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Crisis: Tendencias y alternativas

El sistema de dominación y acumulación en que vivimos -conocido como capitalismo- tiene como atractor principal: la acumulación de poder y riquezas. En su comportamiento actual, para lograr sus fines el sistema emplea todos los modos de producción que lo precedieron. Combina el trabajo asalariado con el esclavismo, y uno y otro con el trabajo del siervo y con las nuevas formas de tributación y despojo, que hoy se ocultan en deudas impagables y réditos usureros, que los acreedores cobran con bienes y territorios por las buenas o por la fuerza.
A los países endeudados, cuando les llega la hora de pagar y no tienen con qué, los hacen acumular deuda sobre deuda y pagar más y más intereses hasta que por fin los embargan y los obligan a desnacionalizar y privatizar propiedades nacionales y estatales… es decir, los despojan. Esa es la nueva acumulación primitiva o por desposesión en una de sus muchas variantes. Todo ocurre en un conocido proceso por el que los gobiernos deudores someten sus decisiones, su dignidad y sus políticas a las corporaciones y complejos acreedores, que son quienes realmente mandan.
Los políticos colaboracionistas creen que ser un buen político es obedecer a esos que mandan, es enriquecerse con los que mandan, y es llegar a ser como los que mandan. Piensan que así es la vida, y hasta dicen y se dicen, que la historia también es así, y que quienes no entienden los cambios actuales se están aferrando a un pasado que ya no existe, y se ocultan los avances con sus necios prejuicios.
Piensan también que en este mundo, aunque no lo digamos, todos somos sinvergüenzas, pero que ellos -los políticos distinguidos, y que mandan queramos o no- son más inteligentes y eficaces que quienes los critican. Ganas tuvieran sus opositores de ser como ellos. Así piensan.
Todo lo anterior parecería anecdótico si no sirviera para darnos cuenta que la crisis que vivimos es una crisis económica, moral, intelectual, política y social. Es una crisis que abarca todas las actividades de la vida humana, incluso las del conocimiento de lo que pasa y de lo que va a venir en el mundo y el país, en que sus trabajadores de tierra, mar y aire, sus campesinos, agricultores y mineros, sus comunidades indígenas y no indígenas, sus sectores medios y sus juventudes, tendrán más posibilidades de defenderse, y de ganar, si a una organización de organizaciones sectoriales, regionales, fabriles, comunales, barriales, añaden la organización desde abajo y con los de abajo de su voluntad colectiva y personal; la organización de su conocimiento y del saber, la organización de su conciencia para mejor lograr lo que los trabajadores y los pueblos quieren, y para impulsar -lo que es fundamental- el fortalecimiento y organización de nuestra moral de lucha, de nuestra moral de cooperación, de compañerismo, y, también, de concertación de voluntades tanto para resistir, como para luchar, y construir las relaciones y estructuras de otro mundo posible y necesario en que, con la democracia -como poder del pueblo- este organice la vida y el trabajo para alcanzar esa emancipación, esa libertad y ese respeto a las diferencias de raza, edad, sexo, religión, filosofía, para las que la humanidad dispone hoy de conocimientos y técnicas que consoliden la emancipación humana.
Si los sueños del pasado se quedaron en sueños -y los sueños, sueños son-, hoy, con las técnicas de organización de que disponemos y una fuerte moral colectiva, se pueden realizar, si no cejamos en nuestra decisión de lucha y nos organizamos en redes, en coordinadoras, en colectividades, en comités de fábrica, de barrio, de calle y en otros enlaces presenciales y a distancia, que constituyan un nuevo tipo de partido capaz de construir las bases de otro mundo posible.
Hoy podemos hacer que nuestra lucha solidaria de pueblos y trabajadores viva ese paso de lo ideal que se vuelve real. Sí se puede, aunque estemos en plena tormenta, o por eso mismo.
La crisis en que vivimos es una crisis que rompe muchas de las tendencias que se daban, en particular las que buscan su solución dentro del actual sistema de dominación y acumulación capitalista, con sus mentirosos actos caritativos, generosos, humanitarios, y hoy, hasta dizque para salvar la tierra que ellos mismos están destruyendo con su entrañable codicia.
Las grandes crisis de este sistema de dominación y acumulación movido por el afán de poder, de riquezas y utilidades no sólo obedecen a que baja la tasa de utilidades de las compañías, o a que hay problemas de sobreproducción o de subconsumo. No sólo se deben a especulaciones de unos cuantos banqueros que quiebran a miles de deudores, como la crisis que se desencadenaron en 2008 y que sirvió de detonador de la que el mundo todavía no sale.
Las crisis se producen también deliberadamente por las corporaciones financieras para maximizar su poder, sus riquezas y utilidades, para debilitar a los trabajadores y hacerlos que pierdan sus derechos y bajen la fuerza de sus demandas y, que hasta para comer se sometan a toda suerte de tiempos, ritmos, riesgos, salarios de hambre, enfermedades seguras, y daños incurables.
Las crisis inducidas sirven a la vez para que las grandes corporaciones hagan negocios a costa de medianas y pequeñas empresas, y hasta de países a lo que sacan fuera de los mercados nacionales e internacionales, o a los que entre deudas, presiones y colusiones someten, suplantan o integran a sus propias compañías privadas -como es el caso del petróleo mexicano-, o de inmensas regiones del territorio nacional que pasan y pasarán a ser “enclaves coloniales”.
Las crisis inducidas se enfocan también contra los servicios públicos que los grandes capitales quieren privatizar a toda prisa, o en incesantes acometidas, como ocurre con las universidades, los hospitales, las pensiones… y con la educación toda, que buscan desmoronar para transformarla en negocios de unos cuantos.
En los servicios públicos codiciados incluyen hasta las pensiones y jubilaciones y el conjunto de la seguridad social. Todas esas actividades en vez de ser una carga fiscal aumentan sus haberes y poderes. Así como patrones de la educación forman estudiantes mental y materialmente eficaces y eficientes para los servicios que requieren, y como patronos de los hospitales estimulan tratamientos y medicamentos que duran tanto como lo que permiten los recursos y seguros de los clientes…
Empeñados en tan fieros empeños, los grandes patrones ni por asomo piensan en las personas a las que despojan y ponen en la calle, sanos o enfermos, y que de la noche a la mañana se quedan sin recursos para sus gastos elementales de salud, educación, pensiones, producción, comunicación, servicios, alimentación y hasta de agua para beber.
