Aldo Gutiérrez, en estado vegetativo desde hace casi un año. Esperamos que se recupere, dice la familia pese al pronóstico adverso.
En estado vegetativo, sin esperanza de recuperación, pues el pronóstico médico es: muy malo para la vida, se encuentra Aldo Gutiérrez Solano desde el 26 de septiembre de 2014, cuando recibió un balazo que le destruyó la mayor parte del cerebro. Con apenas 20 años, el estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa está inconsciente y hospitalizado.
Él fue uno de los primeros heridos en aquella noche de enfrentamiento con policías municipales de Iguala. Se bajó de uno de los autobuses en que viajaban los normalistas para mover una patrulla que obstruía el paso, según cuentan sus compañeros a los familiares.
Desde esa noche, el estudiante perdió la conciencia. Casi un mes después, y por exigencia de la familia, fue trasladado al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) Manuel Velasco Suárez, donde aún se encuentra, en una habitación privada del cuarto piso de hospitalización y bajo estricto cuidado y vigilancia del personal médico y policial.
Ahí mismo están, de manera permanente, dos miembros de la familia Gutiérrez Solano, quienes se turnan cada semana para cuidarlo. No lo dejamos solo ni lo dejaremos, aunque es una situación desgastante en todos sentidos, porque no podemos hacer más por él, comenta uno de los hermanos de Aldo.
Los especialistas del INNN les dijeron, indican los familiares: que lo dejemos al tiempo, que estemos preparados para cualquier cosa y que no desesperemos. El entrevistado admite que Aldo ha tenido buena atención: le practican estudios de tomografía por si acaso se registra algún cambio en el cerebro, y de laboratorio para detectar infecciones, las cuales en la condición en que se encuentra, son frecuentes.
El normalista requiere de una sonda, que llega directamente a su estómago, para alimentarse. Casi desde el principio le practicaron una traqueotomía (perforación en el cuello) para que respirara, la cual aún tiene. Debido a que no se mueve, le han salido escaras (llagas) en la espalda que algunos días mejoran y otros se ponen peor.
Los cuidadores de Aldo saben que tiene infecciones con frecuencia, porque presenta fiebre de hasta 40 grados centígrados y en ocasiones le dura varios días, comenta el familiar entrevistado, quien por seguridad prefiere omitir su nombre.
Aunque reconocen que Aldo está en una condición crítica, nadie en la familia pierde la esperanza de que se recupere. Por eso han solicitado e insisten en que el normalista sea examinado por médicos e instituciones del extranjero. Esa misma petición la llevarán hoy a la reunión que los padres de los normalistas desaparecidos sostendrán con el presidente Enrique Peña Nieto. Desde ayer, Leonel, padre del normalista, y otro de sus hijos están en la ciudad de México.
Dijeron que plantearán al titular del Ejecutivo que los apoye para llevar al estudiante a otro país, si es necesario.
Especialistas consultados por La Jornada explican que la lesión de Aldo es irreversible, médicamente ya no hay nada que hacer y en el INNN ayudan a mantenerlo estable, pero nada más. La familia puede llevárselo a su casa, pero prefiere que permanezca en el instituto, porque allá, en Ayutla, donde viven, se carece de las condiciones para atenderlo de manera adecuada.
FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ.
En estado vegetativo, sin esperanza de recuperación, pues el pronóstico médico es: muy malo para la vida, se encuentra Aldo Gutiérrez Solano desde el 26 de septiembre de 2014, cuando recibió un balazo que le destruyó la mayor parte del cerebro. Con apenas 20 años, el estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa está inconsciente y hospitalizado.
Él fue uno de los primeros heridos en aquella noche de enfrentamiento con policías municipales de Iguala. Se bajó de uno de los autobuses en que viajaban los normalistas para mover una patrulla que obstruía el paso, según cuentan sus compañeros a los familiares.
Desde esa noche, el estudiante perdió la conciencia. Casi un mes después, y por exigencia de la familia, fue trasladado al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) Manuel Velasco Suárez, donde aún se encuentra, en una habitación privada del cuarto piso de hospitalización y bajo estricto cuidado y vigilancia del personal médico y policial.
Ahí mismo están, de manera permanente, dos miembros de la familia Gutiérrez Solano, quienes se turnan cada semana para cuidarlo. No lo dejamos solo ni lo dejaremos, aunque es una situación desgastante en todos sentidos, porque no podemos hacer más por él, comenta uno de los hermanos de Aldo.
Los especialistas del INNN les dijeron, indican los familiares: que lo dejemos al tiempo, que estemos preparados para cualquier cosa y que no desesperemos. El entrevistado admite que Aldo ha tenido buena atención: le practican estudios de tomografía por si acaso se registra algún cambio en el cerebro, y de laboratorio para detectar infecciones, las cuales en la condición en que se encuentra, son frecuentes.
El normalista requiere de una sonda, que llega directamente a su estómago, para alimentarse. Casi desde el principio le practicaron una traqueotomía (perforación en el cuello) para que respirara, la cual aún tiene. Debido a que no se mueve, le han salido escaras (llagas) en la espalda que algunos días mejoran y otros se ponen peor.
Los cuidadores de Aldo saben que tiene infecciones con frecuencia, porque presenta fiebre de hasta 40 grados centígrados y en ocasiones le dura varios días, comenta el familiar entrevistado, quien por seguridad prefiere omitir su nombre.
Aunque reconocen que Aldo está en una condición crítica, nadie en la familia pierde la esperanza de que se recupere. Por eso han solicitado e insisten en que el normalista sea examinado por médicos e instituciones del extranjero. Esa misma petición la llevarán hoy a la reunión que los padres de los normalistas desaparecidos sostendrán con el presidente Enrique Peña Nieto. Desde ayer, Leonel, padre del normalista, y otro de sus hijos están en la ciudad de México.
Dijeron que plantearán al titular del Ejecutivo que los apoye para llevar al estudiante a otro país, si es necesario.
Especialistas consultados por La Jornada explican que la lesión de Aldo es irreversible, médicamente ya no hay nada que hacer y en el INNN ayudan a mantenerlo estable, pero nada más. La familia puede llevárselo a su casa, pero prefiere que permanezca en el instituto, porque allá, en Ayutla, donde viven, se carece de las condiciones para atenderlo de manera adecuada.
FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ.