Las Casas de la Mujer Indígena no han recibido completo el dinero que les corresponde para atender a víctimas de violencia, porque supuestamente no es propicio dárselos por la pandemia de COVID-19.
La Casa de la Mujer Indígena (CAMI) La Paloma – Ju Wokkow, en Navojoa, Sonora, pidió un préstamo para poder operar mientras llegaba el presupuesto anual que otorga el gobierno a estas organizaciones comunitarias. Le correspondía poco más de un millón de pesos y solía entregarse en mayo de cada año, pero el pasado abril, se suspendió la convocatoria por la que se reparte el dinero con el argumento de que no era propicio dárselos con la pandemia de COVID-19, a pesar de que la atención a víctimas de violencia de género había sido declarada como actividad esencial.