Es más a quienes se vuelven vendedores de la calle, cuidadores de automóviles, boleros, plomeros, relojeros les quitan sus trabajos con persecuciones de la policía o con productos que ya no tienen compostura, o que “compactos” salen de las grandes fábricas y cuando una pieza no sirve se van a la basura.
La variada ofensiva afecta a grandes y pequeños países, campos y ciudades, montes y lagos; ríos y mares; suelos y subsuelos lo cual significa una creciente disminución de los empleos y de las fuentes de trabajo, medidas a las que acompañan con macropolíticas de represión y corrupción que no sólo incluyen la violación de los derechos nacionales sobre el territorio, la población, la soberanía, sino los derechos humanos que ellos mismos dicen defender y que de por sí ya están muy limitados.
Entre sus agresiones destaca el incesante ataque a los derechos agrarios de las comunidades, y el despojo por narcos y mafiosos de los recursos y las tierras de ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios. La ofensiva no sólo incluye los derechos sociales y los de agricultores y campesinos sino los derechos sindicales, y los derechos ciudadanos. Es más a la devaluación de la moneda, a la inflación creciente que prepotentemente juraron controlar, añaden la congelación de salarios en moneda y especie, o en servicios y mercados antes subsidiados y hoy desaparecidos o por desaparecer, a favor de las megaempresas que todo lo producen y todo lo venden, hasta las semillas de que la vida no nace, y los remedios que desatan pandemias.
Mientras eso y más ocurre -y al mismo tiempo- los hacedores de tanto daño se pasean y pavonean haciendo como que son grandes señores, respetables funcionarios, responsables y seguros empresarios, eficientes y eficaces hombres de Estado. A su pública apariencia añaden un doble teatro que también pone en crisis la realidad. Desapareciéndola… ¡La realidad no aparece!
De un lado si el éxito de la dominación en crisis se debe a la cooptación y colusión de cuadros y clientelas subordinadas y subrogadas que circulan a través de todo el sistema gubernamental abierto y encubierto, de otro se debe al arte maravilloso de la televisión, de la propaganda a la sociedad de consumo, combinada con mezclas, alianzas y amalgamas de una macropolítica de corrupción y represión que funciona desde los grandes mandos de la globalización neoliberal y “desde la sombra” hasta los gobiernos y grupos criminales abiertos y encubiertos que juegan sus respectivos papeles entre autonomías y sujeciones, entre soberanías y servidumbres, amalgamadas o coludidas.
Con razón muchos autores no sólo hablan de una crisis del capitalismo sino de una crisis de la civilización. Algo de eso es lo que está pasando aquí y en el mundo que domina el complejo empresarial-militar-político y mediático de Estados Unidos y de la Unión Europea, con sus redes de aliados, socios y subordinados de una globalización que se distingue de la política imperialista anterior, por lo menos en dos terrenos: Uno consiste en que más que dominar a los Estados-nación desde un centro rector, las sedes imperiales están organizando una burguesía global, cuyos enlaces consolidados reciben el apoyo necesario para enriquecerse y acumular, siempre que del ingreso nacional total, las corporaciones se queden con la mayor parte. A esas medidas que organizan la lucha de clases global, quienes de veras mandan añaden otras por las que regularmente dominan a sus socios periféricos. Consisten estas en darles “luz verde” en la corrupción y la represión, una corrupción y represión de las que se benefician en grande las metrópolis y que la banca mundial oculta, cuando en realidad son ellas y ella quienes hacen del narcotráfico y el terrorismo uno de los principales negocios del “enlace globalizador” de las corporaciones financieras, armamentistas, mineras, agroindustriales, constructoras, y de los variados servicios que les dan para la construcción de infraestructuras y meganegocios en las ciudades y territorios de la periferia, al tiempo que los gobiernos nativos adquieren cuantiosas deudas interiores-exteriores, que no destinan al desarrollo del país, sino a la importación de materiales y productos que los prestamistas producen y de que se deshacen en ventas negociadas para el descomunal enriquecimiento y la buena marcha de las corporaciones y sus deudores.
La creciente deuda externa no se emplea así para adquirir bienes de producción que les hagan competencia en medio de la crisis sino para la adquisición de bienes de consumo que las corporaciones no tienen a quien vender.
A tan nuevas y renovadas medidas se añade otra más que es importante señalar y es la que concierne a la organización global de la lucha de clases, que corresponde a la impresionante novedad de los llamados “golpes de Estado blandos” aplicados sobre todo contra los llamados “gobiernos progresistas” o “de izquierda”.
En la lucha global de clases se usan, con beneficios sin cuento, los vínculos entre el crimen organizado y el gobierno local, asesorado e informado este por el gobierno global y apoyados abiertamente por las burguesías nacionales. En la lucha se combinan las guerras “internas”, reales, con las virtuales, con o sin uso de los militares, y mediante la combinación de la inflación con el desabasto, de la publicidad y la propaganda con los agentes provocadores…
La novedad prevaleciente se basa en el uso de las contradicciones de clase de pueblos y trabajadores que tiran a los gobiernos progresistas con el apoyo del poder legislativo y el judicial y a veces con el del segundón en el poder ejecutivo, todo en medio de un ejército que defiende el orden legal existente. La globalización es otro imperialismo, muy otro, en occidente y también en oriente; en el neoliberalismo de aquí y en el estatismo no menos sofisticado de allá.
En cuanto a los gobiernos que luchan eficaz y eficientemente en las redes de lo socios comprometidos y leales, la globalización neoliberal apoya su fidelidad siempre que le den más y más de lo que les piden o que no incurran en desobediencias. En ambos casos se les amenaza con denunciarlos y, si es necesario, cuando ya no le sirven, las propias corporaciones y complejos apoyan las denuncias de latrocinios y crímenes, y les aplican los calificativos de “gobiernos fallidos” o de “gobiernos canallas”. Así es el arte de gobernar “eficientemente”, así se ejerce una llamada “democracia” que ha sido privatizada por las grandes corporaciones y utilizada por clase política para ocupar puestos jugosos de elección popular y disponer de las ventajas y concesiones de que se sirven sus jefes políticos y clientelas.
