En la audiencia que duró 30 minutos Caro Quintero, alías "R1", fue resguardado por cinco marshalls, entró caminando vestido con una camisola color naranja y el overol color caqui de los reos federales.
El juez Frederic Block de la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York le dio un plazo de 90 días al Departamento de Justicia para que defina si la pena de muerte está como sentencia máxima para el narcotráficante mexicano Rafael Caro Quintero, acusado de trasiego de drogas, del secuestro, tortura y asesinato en 1885 del agente de la DEA, Enrique "Kiki" Camarena.
En la audiencia que duró 30 minutos Caro Quintero, alías "R1", fue resguardado por cinco marshalls, entró caminando vestido con una camisola color naranja y el overol color caqui de los reos federales.
La fiscal Sarita Komatireddy a pregunta del juez sobre si en este acaso se solicitará la pena de muerte, dijo que "es una posibilidad que estamos discutiendo y aún no se ha decidido".
En la audiencia, la abogada de oficio Elizabeth Macedonio, especialista en casos de pena de muerte fue asignada como abogada del caso del narcotraficante mexicano.
"Este es un caso complejo que necesitamos saber si se lleva a cabo de manera rápida, pero en cumplimiento con la ley", dijo el juez Block tras darle el plazo de 90 días al Departamento de Justicia, para que en la audiencia del próximo 25 de junio le notifiquen si pedirán como castigo la pena capital para Caro Quintero en caso de ser declarado culpable de los delitos.
En esta audiencia celebrada en Brooklyn, Nueva York, también fue presentado para otra sesión de procedimiento Ismael Quintero Arellano, sobrino del "R1".
Durante la comparecencia, Caro Quintero, que estuvo observando todo el tiempo al juez y a la mesa de los fiscales por debajo de la mesa, no dejaba de tamborilear sus dedos sobre la silla, físicamente se veía mejor que en la audiencia anterior en la que se presentaron más de 100 agentes de la DEA.
En la audiencia de este miércoles, en la sala del juez Block estuvieron presentes unos 40 agentes de la DEA y unos 10 marshalls federales, todos para un momento mediático de enviar una señal de que a Caro Quintero se le debe castigar con todo el peso de la ley por haber estado involucrado en el asesinato de uno de ellos.
A la salida y frente a la Corte los agentes de la DEA se colocaron en hilera para posar a las cámaras de los medios de comunicación, un acto inusual para los procedimientos judiciales tradiciones en Estados Unidos.
FUENTE: PROCESO.
AUTOR: J. JESÚS ESQUIVEL.