pero que desde el 2014 ya no les permitieron siquiera el ingreso, por lo que tuvieron que buscar aulas alternas de otras escuelas.
El año pasado, aseguró, de mil 600 jóvenes que tomaron este curso alternativo un total de mil 532 lograron pasar el examen de admisión de la BUAP.
“La rectoría tiene como argumento central que el seminario ya existe y no tiene por qué haber otro, pero ese curso cuesta alrededor de 500 pesos, y hay jóvenes que no pueden pagar ese dinero y pueden tener la opción de prepararse con nosotros”, explicó.
También dijo que la rectoría de la BUAP les ha ofrecido instalar una mesa de diálogo, por lo que estaban en espera de que exista una respuesta positiva a su planteamiento, que aseguran se encuentra respaldado en los estatutos como un derecho de los estudiantes de usar las instalaciones para generar proyectos académicos.
Los jóvenes además advirtieron que temen ser desalojados del zócalo luego de que funcionarios del gobierno estatal acudieron para amenazarlos.
Hasta esta noche, la BUAP no había emitido postura alguna sobre este ayuno que iniciaron los activistas del CUEP.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: GABRIELA HERNÁNDEZ.
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