En México el sistema político, con sus sindicatos y organizaciones del antiguo sector popular, obrero y agrario actúa en un mundo fantasmagórico en que las mutuas acusaciones de corrupción o violencia criminal, individual y colectiva, generalmente son inconsecuentes, y “allí quedan” -en meras denuncias-; mientras los partidos políticos, a más de sus luchas internas y de sus alianzas desideologizadas entre los que se dicen de derecha o de izquierda, más que presentar y defender un programa alternativo socialdemócrata, o reformista, o que retome como programa la Constitución que ya se deshizo, se dedican a acusaciones personales de latrocinios, crímenes, y flaquezas, con un agravante más: Que cuando presentan un programa para la solución de los problemas nacionales y sociales, su candidatos, una vez elegidos casi siempre se olvidan de las promesas, y muestran, con variados tonos, su pobre y elocuente deterioro moral.
En medio de tan grave situación se dan dos circunstancias a nivel mundial que hacen cada vez más necesaria la organización de los pueblos y los trabajadores: La amenaza a la vida en la tierra si el capitalismo subsiste, y el horror sistémico que vive la humanidad con la actual organización del trabajo y de la vida.
Para la solución de todos esos problemas y para el establecimiento de una democracia desde abajo y con los de abajo, el papel de los trabajadores va a ser crucial y a su presencia como actores fundamentales de la emancipación quiero dedicar unas palabras finales, a reserva de referirme en otra ocasión al reciente Congreso Nacional Indígena y del EZLN con su extraordinario acuerdo de consultar a sus comunidades sobre la posibilidad de librar la lucha electoral con todos los mexicanos que se sumen al proceso emancipador, y que para ello funden el poder del pueblo mexicano. Los trabajadores cumplirán en este y en todos los proyectos emancipadores un papel fundamental para su organización y éxito.
De hecho, todos los problemas referidos incluyen la presencia activa de los trabajadores en su sentido más amplio, que es el correcto y, al mismo tiempo hay otros problemas que directamente les conciernen y de que me gustaría hablar, así como, de los retos que se les presentan para una organización y una lucha que pueda hacer el pueblo trabajador, uno de los actores que con sus vanguardias construya la democracia, es decir, la soberanía del pueblo sobre la de monarcas, oligarquías, burocracias y corporaciones.
La crisis está afectando en el mundo y en nuestro país a los trabajadores como a la inmensa mayoría de los seres humanos y amenaza con afectarlos como a todos los seres vivos y al planeta Tierra. Esto es científicamente exacto. Pero por lo que se refiere a los trabajadores, algunos datos y cifras pueden ser muy ilustrativos, y son esenciales para darnos cuenta de la urgente tarea de organizarnos y de las mejores formas de hacerlo.
Empleo un estilo telegráfico para dar cuenta de algunos. Según la Organización Internacional del Trabajo 25 millones de personas son víctimas de trabajo forzado. Según la Walk Free Foundationel número de esclavos en México es de 376 mil 800 personas. Los peligros de desempleo por la robotización y el uso de nuevas tecnologías y de “sistemas inteligentes” varían en las distintas regiones y en una misma región. El riesgo de la automatización del trabajo en los países de la OCDE alcanza 9%. Parece estar subestimado…
Una investigación de la Universidad de Oxford calcula que los trabajos en alto riesgo de perderse alcanzan al 47% en Estados Unidos. En todos estos casos se habla de trabajos que pueden ser automatizados en una década o dos. La mayoría corresponde a transportes, labores de producción y también de trabajo administrativo y de oficina. Otra amenaza más se refiere a los desplazados por la violencia, que según el Consejo Noruego para refugiados en México llegan por lo menos a 281 mil 400 internos con unos que son masivos -es decir de 10 o más familias-, y en que destacaron 15 estados.
De 2007 a 2011 se estima que pasaron a Estados Unidos 115 mil personas de las 254 mil que querían entrar sólo desde Ciudad Juárez.
Como la ayuda a los campesinos ha sido totalmente abandonada de acuerdo con la política neoliberal globalizadora, 11 millones 300 mil mexicanos se encuentran en la extrema miseria, cifra proporcionada por Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el Coneval. Entre trabajadores, periodistas, estudiantes, líderes comunales y muchos otros, como víctimas se registran más de 100 mil homicidios intencionales de 2006 a 2012, según el Informe Especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
Según cifras estimadas de organizaciones de la sociedad civil el promedio anual de migrantes indocumentados que ingresa a México puede llegar a 400 mil. Y hay migrantes que llegan de Asia, África, el Caribe y Sudamérica, que tratan de pasar a Estados Unidos como indocumentados por ciudades del este y el oeste. La emigración actual es inmensa; la del futuro tiende a ser mayor.
No puede uno ignorar que todos estos datos son muy “incómodos” para los ricos y los poderosos y para quienes los encubren y ensalzan, o simplemente, no quieren oír nada del mundo desagradable. Pero son muy importantes para quienes creemos que otro mundo es posible y luchamos poco o mucho para que hasta lo que parece imposible sea posible como decía aquél letrero del 68. Y querríamos terminar este recuento refiriéndonos a los jóvenes que son quienes van a vivir en el futuro inmediato como trabajadores manuales e intelectuales. Sobre todos en ellos pesa el peligro de la privatización de escuelas y universidades.
Al conflicto magisterial que la llamada reforma educativa alentó se añaden crecientes daños y amenazas a las escuelas y universidades públicas. En ambos niveles, niñez y juventud viven problemas que parecen identificarse con una política expresa -y no sólo indirecta- de desarrollo del subdesarrollo. No debemos nada más enfrentar esa política sino acrecentar las fuerzas de pueblos y trabajadores y de las organizaciones que con ellos y para ellos luchan por otra organización del trabajo y de la vida.
Ser trabajador es ser obrero, campesino, empleado, profesor, ingeniero, médico, abogado, y profesionista en el uso de las manos y la inteligencia. Si en los trabajadores productivos se encontró por la teoría crítica al protagonista de la emancipación, la historia fue mostrando varios hechos significativos que es necesario llevar a la conciencia y a la acción. Uno de ellos es que a los trabajadores de la producción industrial se tienen que añadir hoy los de la agricultura, los de las comunidades, los desplazados, los sin papeles y también los de la distribución, los transportes y servicios, así como los trabajadores que viniendo de las clases subalternas y de los sectores medios viven en carne propia y en su conciencia, la irracionalidad de un sistema dominado por quienes están enfermos de poder, utilidades y riquezas, a tal grado que se ocultan el estado universal de barbarie y de inmoralidad que el sistema dominante impone, amenazando hoy la existencia de la propia vida de sus beneficiarios y la de sus descendientes, hechos todos que no son producto de mentes deprimidas a las que acusan de catastrofistas, sino de quienes, junto con los pueblos y los trabajadores organizados en su moral de lucha y de cooperación, lidiaremos y venceremos.





Fuente: La Jornada
Autor: Pablo González Casanova
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/10/20/crisis-tendencias-y-alternativas

El trabajo y la domesticación del sistema

De. Manuel Sánchez

Dentro de la sociedad, existen los domesticados y domesticadores; estos domesticados se dividen en dos clases: los que trabajan por gusto a su trabajo y los que trabajan para obtener un salario.

Aquellos a quienes aparentemente les gusta su trabajo, deben entonces entender y aceptar que no importa el fin de su trabajo, sino su realización; no importa el 'producto', sino la labor realizada para terminar dicho 'producto'. Al aceptar que su trabajo lo realizan por gusto, este se convierte entonces en lo más importante para su vida, en su sentido de existencia, y esto es así debido al sistema capitalista, ya que intrínsecamente este sistema pone al trabajo como lo más 'sagrado'. Sin embargo, esa idea de 'gusto' por su trabajo es tremendamente falsa, el domesticado ha sido entrenado para desarrollar ese gusto, su mente ha sido expuesta a una infinidad de signos provenientes del sistema, los cuales han arrojado significados que han ido condicionando el gusto de tal individuo.

El domesticado a quien no le gusta su trabajo y sólo lo realiza para obtener un fin, entiende que no importa lo que realiza sino el producto de ello, el cual forzosamente es el salrio; el entrenamiento que recibió este domesticado, fue basado en su exposición a signos que le construyeran necesidades de consumo, esto no quiere decir que el otro tipo de domesticado no las tenga, sino que el interés 'sagrado' de este segundo tipo de domesticado, es obtener dinero para consumir, mientras que el primero consume como un premio a su trabajo, siendo el trabajo mismo su interés más 'sagrado'.

Ambos tipos de domesticados trabajan para mantener el sistema, el trabajo en sí no tiene ningún valor, no dignifica, no honra, es absurdo; su importancia es otorgada de acuerdo al sistema regente, y, trabajar en el sistema capitalista es aceptar la esclavitud, es someterse como domesticado o domesticador -el domesticador trabaja domesticando a los individuos, a través de la construcción y el mantenimiento de subsistemas que conforman la totalidad del sistema-.

La clase política promete soluciones para ambos tipos de domesticados, soluciones falsas obviamente, útiles sólo para ganar votos y mantener el contrato social vigente y con eso su dominio sobre los gobernados; estas falsas soluciones son la promesa de 'mejores' trabajos y mejores salarios; el domesticado cae como si estuviera enamorado de quien promete esto ya que ve una oportunidad de satisfacer o bien su falso gusto por su trabajo o bien sus necesidades de consumo con un salario más alto; así mismo, los domesticados enaltecen al burgues quien a través de su empresa, 'amablemente' y de forma 'filantrópica' y 'altruista', le da a los domesticados el preciado trabajo.


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Las premisas del cambio social

Para dominar más fácilmente a los trabajadores y frenar las rebeliones, el capitalismo promueve el individualismo; el egoísmo; las diferencias sexuales, raciales, étnicas, nacionales; la división según el origen de los explotados y oprimidos; la discriminación de grupos enteros de ellos. Controla además la vida de los productores, imponiendo los ritmos y las condiciones de trabajo y rebajando mediante la inflación los salarios reales para obligar a más trabajo forzoso, y también controla el tiempo libre de los trabajadores en su casa o en sus diversiones, envenenándolos con un flujo de informaciones destinadas a sembrar resignación, conservadurismo, egoísmo y explosiones violentas individuales en el deporte que ha pervertido y convertido en negocio de las grandes empresas, pero que todavía es percibido por los aficionados como pequeña revancha y desahogo semanal.

