El caso de Ernestina Ascencio, ocurrido en 2007, generó indignación al tratarse de un abuso a una mujer indígena cometido presuntamente por miembros del Ejército Mexicano. El enojo creció cuando las investigaciones fueron encaminadas a defender la imagen de los militares, respaldados por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa. Pero de acuerdo con documentación filtrada por el grupo “Guacamaya”, esa defensa se extendió hasta el año 2019, en el actual Gobierno.
Gastritis crónica, anemia, sangrado digestivo, neumonía. Estos son algunos de los padecimientos que las autoridades aseguraron que provocaron la muerte de Ernestina Ascencio, una indígena de 73 años perteneciente a la comunidad náhuatl Tetlatzinga de la Sierra de Zongolica, en Veracruz.
Esa lista de enfermedades fue dada a conocer por el Ministerio Público estatal y fue respaldada tanto por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y por el Presidente de la República de ese entonces, Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012). Esa versión buscó echar abajo lo que la señora Ernestina alcanzó a denunciar en sus últimas horas de vida: que había sido agredida sexualmente por militares ese 25 de febrero de 2007.