Lo que queda de los sentimientos comunitarios y solidarios fue relegado a las fiestas pueblerinas de los santos patronos o a los desastres, cuando se apela a la acción popular para suplir la terrible incapacidad e indiferencia del Estado capitalista. El ser humano, convertido en mercancía en el trabajo y consumidor adicto de mercancías muchas veces inútiles, se deshumaniza cada vez más.

Sin embargo, como demuestran las bases del EZLN, es posible combatir contra esta imposición capitalista desarrollando experiencias autonómicas, impidiendo la difusión de las drogas, el alcohol, la prostitución e impulsando la ayuda mutua, el tequio y todas las formas de solidaridad y de control colectivo de la vida social.

La autonomía de un municipio no puede ser completa sin relaciones solidarias y planificación del comercio, el transporte, el uso del agua, la incineración de residuos y la sanidad elemental con los municipios cercanos de la misma cuenca o situados sobre la misma carretera; y el interés común debe imponerse sobre los problemas añejos que a veces existen para crear y ampliar una acción comunitaria que beneficie a todos.

El desarrollo de todas los gérmenes de poder popular –autodefensas frente al narcotráfico o los taladores y ladrones de madera; policías comunitarias, asambleas para elegir las autoridades locales; cooperativas de producción o de consumo; ligas deportivas auto organizadas; conjuntos musicales locales o regionales– no sólo es fundamental para evitar que los jóvenes forzados a la emigración vuelvan deformados socialmente por su inserción en Estados Unidos y para combatir el individualismo y el egoísmo, sino también crea la acción y los pensamientos colectivos, que son los elementos primarios para construir una alternativa socialista al capitalismo.

El triunfo de ésta se prepara a partir de dos factores fundamentales. Por un lado, el desarrollo de las luchas de las que surge solidaridad y conciencia, frena la tendencia del capital a roer los salarios reales con depreciaciones, inflación o, directamente, con leyes liberticidas y se defiende u obtiene así un nivel de cultura y las condiciones materiales básicas para poder ser un ciudadano. Por otro lado, con el desarrollo moral mediante la creación de relaciones de compañerismo y de fraternidad que permitan arrancar a las nuevas generaciones de la influencia nefasta de la ideología que propaga el capitalismo por todos los medios. En este campo es también fundamental la defensa de los maestros, que son superexplotados y de quienes depende la formación de los niños.


En México el territorio nacional está lleno de conflictos sociales, desde la justa lucha de la tribu yaqui hasta, en Chiapas, la resistencia de las bases zapatistas en sus territorios siempre cercados y amenazados. Pero, con excepción de la muy joven y aún débil Nueva Central obrera y de la Organización Política de los Trabajadores (OPT), también en fase de consolidación, así como de algunos intentos de indígenas, las luchas se dan en orden disperso y sobre bases sólo regionales, mientras la ofensiva capitalista está centralizada a escala nacional y mundial. México, a diferencia de todos los otros países latinoamericanos, jamás tuvo una huelga general nacional solidaria. Es esencial por eso desarrollar la solidaridad con las luchas obreras y democráticas hasta llegar a la preparación de una huelga general obrera y nacional para imponer el cese de la represión estatal y de los asesinatos, la derogación de las leyes represivas o antinacionales, un plan nacional de creación de trabajo elaborado democráticamente región por región y la nacionalización de los bancos con control de sus trabajadores para evitar la fuga de capitales.

Al mismo tiempo, hay que defender la auto organización obrera y popular en la solución de los principales problemas del país. Es aberrante la sustitución del conocimiento y de la voluntad de los trabajadores por un puñado de supuestos especialistas en constitucionalismo, de cualquier signo político. Son los trabajadores de la Ciudad de México mismos quienes deben darse su Constitución, con la ayuda de juristas y expertos, previa amplia discusión en las colonias y en todo lugar de trabajo, y el paternalismo aparatista y sustitucionista de los que creen tener el monopolio del saber es un insulto al pueblo mexicano y una agresión la democracia peor incluso de las que todos los días cometen los diputados y senadores. Los intelectuales honestos, que por soberbia pero en buena fe aceptaron ser nombrados a dedo constituyentes, deberían pedir disculpas a los ciudadanos y renunciar a sus cargos, poniéndose a disposición de la organización democrática de una Constituyente por la población capitalina. No puede salir nada sano y bueno de una maniobra antidemocrática desde el vértice del establishment criollo.



Fuente: La Jornada

Autor: Guillermo Almeyra
http://www.jornada.unam.mx/2016/03/13/opinion/015a1pol

Las etnias de Chiapas casi sin agua pero ahogadas en Coca-Cola

Un documental francés, Coca-Cola, la fórmula secreta, transmitido por la televisión de Bélgica hace tres años, molestó enormemente a esa compañía refresquera, la cual incluso se quejó ante el consejo deontológico de la prensa belga. El documental relata las peripecias de una reportera francesa para conocer la receta precisa del refresco. Y entre sus descubrimientos está que uno de los ingredientes principales… es agua. En grandes cantidades. Tres litros del líquido se necesitan para elaborar uno de la bebida azucarada. Y uno de los sitios donde la multinacional obtiene esa materia prima, casi gratis y a costa del desabasto de la población local, es Chiapas.

BRUSELAS (Proceso).- Coca-Cola: la fórmula secreta es el título de un documental que relata las vicisitudes de la periodista francesa Olivia Mokiejewski para conocer los ingredientes con los que se elabora ese refresco, los cuales resguarda la compañía con celo militar.

Uno de esos ingredientes es agua. Por eso una parte del documental está filmado en la zona de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde abunda.

La periodista, que viajó a esa localidad, señala que para producir un litro de Coca-Cola son necesarios tres litros de agua.

“Agua no es lo que falta –señala la voz superpuesta de Mokiejewski–. La región es una reserva de México: un paraíso para los fabricantes de refrescos. No es por azar que en los ochenta Coca-Cola decidió instalar una fábrica aquí.”


La periodista entrevista al hidrólogo Antonino García, quien explica que la refresquera se instaló “estratégicamente” en ese sitio para poder sacar directamente agua de los mantos freáticos de San Cristóbal. Afirma que todos los días extrae 750 mil litros, suficientes para abastecer a una población de 10 mil personas diariamente.

–Me imagino que con toda el agua que extrae, Coca-Cola debe pagar muy caro para compensar a toda la región por eso –comenta la joven periodista.

García, riendo, responde que no. Coca-Cola pagó apenas 25 mil euros en 2003, y todo gracias a los favores del entonces presidente Vicente Fox, quien fue presidente de la compañía en México.

Mokiejewski reflexiona: “25 mil euros por centenas de millones de litros de agua: el principal ingrediente de Coca-Cola no le costaría prácticamente nada a la compañía”.

El documental explica que hay cinco comunidades que dependen de los mismos mantos freáticos explotados por la refresquera. Ahí el agua es cada vez más escasa.

Una familia de uno de esos poblados le muestra a la periodista que en ese momento no tienen agua y que cada vez es más frecuente el desabasto. Abren la llave y no sale nada. Deben utilizar agua de lluvia o de pozo, que no es potable y enferma a los niños.

Mokiejewski expone ante la cámara: “Privados de agua en una región en la que sobra, los habitantes contactaron a Coca-Cola. Pero la multinacional asegura que no hay ningún vínculo entre su bombeo intensivo y la escasez de agua. El colmo de la ironía: cuando en el pueblo no hay agua, los niños toman refresco. Es una historia sin fin, una trampa en la que están atrapados los indígenas de Chiapas”, razona Mokiejewski mientras aparece la imagen de un niñito, casi un bebé, tomando refresco de cola de un biberón.

Ese fragmento del reportaje se incluye específicamente en una queja que la empresa Coca-Cola Services Belgique presentó el 22 de mayo pasado ante el Consejo de Deontología Periodística de Bélgica (CDPB) contra la compañía pública Radio Televisión Belga Francófona (RTBF), que transmitió en este país el documental francés.

Este consejo, creado en 2009 y formado por 20 periodistas y editores, recibe quejas y ofrece su opinión sobre casos relacionados con el tratamiento de la información en el conjunto de los medios belgas. Su secretario general, André Linard, comenta a Proceso que esa instancia nunca había recibido una demanda internacional de tal naturaleza.

La refresquera acusó ante el CDPB que la investigación relativa a México contiene “informaciones inexactas”, además de que todo el reportaje muestra “una voluntad manifiesta de destruir la reputación de Coca-Cola”.

El pasado 1 de diciembre, el organismo deontológico publicó sus conclusiones: el documental, sentencia, siguió un método de investigación periodística “correcto” y la periodista que efectuó el trabajo, Olivia Mokiejewski, respetó las pautas éticas profesionales.

El consejo no encontró en el documental violaciones al código deontológico belga ni “fallas de investigación y respeto a la verdad” (artículo 1), ni “ausencia de verificación de las fuentes” (artículo 4) y tampoco “deformación de información o eliminación de informaciones esenciales” (artículo 3).

Documental “correcto”

El documental Coca Cola: la fórmula secreta fue realizado en 2012 por la productora francesa Nilaya y coproducido por France Télévisions, el grupo audiovisual del Estado francés. Está filmado en Francia, Estados Unidos y México y fue transmitido originalmente en el canal de televisión pública France 2 como parte del programa de investigaciones periodísticas Infrarouge. Su duración es de 65 minutos; la parte relativa a México dura 12 minutos.

En Bélgica el documental fue difundido en cuatro ocasiones en el canal Uno de la RTBF en enero de 2013. Antes de la cuarta redifusión, el 13 de mayo de 2015, Coca-Cola refiere que se comunicó con la RTBF para exigirle que rectificara las supuestas informaciones erróneas, lo cual rechazó la televisora.

Una parte importante del reportaje transcurre en Estados Unidos (Atlanta, Nueva York y California), donde por medio de entrevistas con fuentes de primera mano la periodista logra dar con la fórmula secreta de la Coca-Cola. Entre esos componentes hay extracto de hojas de coca (las cuales se importan de Perú y Bolivia y sirven para dar el aroma amargo al refresco); una cantidad de azúcar equivalente a 10 cucharadas soperas por cada lata del producto, y un caramelo químico, el E.150D, que en 2007 se reveló cancerígeno (causa leucemia en animales).

Las autoridades sanitarias de California limitaron el uso del E.150D a 29 microgramos por cada lata de Coca-Cola, señala a la reportera francesa Mike Jacobson, director del Centro de Ciencias de Interés Público californiano. En los documentos que enseña el experto a la cámara se observa que en México se permiten 147 microgramos del químico por lata.

La refresquera asegura que perdió 1 millón 600 mil euros en ventas en Bélgica como resultado de las primeras cuatro transmisiones del documental.

Según consta en la resolución del CDPB, al cual tuvo acceso el corresponsal, la emisora argumentó en su defensa que no había producido el reportaje y, por tanto, no podía responder con detalle sobre cada afirmación precisa del mismo.

Alegó también que “el objetivo del documental nada más es informar” y consideró que “el resultado (informativo) es suficientemente creíble para que France Télévision lo difunda sin modificaciones, a pesar de las críticas”.

La televisora belga puntualiza que durante su investigación Mokiejewski no obtuvo respuestas precisas de la firma cuando la buscó: “Rehusarse a dar entrevistas constituye siempre un riesgo y es muy fácil quejarse después”, reclama la RTBF a Coca-Cola, en cuya demanda también asegura que es mentira que la refresquera se haya negado a responder sus cuestionamientos y que en todo caso “ella no se dirigió a los interlocutores que podían contestarle”.

En el documental la periodista menciona que durante dos meses solicitó entrevistas a dirigentes de la empresa, para lo cual envió 21 correos electrónicos e hizo 12 llamadas telefónicas. En una de ellas se escucha a una persona de prensa de la compañía negarle definitivamente cualquier declaración.

En otra secuencia se ve a Mokiejewski ir a buscar a un domicilio particular en Estados Unidos al presidente y director ejecutivo de la firma, Muhtar Kent. Por el intercomunicador del portón de la casa, ella explica que lleva dos meses pidiendo una entrevista con Kent, pero la persona que la escucha le cuelga groseramente, por lo que sólo deja encima del aparato una hoja con su solicitud de entrevista.

Paraíso refresquero

Otro fragmento rodado en México y que también integra la denuncia de Coca-Cola en Bélgica tiene que ver con el precio del refresco, que se menciona en el documental.

Ese episodio comienza cuando Mokiejewski expone: “Los mexicanos se han convertido en los mayores consumidores de Coca-Cola del mundo. Y en Chiapas se rompen los récords: tres latas diarias por habitante”.

Mientras viajan en una camioneta por un camino local, Marcos Arana, médico y experto en salud pública, comenta a la periodista que en esa región las madres dan de tomar Coca-Cola a sus hijos antes de los dos años de edad, con lo que deforman sus hábitos alimenticios y los vuelven adictos al azúcar.

Arana invita a la periodista a contar las tienditas que venden Coca-Cola: se encontraron 166 en 42 kilómetros que recorrieron.

Las imágenes de jovencitos indígenas reunidos afuera de una de esas tiendas se suceden. Mokiejewski dice: “Un país pintado en rojo y blanco, el modelo económico perfecto para Coca-Cola. Hasta en el pueblo más alejado de Chiapas la multinacional ha puesto en marcha una estrategia imbatible”.

La periodista se refiere al préstamo de refrigeradores exclusivos para los productos de ese fabricante de refrescos, lo cual le platica un tendero a quien entrevista.

Afuera de una tienda hay una especie de cartel, que dan las empresas con las fotografías de diferentes bebidas y sus respectivos precios. Se indica que un litro de Coca-Cola cuesta siete pesos; el de agua, ocho pesos. La botella de tres litros de Coca Cola se vende a 21 pesos. Arana comenta que tres litros de agua deben valer entonces 24 pesos. “El agua es más cara que la Coca-Cola; ese es el problema”, resume la periodista.

Enseguida, con una voz de fondo afirma: “Hoy los indígenas de Chiapas no pueden vivir sin Coca. A tal punto que la marca se ha logrado imponer en la religión y reemplaza el pox, la bebida tradicional, en las ceremonias sagradas”.

La reportera asiste a un rezo familiar en que se pide por la salud de un niño que tiene fiebre. Describe así la escena: “Para satisfacer a los dioses, no hay menos de siete botellas de Coca en ofrenda”.

El patriarca de la familia, un hombre de edad avanzada, afirma muy orgulloso que la bebida ya es parte de la “cultura” de la región, y explica que los eructos que causa ahuyentan a los malos espíritus. Sus dichos son intercalados en el reportaje con imágenes de los miembros de la familia tomando Coca-Cola en pequeños vasos y con una actitud ritual, incluso cerrando los ojos.

El último comentario de Mokiejewski en la parte chiapaneca de su documental es aterrador: “En México, 70% de la población padece sobrepeso u obesidad. Según el Observatorio Mexicano de la Salud en 2020 lo padecerá 100% de la población”.

Caso inédito

Proceso contactó a Mokiejewski, quien dijo no tener conocimiento de la queja de Coca-Cola en Bélgica.

Por su parte, André Linard, secretario general del Consejo de Deontología Periodística de Bélgica, explica: “Nosotros no rehacemos la investigación de la periodista; lo que examinamos es cómo trabajó: si todas las reglas éticas del ejercicio periodístico fueron respetadas. En este caso no vamos a ir a Chiapas para verificar”.

No obstante, durante los ochenta y noventa Linard viajó a Chiapas unas siete u ocho veces para hacer coberturas periodísticas. Estuvo en particular en San Cristóbal, por lo que, dice, “conocía el contexto de la demanda” de Coca-Cola.

Linard no comprende las razones por las cuales Coca-Cola pretendió desacreditar el trabajo periodístico del reportaje francés en Bélgica, pero subraya: “Desde hace seis años de existencia del consejo hemos tratado más de 300 expedientes y no recuerdo la queja de una empresa conocida internacionalmente con relación a una producción de contenido periodístico difundido en Bélgica”.

El fallo del CDPB tiene un carácter moral entre el gremio periodístico; no deriva en sanciones materiales ni multas.

–Si la opinión del consejo hubiera sido contraria a la RTBF, ¿qué hubiera ocurrido? –se le pregunta.

–Una opinión negativa significa que constatamos una falta deontológica, y en ese momento el medio afectado está obligado a informar a su público de nuestra decisión a través de una mención en su sitio de internet. No hay censura: no vamos a prohibir la difusión futura de un reportaje, pero la RTBF hubiera tenido que tomar en cuenta nuestra decisión al plantearse una nueva difusión del documental. El medio es responsable de tomar una decisión al respecto. No tenemos derecho a prohibir la publicación de nada. La libertad de expresión es un derecho fundamental.

La resolución del consejo refiere que en el caso de la información que se maneja en el fragmento mexicano del documental, “la problemática que se aborda genera debates, tanto en lo referente a la cantidad de agua necesaria como a los efectos de la producción chiapaneca sobre las poblaciones locales”.

Y remata: “El tono dominante es crítico, pero eso es legítimo por parte de los medios, ya que son contrapoderes. No porque un reportaje es crítico está tomando partido o es imparcial”.



Fuente: Proceso
Autor: Marco Appel
http://www.proceso.com.mx/429101/las-etnias-de-chiapas-casi-sin-agua-pero-ahogadas-en-coca-cola

La nueva poda del capitalismo

MÉXICO, DF: El capitalismo es un sistema que no sólo admite interrupciones de sus ciclos sino que las necesita. El fluido del capital no es lineal como se supondría desde un estudio superficial sino que, aunque la acumulación tiene una ley general propia, su proceso carece de un tracto sucesivo.

Los cambios en el proceso económico-técnico son los elementos que le brindan al capitalismo su vitalidad, sin ellos caería por sí mismo, lo cual podría ocurrir sólo en un extremo histórico. El hecho concreto es que hoy en día el capitalismo está dando a luz a algo nuevo en su propio proceso de acumulación. Esto lleva a la crisis.

El alto crecimiento del producto en algunos países llamados emergentes se debió a su doble capacidad de captación de inversión extranjera para la producción industrial manufacturera y a su gran capacidad de producción y consumo de bienes primarios y de energéticos. Por ello, en la lista ha estado primero China pero también Brasil junto con otros pocos países de crecimiento extraordinario.

Mientras, el estancamiento de las economías europeas se ha debido a una composición orgánica de capital demasiado alta, en el cual el capital constante (así llamado en economía política) tiene un peso muy grande, pues los insumos industriales se apreciaron en las últimas décadas empezando por los energéticos.

Ahora, como respuesta, las materias primas (incluyendo alimentos) van a la baja, por lo que los productores van a la ruina relativa y los países consumidores van a financiar de tal forma su capital variable (salarios) y a sufragar una parte de su capital constante. En consecuencia, Europa se está recuperando al igual que Estados Unidos pero China y Brasil, junto con otros, reducen su ritmo de expansión.

¿Cómo queda aquí México? Pues tiene todo lo malo del fenómeno y nada de lo bueno del mismo. El petróleo se ha depreciado brutalmente mientras que los alimentos relativamente baratos presionan hacia un estancamiento de los salarios, pero los campesinos, que aún son un millón de productores, no alcanzan a cubrir ni los gastos.

Mientras, la baja en los precios de productos primarios está mejorando la composición orgánica del capital de los países de economías más industrializadas, con lo cual se ha podido elevar en términos relativos los salarios y, con ello, impulsar los mercados internos que de éstos dependen, al igual que el empleo. Estados Unidos y Europa no van mal. México seguirá sin embargo en la misma lamentable situación de estancamiento crónico.

La reducción del precio del crudo ha pasado de una recaudación petrolera equivalente a 30%, a menos del 15, pero lo importante no es el porcentaje sino los dólares que se han dejado de recibir por parte del Estado. Gracias a la reforma de hace dos años, el fisco mexicano se ha defendido hasta cierto punto.

Sin embargo, la inversión pública de México es de las más bajas en los países de su clase y el empleo no se expande porque el mercado interno se encuentra estancado (la mayoría de las nuevas altas al Seguro Social son de empleos informales que ya existían antes de la reforma mencionada).

La enorme plataforma manufacturera de exportación ha creado un sector de obreros bien pagados que no alcanza a ser suficiente para promover una expansión del mercado interno porque, además, esos obreros consumen principalmente bienes manufacturados de importación; si no fuera por los alimentos del diario, sería casi como si vivieran en Estados Unidos. Sobre esta base es muy difícil sacar provecho a ese tipo de industrialización con tecnología globalizada que es la predominante en México.

En China baja la bolsa y, en consecuencia, lo mismo ocurre en otros países, pero en nuestro país, cuando tal fenómeno se presenta, las acciones vendidas en los remates bursátiles se convierten al instante en dólares para ser depositados en cuentas denominadas en esa moneda dentro o fuera del país.

Si hay mucha venta accionaria habrá mucha compra de dólares. A esto hay que agregar las operaciones con bonos de deuda pública y las de deuda privada. Los repliegues en estos renglones han significado la compra en el mercado cambiario mexicano de decenas de millones de dólares: el peso llegará a 18 pesos por dólar y contando. Que no se siga pensando como lo hace Agustín Carstens, de la manera más ilógica, que eso no afectará los precios internos: ya ha empezado a hacerlo. Que no se siga diciendo tampoco que es imposible una gran corrida financiera frente a la cual la reserva se haría polvo.

El mundo está entrando en una nueva poda del capitalismo. Para México, el problema es que ésta como las anteriores no le favorece sino que, como antes, también le perjudica.

El país se encuentra en una situación en la que su política económica, es decir, la de sus sucesivos gobiernos, no se ha hecho para aprovechar ningún cambio en la situación mundial y mucho menos para sacar ventaja de nuevas crisis que pudieran proveer las mejoras que el destino le ha negado a México.

Los brasileños podrían decir que le sacaron suficiente raja a los tiempos de buenos precios y expansión comercial, al menos en unos cuantos años sustrajeron de la pobreza a 30 millones, pero los mexicanos no pueden decir nada agradable y mucho menos esperanzador cuando tienen un gobierno anacrónico.


Tenemos ya más de 20 años de estancamiento: del PRI al PAN y de nuevo al PRI; ¡increíble!

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PABLO GÓMEZ.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=425544